25/11/07

El Espíritu Santo...¡ y ese quién es? (2)

Nos alegra mucho lo que sigue: Bienaventurados los que sin haber visto creyeron. Sentencia en la que, sin duda, estamos incluidos nosotros, que confesamos con el alma al que no hemos visto en la carne. Se alude a nosotros, con tal que vivamos conforme a la fe; porque sólo cree de verdad el que practica lo que cree"

San Gregorio


COMO SE ABRE EL AULA Y COMO SE CIERRA

Pero esa escuela o aula que el Espíritu Santo pone en el alma tiene sus normas. Francisca J. del Valle era una mujer pobre de un pueblo de Castilla, que trabajaba como costurera; trataba mucho al Espíritu Santo, y escribió cosas sobre El que superaban a la más alta teología. Ella da algunas normas de esta escuela:


1) "Este Divino Maestro pone su escuela en el interior de las almas que se lo piden y ardientemente desean tenerle por maestro"

Fíjate por qué es chocante. La escuela está en el interior mío , pero quien pone la escuela es El; y si él, que es el Maestro, no quiere, yo no puedo entrar en ella. O lo que es lo mismo, está cerrada. Puedo entrar cuando El me mete; y me mete cuando se lo pido y quiero de verdad esta r en esa Escuela, cuando quiero que El sea mi Maestro, llevar las lecciones al día; es decir cuando quiero ser santo, cuando quiero quererle. Por lo tanto, lo primero es querer y pedírselo. No es lo mismo decir quiero, que decir... bien, no me importa. ¿Quieres en serio?

2) "En esta escuela todo es de practicar lo que te enseñan, y si no lo practican, es cosa concluida; la escuela se cierra y no se abre"

Está claro: si no se le hace caso a lo que va enseñando, se cierra la escuela y ya deja de enseñar. Por eso muchas veces decimos con razón que tal cosa no se me ocurre, no me acuerdo...: quizá sea porque las primeras veces no lo hicimos por pereza y el Espíritu ha cerrado la Escuela. Si este es tu caso, párate ahora y empéñate en insistirle hasta que te meta en la Escuela y te enseñe como Maestro.

3) "El Espíritu-Maestro se da tal arte y maña... para enseñar..., es tan hábil y tan sabio, tan poderoso y sutil, que, sin saber uno cómo, se siente todo cambiado al poco tiempo de estar con El en esta escuela"

Por eso no hay agobios: lo importante lo hace El; lo que hago yo es dejarle hacer , poner en práctica esas pequeñas cosas que me dice. Y sin darme cuenta, sin saber cómo, al cabo del tiempo me sorprendo con cambios grandes que me llenan de felicidad.

4) "A los principios calla, tolera, y no castiga; (...) y nunca pide ni exige lo que no podemos".

5) "Todo hay que practicarlo desinteresadamente, si no nuestras obras no tienen mérito"
Es decir, no hay que hacer las cosas por mí, por ganar yo, sino por El.


6) "Su modo de enseñar no es con la palabra; (...) su modo de enseñar es por medio de una luz clara y hermosa que El pone en el entendimiento; junto con la luz da como un dardazo a la voluntad, y la voluntad al recibirla se siente toda encendida en amor a su Dios."


Así habla: dando luz para entender , para darse cuenta; y moviendo la voluntad: despertando ganas o voluntad de querer. Cuantas veces se oye decir: a mí Dios no me dice nada. Mal asunto entonces: o no sabes cómo habla, o realmente no te habla. Y si no te habla no es porque no quiera, sino porque no le dejas hablar o no le dejas mandar.

7) "Nos dice que hablemos y obremos siempre con sencillez" (sin engaños, sin dobles intenciones...)

8)"Nos exhorta que seamos exigentes con nosotros mismos (....) y a tener mucha tolerancia con los demás".


DONES DEL ESPIRITU SANTO

Ya tenemos claro que el Espíritu Santo es nuestro, nos lo ha dado Dios. Y cuando uno vive con El su vida, cuando le trata, el Espíritu le hace unos regalos o dones. Son el don de ciencia, consejo, inteligencia, sabiduría, piedad, fortaleza y temor.


LOS FRUTOS DEL ESPIRITU

Jesucristo es la vid, y nosotros los sarmientos . Y quiere Jesús que los sarmientos den frutos. Esos frutos que el Espíritu Santo da en el alma del cristiano son el amor, la alegría, la paz, la paciencia y la longanimidad, la bondad y la benignidad, la mansedumbre y la fidelidad, la modestia, la continencia y la castidad.

Recuerdo un campamento en el que estuve con un grupo de montañeros. Ya el segundo día uno de ellos fue apodado con este elocuente sustanti­vo : electrón. Todos le llamaban así por su marcada carga negativa: a veces lo pasaba bien y entonces estaba contento, pero el resto del tiempo estaba quejándose, amargado y amargando al resto. Al explicárselo consiguió pasar a ser neutrón: por lo menos estaba callado. Con el tiempo y la oración llegó a ser un auténtico positrón.

Todos queremos divertirnos, o mejor, ser felices y estar contentos . Pero es frecuente encontrar personas que sólo se divierten , son felices y están contentos cuando las cosas van bien y salen como ellos quieren. Esa es la gente que no tiene el fruto de la alegría. Mientras se distraen con planes buenos pueden reírse más o menos a gusto. Pero no son felices, aunque sí lo pasan bien algunos ratos.

Es el caso, por ejemplo, de los que están toda la semana esperando el fin de semana para ser felices, al menos, dos días y medio. Pero no son felices; sólo lo pasan bien, y lo pasan bien mientras dura el fin de semana. "¡Como lo he pasado...!, dicen, pero ya ha pasado; el problema es que no son felices. La alegría es un fruto, algo que uno se encuentra dentro, y de forma permanente, independientemente del plan y de cómo salgan las cosas... ¡es feliz! Eso es fruto del Espíritu Santo

La alegría es el descanso de la voluntad en la posesión de la persona amada: en Dios, y en los demás por Dios.

//Adaptación de "Tratar al Espíritu Santo"//


Buena semana !!
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18/11/07

El Espíritu Santo...¿y ese quién es?

No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos. (Tb. 4,16-17. 19-20)



Hay ocasiones de bajón en nuestra vida en las que nos decimos a nosotros mismo: menudo marrón me ha caído con esto de ser cristiano . Cuántas veces nos hemos visto pequeños, ¿verdad? Cuántas veces hemos dicho que no valemos pa´ esto, que tenemos muchos defectos, que estamos muy cansado… El maligno siempre aprovecha esas ocasiones para cerrarnos el corazón y que así nosotros no pidamos ayuda y nos empecemos a sentir solos ante el vendaval. Pero es que jamás estamos solos ante las luchas, tenemos siempre a Alguien detrás nuestra. Dios nos anima, nos protege, nos guarda, nos guía. Es lógico que te veas pequeño en ciertas ocasiones, porque lo eres. Tú y yo somos pequeñitos y a menudo vemos los retos de Dios como imposibles. Pero estos sólo son imposible si apartamos a Dios del plan. Porque es Él quien mueve los corazones de los demás, quien te da la gracia para que te esfuerces al máximo, para que te superes día a día, para que seas mejor amigo, mejor novio/a, mejor hijo o mejor padre. No pierdas de vista la ayuda de Dios.

Hoy aquí te presentamos al Espíritu Santo, una de las personas de la Trinidad que está con nosotros en todas nuestras aventuras por esta vida. Él es guía y refugio, es maestro y protector. No tengas el móvil de tu alma en silencio porque si quieres Él puede llamarte ahora mismo, y si aceptas la llamada verás todo con luces nuevas.

INTRODUCCIÓN

Cuando un cristiano corriente se arrodilla para rezar sus oracio­nes, está intentando ponerse en contacto con Dios. Pero sabe que lo que le está moviendo a rezar también es Dios: Dios, por así decirlo, dentro de él. Pero también sabe que todo su conocimiento real de Dios le viene a través de Cristo, el Hombre que es Dios..., que Cristo está de pie a su lado, ayudándole a rezar, rezando con él. ¿Ves lo que está ocurrien­do? Dios es aquello a lo cual él está rezando, la meta que está intentando alcanzar. Dios es también el que dentro de él le empuja, la fuerza de su motivación. Dios es también el camino o puente a lo largo del cual está siendo empujado hacia esa meta. De manera que las tres Personas divinas están presentes cada vez que digo una oración.

DIOS EN MI Y YO EN DIOS

En demasiadas ocasiones uno se encuentra con gente que pide a Dios cosas, como si se tratase de regalos que Dios pudiese coger de un gran armario y entregárselos a quien se los pide. Se le suplica que dé paz, fortaleza, felicidad, alegría, poder, vida eterna... Pero debemos entender que Dios no tiene un armario con esas cosas para regalar, sino que esas cosas están en El, en Dios: Dios sería, en todo caso, el armario. Y sólo quien entre en el armario puede obtenerlas: sólo quien se mete en Dios puede entregárselas.

¿Y qué es eso de meterse en Dios? Dios crea al hombre, y este tiene una vida que podríamos llamar natural o biológica. Pero Dios ofrece al hombre la posibilidad de nacer de nuevo, y nacer así a una vida sobrenatural: Dios vive en mi interior, Dios se mete en mí, o lo que es lo mismo: yo me meto en El. Y entonces Dios y yo vivimos mi vida: entiendo más como El, veo las cosa como El, siento más como El, quiero más lo que El quiere, tengo la fuerza de El... Y así, estando Dios metido en mi, o yo metido en Dios... voy siendo otro Cristo. He nacido a una nueva vida, que es la del Espíritu.

EL SANTO ES EL LLENO DEL ESPIRITU

Me decía un buen chaval de 16 años , en un momento de bajón y desánimo importante:"llevo varios meses intentando ser santo y luchando por amar a Dios, pero me he dado cuenta de que casi no le amo, y eso que se lo pido y me esfuerzo". Y al ver su comportamiento, sus ofensas a Dios y lo poco que Dios le movía, concluía:"yo creo que en el fondo no quiero". Tuve que decirle que, aunque de momento no se notase en su vida concreta, él si quería a Dios, porque quería quererle. Lo que ocurría es que amaba poco a Dios, pero le amaba todo lo que podía; y Dios le ayudaba, también, todo lo que podía. Y se quedo muy animado cuando se lo expliqué: Si yo voy a Dios con un vaso lleno de agua y le pido que me lo llene de Coca-Cola, Dios me dirá con una gran lógica: pero si lo tienes lleno de agua ¿cómo te lo voy a llenar de Coca-Cola? Yo puedo insistirle otra vez en que me lo llene de Coca-Cola, pero El podría echarme como mucho un poquito, hasta el borde, pero no más. ¡Pues vacíalo de agua!, si no lo vacías no puedo hacer nada. Y es verdad: es un problema de física. Dios no puede hacer un imposible. Si quiero que el vaso de mi corazón se llene de su amor, pero se lo presento lleno de amor a mí mismo y a mis cosas, El no puede hacer nada. No debemos desanimarnos: amamos a Dios todo lo que podemos, lo que ocurre es que a veces podemos poco.

Ser santo consiste en ir vaciándome de mi mismo , y Él ir llenando mi vaso de Espíritu Santo. ¿Y cómo se vacía uno de sí mismo? Pues de dos maneras: primero, achicando agua. Cuando vas en un bote de remos y se ha metido agua en el interior, se coge algún cubo o recipiente y se va achicando el agua, poco a poco, cubo a cubo. Poco a poco, detalle a detalle, achicar el yo: con sacrificios, dejando algunos caprichos, no haciendo caso al me apetece...

Y segundo: metiendo con esfuerzo otras cosas en mi: a Dios y a los demás , y por presión saldrá el yo; pensar en los demás, hablar de lo que les gusta, hacer favores, pensar en Dios, tratarle...

ESPIRITU Y SUS CLASES PARTICULARES

Mi alma, tu alma, es un aula en la que tú eres el único alumno . Y tienes un profesor particular, el Espíritu Santo, que te va explicando en cada momento lo que tienes que hacer. Y va lección a lección: barrotes, una letra, otra, te enseña a leer y escribir... y si le sigues la clase particular, con muchos pequeños esfuerzos, acabas siendo un verdadero santo, acabas siendo el mismo Cristo.

¿Y cuándo da esas lecciones? Quizá pienses que tú no has tenido todavía ninguna clase particular. Y seguro que no es así. Las lecciones las da cuando él quiere. Y las da dentro de ti: en tu conciencia. Insinúa que eso lo puedes hacer mejor; en su momento te recuerda un propósito para que lo hagas; te da la idea de hacer un favor a un amigo o ayudar en casa en una cosa concreta; hace que se te ocurra hablar con un amigo diciéndole una cosa que le puede ayudar; te advierte que evites una situación que te puede venir mal; te recuerda que tienes que ponerte a estudiar o no interrumpir el trabajo porque no está terminado; te recuerda que te peines, te limpies los zapatos o dejes ordenado ese libro; te sugiere hacer un sacrificio concreto; te ofrece entregarle tu vida de un modo concreto; te da un toque haciéndote ver que estás dejándote llevar por la soberbia o el amor propio; te grita que lo que haces es egoísmo puro; te da la alegría o satisfacción de haber hecho eso bien; te anima a que seas generoso; te avisa que puedes o debes confesarte ahora;...



Esas son lecciones que da Él directamente en el alma. Aparte de muchas otras lecciones para las que se sirve de otras personas: un consejo de un familiar, el ejemplo de un conocido, una conversación con un amigo, lo que te dicen en la confesión o en la dirección espiritual, una homilía,...

//Adaptación de "Tratar al Espíritu Santo"//

Buena semana!!

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12/11/07

La mirada de Jesús

Todos los fieles, cualesquiera que sea su estado y condición, están llamados por Dios, cada uno en su camino, a la perfección de la santidad, por la que el mismo Padre es perfecto

San Fulgencio


En el Evangelio de Lucas leemos lo siguiente:

Le dijo Pedro: "¡Hombre, no sé de qué hablas!

Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo y el Señor se volvió y miró a Pedro…

Y Pedro, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente

Yo he tenido unas relaciones bastante buenas con el Señor. Le pedía cosas, conversaba con Él, cantaba sus alabanzas, le daba gracias… Pero siempre tuve la incómoda sensación de que Él deseaba que le mirara a los ojos… cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero desviaba mi mirada cuando sentía que Él me estaba mirando.

Yo miraba siempre a otra parte. Y sabía por qué: tenía miedo , pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por algún pecado del que no me hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia; que había algo que Él deseaba de mí.

Al fin, un día, reuní el suficiente valor y miré. No había en sus ojos reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir: "Te quiero". Me quedé mirando fijamente durante largo tiempo. Y allí seguía el mismo mensaje: "Te quiero". Y al igual que Pedro, salí fuera y lloré.

Anthony de Mello
El CIRCULAR de esta semana lo hemos centrado en un video, en el testimonio de un hombre, Eduardo Verástegui. Quizás su nombre no te suene pero él es un conocido actor y cantante allá en la América Latina. Seguro que tú lo conoces por co-protagonizar con Jlo el videoclip de " Ain't It Funny" de Jenifer López.


Lo podrás oír de la boca de Eduardo si ves su video-testimonio (que está en el TOP VIDEO), él tenía todo lo que parece llenar en este mundo (dinero, éxito, fama, gloria, placer…) pero vio que nada de eso lo llenaba, que vivía en una mentira. Estaba entregando su tiempo a cosas pasajeras que jamás podrían colmar la sed que todos tenemos dentro, una sed que sólo se colma al encontrar el sentido a la existencia, a la vida y apostando todo por ello.

Él se encontró con los ojos de un Dios que esquivaba desde muchos años atrás y cuando lo miró a los ojos fijamente no vio a un Dios que apuntaba los delitos sino a un Padre dispuesto a perdonar.
Ahora te toca a ti, ¿alguna vez te has atrevido a mirar a Dios a los ojos?

Buena semana!!


5/11/07

Pobres de espíritu


Cristo es la respuesta verdadera a todas tus preguntas sobre
el hombre y su destino


Juan Pablo II



Un poquito de Evangelio…


Mt 5,1-3. "Viendo Jesús este gentío subió a un monte, donde, habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos, y abriendo su boca los adoctrinaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."



Quizás muchos a tu alrededor, incluso seguramente tú y yo, se preguntan por el significado de esta frase de Jesús. Incluso pueden no entender su significado real y quedarse así sin la gran idea que lleva la primera de la Bienaventuranzas.

En la era de Internet, del Mp3 ó 4, del iPod, del portátil… el hombre de calle puede caer en el error de idolatrar a estos cacharritos y llegarles a rendir culto sin saberlo. Fíjate que ya Jesucristo te dejó este aviso en un buzón de voz llamado Evangelio: sed pobres de espíritu para que pueda vivir Yo en vuestro corazón . Qué quiso decir, ¿que no podremos ir al cielo por tener un ordenador? NO. Dios se refería a que en el cielo entrarán aquellos que, teniendo riquezas o no en esta vida, están desprendidos y no se encuentran aprisionados por sus bienes materiales. Ahí viene nuestra primera pregunta ¿hay algún bien material que lo prefieras a los demás o a Dios?, ¿valoras demasiado tu ordenador, tu consola, tu móvil…?, ¿quizás te estás tomando muy enserio eso de no dejar que manoseen tus discos, o lo de no prestar apuntes a ese amigo de confianza por algún egoismillo tuyo o puede ser eso de que se tengan que cumplir tus planes de ir al sitio que quieres por encima de cualquier otro plan, incluso sin importarte a quien pisas por conseguirlo? Pregúntate, no es malo mirarse en el espejo y ver cómo es el ser humano que ves reflejado. No te asustes si ves cosas que cambiar. Todos tenemos nuestros puntos flancos donde luchar y ganar batallas.

También la Bienaventuranza nos habla de que la pobreza de espíritu hay que vivirla tanto en la abundancia como en la escasez. Ya lo dijo San Agustín: "padecer necesidad es algo que puede sucederle a cualquiera: pero saber padecerla es propio de las almas grandes. E igualmente, ¿quién no puede nadar en la abundancia? Pero saber abundar es propio de los que no se corrompen en la abundancia". Es decir, el truco está en saber qué es lo importante, se tengan o no muchas cosas ¿Qué es lo que más valoras en esta vida?, ¿es un objeto o un sujeto?, ¿entra en la definición de amor o de egoísmo? No olvides que mejor para el hombre es poner su tesoro en las cosas de arriba, en Dios, en su prójimo, no en coleccionar cosas que son sólo simples medios y que perecerán con el paso de los años.
Ojo, no creas que esta pobreza habla de ir sucios y con aspecto miserable. No hablamos tanto de condiciones exteriores como de un actitud del corazón. En medio de una sociedad donde no se te pregunta quién o cómo eres sino cuánto tienes, tenemos que enfrentarnos cada día a esta actitud caduca y elevar la idea de que nada es bueno si queremos eso antes que a los demás y a Dios. Cuando centramos nuestra vida en poseer cosas, en el dinero, en la fama… la experiencia nos dice que poco a poco nos vamos olvidando de los demás y de Dios. Y al final todo por lograr una mísera fortuna que no seguirá con nosotros tras nuestro paso por el tanatorio. Mira, un amigo me dijo una vez un buen consejo: cuando nacemos no traemos nada al mundo, cuando morimos tampoco podemos llevarnos nada. Busca las cosas de Arriba que esas son las que duran para siempre.

¿Dónde están tu fortuna, dónde dices que tienes tu tesoro? Es una buena pregunta para hacernos de vez en cuando. Es extraño pero a veces también la falta de pobreza se manifiesta en una sobrevaloración de nuestro tiempo. Cuando decidimos no ayudar a alguien y ponemos la excusa de "ej que no tengo tiempo", cuando sabemos que es porque nos falta generosidad en nuestro tiempo. Échale un vistazo para ver si estás atesorando en tener demasiado tiempo para ti y tus cosas.


Buena semana!!