25/2/09

Cura tus heridas

Nunca es demasiado tarde para empezar a hacerse santos

Padre Raniero Cantalamessa




Todos tenemos heridas. No es cuestión de ser más fuerte o más estoico; no puedes huir del hecho de que la vida es dura. Hasta el mismísimo Rambo sufre, y necesita pedir ayuda a su coronel (ya sabes, "no siento las piernas"). Por eso, un primer paso a la hora de curar las heridas es reconocerse limitado. Aceptémoslo, todos cometemos errores que nos pasan factura y nos pesan.

Estas heridas, las heridas del corazón, son especialmente molestas. Estamos hablando de aquellas "pupas" que surgen de nuestra soberbia, nuestro egoísmo, nuestra envidia, el odio, la desesperanza...son fruto de nuestros errores y de lo duro de la vida, y suponen un lastre para nosotros. Si te analizas a tí mismo un poquito, verás cómo lo que más te duele dentro de tí es ese tipo de cosas: no es tanto lo de fuera lo que te hace daño como lo de tu interior. Y eso le pasa a todo hijo de vecino. E incluso, una espina especialmente fuerte en nuestro corazón es el desprecio a nosotros mismos: ¿cuántas veces no te has odiado a tí mismo?, ¿cuántas veces no has deseado ser distinto, ser lo que no eres? ése sí que es un temazo, la autoaceptación.

"Vale, dabuten, ¿y ahora qué hago entonces?" básicamente hay dos opciones:

La primera, poco recomendable, es hacer como si nada ocurriera. Seguir tu vida sin más sin prestar atención a tus heridas y a tus dolores más profundos. Eso funciona...un tiempo. Irás acumulando en tu equipaje mucho peso, y llegará un momento en el que no puedas más y te "subas por las paredes". Esto no es ningún mito o cuento de abuelas. Pasa. ¿Por qué crees que se está poniendo de moda eso de los psicólogos y los psiquiatras? no es raro que gente aparentemente sana y equilibrada, tenga un profundo pesar en su interior, tenga un problemón desde hace años que le va comiendo por dentro. Y si lo ignoras como si nada ocurriera, irá creciendo hasta que no puedas más. Por eso, antes de que eso pase... ¡actúa!

La segunda opción, recomendable, es la de tratarlo cuanto antes. ¿Cómo? acudiendo a quien mejor nos entiende, nos cuida y nos cura: Dios. Es bueno que tengas alguien, un amigo/a, a quien contarle tus cuitas. Nos podrán dar consejos y ayudar. Pero lo que viene siendo curar, sólo Dios puede. Y por ello mismo creó el sacramento de la Confesión, de la Reconciliación. Existe mucha leyenda en torno a esto, pero la realidad es que es algo bien simple: contarle a un sacerdote tus pecados, tus heridas, tus problemas, tus errores. Él, en nombre de Jesucristo, te perdonará los pecados y te dará consejo.

"¿Contarle a un cura mis movidas? lo mismo". Hay gente que piensa así. Podría darte muchas razones teológicas de por qué debe ser un cura, pero así entre tú y yo, no somos teólogos y posiblemente no entenderíamos la mitad. Pero sí puedo decirte que un cura es la mejor opción. En primer lugar porque (y esto es teología, pero a nivel de usuario, ¿eh?) Jesús dio poder a los apóstoles para perdonar pecados. Y esto no lo hizo para "tirarse de la moto", sino porque quería que contasemos con personas que nos pudiesen perdonar los pecados para poder descargar nuestro corazón. En segundo lugar, porque necesitamos saber que Dios nos perdona. La tranquilidad que le viene a uno cuando se arrepiente y se confiesa es total; ya sabes que quien realmente importa, Dios, te ha perdonado (¡yuhu!). Además, el sacedote también aconseja. Es lo que llamamos dirección espiritual: usease, alguien que te reconforta, que te ayuda y te recomienda qué debes hacer. En resumen, uno se mete al confesionario torrao' y cansao' de todo y sale dispuesto a comerse el mundo. ¡¡¡Y es gratis y puedes hacerlo cuantas veces quieras!!! (cómo era aquello de Media mark..."¿yo no soy tonto?").

Con esta segunda opción, te aseguro que todo irá mucho mejor. Seguirás teniendo problemas, y seguirás cayendo. Pero tendrás siempre a Dios dispuesto a levantarte cuantas veces sea necesario para que puedas continuar. Además que no te preocupes de tener siempre los mismos fallos, y de confesarte siempre de lo mismo. A todos nos pasa. Y sea lo que sea, un sacerdote nunca se sorprende de lo que le cuentes: ha oído ya tantas cosas que...y sobre todo, ten en cuenta que si hay alguien que entiende al ser humano y sus límites es un cura. Donde tú crees que oirás un "pero hombre Pepe, ¿cómo has podido hace eso?", oirás en realidad un "pues no te preocupes, mucho ánimo y a por ello". Así pues, querido veraneante, no te olvides que cada cierto tiempo (15 días o como veas) y con periocidad, es bueno que hagas una paradita en boxes y te cambies neumáticos, eches gasolina...ya sé que puede costar y dar vergüenza, pero no hay método mejor para curarse y poder seguir con el coche más rápido en la carrera de la vida.


17/2/09

Nunca es demasiado tarde para empezar a hacerse santos
Padre Raniero Cantalamessa

No es raro escuchar a menudo lo mal que va el mundo, lo perdida que está la gente, el vacío general de la sociedad, etc. Es común que uno llene conversaciones con amigos sobre los múltiples fallos y defectos de los que le rodean. Pasamos largos ratos hablando y pensando en todo lo que no nos gusta de la sociedad. Y sin embargo, ¡cuánto escasean las conversaciones sobre cómo cambiar la situación!, ¡qué poco se nos oye hablando de soluciones o cómo vamos a arrimar el hombro para levantar el mundo!

¿Has oído esa famosa frase que dice "deja de pensar qué puede hacer el país por ti, y piensa más en qué puedes hacer tú por el país"? pues ahí radica el problema. Nuestro problema. Tenemos la sensación de que esto es como comer en el Burguer King: yo pido el menú a mi gusto. Por eso, si algo no nos gusta nos quejamos. Si algo va mal lo criticamos; "claro hombre, ¡tengo derecho a quejarme!". Pero seguro que sabes que quejarse y patalear no sirve de nada.

Y es que el mundo necesita héroes. Un héroe no es alguien que se transforma en verde y mide tres pisos cuando lo necesita. Un héroe es más aquella persona que es capaz de plantarse y decir "no", cuando el resto dice lo contrario. Un héroe es aquél que es capaz de pensar por sí mismo, y puede ir contra corriente. Un héroe es aquél que busca la verdad aunque pese, aunque suponga sacrificios. Pero sobre todo, compañero, un héroe es ése que quiere cambiar el mundo a mejor, ése que entrega su vida para mejorar su sociedad y su mundo.

"Pff, cambiar el mundo dice…anda no te flipes, tío". Te entiendo. Según la descripción parece que para cambiar el mundo uno debe ser una especie de Aragorn que va matando a múltiples enemigos en una épica historia. O un líder histórico en plan Gandhi. En ese caso, posiblemente ninguno de nosotros podamos hacer nada. Mejor cerrar el correo y volver al sofá para animar a Alonso, que ése sí que cambia la Historia.

Pero qué va. El mundo actual necesita otro tipo de héroes. Si queremos cambiar todo aquello que nos disgusta, todo aquello que está mal, debemos ser héroes. El cristiano está llamado a ser un héroe. No por sus éxitos o brillantez, sino por el sudor de su frente. No se necesita a un líder masas tanto como a un líder entre de la masa. Se necesita más a un sacrificado padre de familia que lucha por dar lo mejor de sí a los demás. Se necesita más a jóvenes valientes, capaces de dar testimonio de Jesús. Se necesita gente normal, de la calle, como tú o yo, para cambiar el mundo.

Y es ahí donde entramos nosotros. No tienes que ser brillante ni especial. No tienes que irte a Sol a ponerte a gritar a voz en cuello, y subido a un taburete, lo bueno que es Dios. Simplemente da testimonio de vida. Conciénciate de que todos los errores del mundo actual son, en realidad, nuestras omisiones. Que si 12 hombres cambiaron un imperio, nosotros podemos cambiar… ¡el barrio!, y ya después cambiaremos el mundo. Pero date cuenta de que tú eres el protagonista en esta historia. De que el mundo te necesita, de que Dios te necesita. De que todo lo que tú no hagas, nadie lo hará. No esperes a que de repente surjan por generación espontánea miles de personas dispuestas a hacerlo por ti. Todo lo que tú no des, todas las personas que no ayudes, todo lo que pases de hacer… se perderá.

Uno de los grandes dramas de la Iglesia es que el cristiano medio tiende a estar pasivo. Nos acabamos contentando con hacer un par de cosillas y vivir a nuestro rollo. Y no nos damos cuenta de que hemos sido elegidos para ayudar a otros. Y hemos sido elegidos no por nuestras virtudes (¡si somos unos gañanes!), sino por amor de Dios. Gratis. Y es por eso por lo que Jesús dijo "lo que recibisteis gratis, dadlo gratis". Ya sé que da pereza, que tomar conciencia y comprometerse a darlo todo para cambiar el mundo es un plastazo. Pero la realidad es que Dios te lo pide. El mundo te necesita. Y además, una vez que tomas conciencia, es la misión más increíble de la vida. Y es como uno encuentra felicidad. Frodo pudo haberse quedado en la Comarca, fumando pipa espatarrado en su jardín. Pero entonces el mundo habría sido destruido. En cambio, entregó su vida y salvó su mundo. Y pudo marcharse feliz por ello. De no haberlo hecho, habría sabido toda su vida que él podría haber hecho algo, que en su mano estuvo el cambio.

Pero esta decisión es sólo tuya. Tú eliges si quieres ser el protagonista de algo grande, o el espectador de esta "crónica de una muerte anunciada". Tú eliges si salvas a la Comarca o esperas su destrucción. Sí, son palabras graves, pero es que con que te asomes un poco a la calle verás lo mucho que sufre la gente, lo necesitada que está de la Paz de Dios. Esto no es un juego. Nuestro mundo llora, nuestros amigos lloran. ¿Existe mayor razón para consolarlos?

Si finalmente eliges la primera opción, comprometerte a cambiar el mundo, recuerda que sólo necesitas estar muy pegado a Dios, y dejar que Él te guíe. No es un camino fácil y está lleno de frustraciones. Pero merece la pena, y Dios sabrá darte el ciento por uno. No importa quién seas, ni cómo seas, si eres rico o pobre, si eres de ciudad o no, si tienes una edad u otra. Sólo necesitas en tu mochila a Dios. No tengas miedo, y déjate guiar por Jesús. Bienvenido a la mayor aventura de la vida.




13/2/09

Las abuelas NUNCA MUEREN

Los santos fueron santos, porque quisieron, con inmenso querer, ser fieles
Madre Maravillas de Jesús


En 1918, un enfervorecido Lenin profetizaba: "Cuando hayan muertos las abuelas, nadie recordará que hubo una Iglesia en Rusia" Muchas veces tú y yo hemos tenido ese pensamiento en nuestra cabecita. Lo de rezar es cosa de viejos; lo de creer en Dios es de otro siglo, no cabe en la era de la red. Los jóvenes de hoy, gracias al relativismo, saben perfectamente que es una pérdida de tiempo creer un Ser Eterno.

Sabemos de sobra que hemos sido bautizados porque es una costumbre popular. Que es por juntar a la familia en un salón a celebrar la llegada del nuevo hijo, que lo de la pila y el agua es puro trámite. Unos años más tarde sabemos que hay otra de esas extrañas costumbres que es hacer la Comunión. Es cierto, muchos la hacemos porque, bueno, la hacen nuestros compañeros de clase, del barrio o porque nosotros también nos merecemos una fiesta en nuestro honor. ¿Quién no quiere ser el centro de atención de los flashes por un día? Es muy buena idea tener regalos un mes de mayo en nuestras vidas, eso no hace daño a nadie. Aunque cada día se oyen a más padres decir a sus hijos "Nene, qué quieres: Hacer la Comunión o que nos vayamos de viaje a Disney World" Y lógicamente, qué te va a decir un niño…

Ya no hablemos de lo de la Confesión que quizás la hemos hecho alguna vez, pssssss, no sé… por probar, por ver qué se siente o porque era necesario para poder hacer la comunión. No te creas tú que vamos a hacer la colada de nuestra conciencia semanalmente, y encima pedir perdón. Una vez en la vida y por compromiso, pa´qué más.

Una vez hecha la primera comunión, todo se queda ahí. En primera comunión. Para qué hacer una segunda, no hay que ser abusivos. Queda más moderno decir que la primera comunión fue también la última. Todo el mundo te entiende. Y cómo nos gusta no desentonar en la era moderna.

Tras esto llega la pubertad, la adolescencia y ahí llega el momento de la verdad. Ya somos demasiado mayores para seguir creyéndonos el cuento de Jesús y su Evangelio. Tenemos los días muy ocupados, y mucho más el domingo. La misa se queda en algo anecdótico y puntual en nuestra historia. Si acaso en algún bautizo de algún hijo/a de un amigo, en la Comunión de la hija de nuestra hermana o en la boda de alguien. Pero no es necesario pisar la Iglesia mucho más. Hombre…, hay que poner la excepción de en los momentos tristes de algún funeral y eso…

Lo de la Confirmación mejor ni nombrarlo. Confirmarse es afirmar por uno mismo la fe, hacer del compromiso del bautismo algo propio. Tomarse en serio la fe y el compromiso apostólico y caritativo del mensaje de Cristo. No obstante, quién quiere más compromisos. Bastante tenemos ya con lo que tenemos encima. La Confirmación mejor dejarla pasar. Siempre queda algún despistado que la hace. En fin… ¡Qué se le va a hacer!


Efectivamente, luego hay algún bala perdida que parece que la Comunión le dio algún efecto secundario y que sí siguió yendo a misa. Incluso sigue yendo, 20 años después, los domingos. Sin embargo, el nunca ha querido pasar de eso. La fe que tiene es la misma que la que tenía en sus catequesis a los 6 años. Jamás ha querido profundizar en el catolicismo, hacer su fe tan adulta como él (también es que nadie se lo dijo o le animó a algo. Siempre quedarán esos amigos que tienen un tesoro y no lo comparten). Las dudas que le fueron surgiendo nunca quiso preguntarlas, no sea que tuviesen respuesta. Mejor era dejarlas guardadas en la carpeta de la memoria para que cuando algún amigo suyo le pusiese en duda algo de la Iglesia él dijese "bueno si yo te entiendo. Si hay muchas cosas de la Iglesia que yo no comparto". O incluso hay rachas de esas en las que la práctica dominical se queda en PAUSE y dice eso tan cool de "soy católico pero no practicante".


No le preguntes lo de si reza o no. Eso es para monjas y curas. El que vive en el mundo no puede gastar diez minutos diarios en hablar con Dios. Además, ¿se puede hablar con Dios? ¡Pero qué me estás contando! Gracias a la televisión e internet uno puede cubrir esos huecos que quedan a lo largo del día en los que podría dar la locura de rezar un poco. ¡Dios salve el entretenimiento!


Lo del rosario… bueno, es un adorno monísimo para colgarse del cuello en la pista de baile. Los que más wuapos están son esos que brillan en la oscuridad. Quedas to´ fashion y las niñas se fijan en ti. Total, que utilidad más se le puede encontrar a este extraño artilugio. Decía mi madre que era para rezar con la Virgen María y recordar su vida y la de Cristo. Qué locuras dicen a veces las madres. ¡Cómo se aburren!

Qué razón tenía ese viejo Lenin. El cristianismo está de capa caída y le quedan dos días para desaparecer. Son cuatro gatos ya los que creen. La Iglesia desaparecerá cuando hayan muerto las abuelas, ¿no?

……………………………..

Unos años más tarde, en 1988, un decepcionado miembro del Comité Central del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) recordando las palabras de Lenin apostilló: "Saben qué, LAS ABUELAS NUNCA MUEREN"

Hoy, en el año 2008, sigue habiendo gente que no da la espalda a Dios. Hay muchísimas personas que pide con fe el bautizo a sus hijos, que piden la Comunión porque quieren para sus hijos lo mejor. Y qué mejor que puedan recibir a Cristo. Sigue habiendo gente que quiere descubrir a Jesús. Que sabe que la sed del ser humano sólo se colma con el amor de Dios. Con donarle la vida a Él.


Sigue habiendo gente valiente que mira a los ojos a Dios y se entregan a Él haciéndose sacerdotes. Sigue habiendo llamadas a los monasterios, a la vida consagrada y religiosa. Y sigue en pie la revolución del cristiano laico comprometido con la Buena Nueva. Nunca ha dejado ni dejará de haber chicas y chicos que serán médicos, abogados, obreros, hosteleros, carpinteros, ingenieros, transportistas…, padres y madres, esposos y esposas con algo en común. Viven en el mundo pero no son del mundo. Saben que su reino es el de los Cielos. Y aquí en la tierra buscan agradar a Dios en su oficio, en sus responsabilidades como trabajadores, como padres de familia, como hijos… Que conocen a Dios porque le dedican un tiempo diario a tratarle. Sigue habiendo jóvenes que no se avergüenzan de su fe, que salen de marcha los fines de semanas pero siempre conscientes de que son templo del Espíritu Santo y que nunca permitirán un ambiente en el que se les obligue abandonar a Dios.


Sigue habiendo gente consciente de que Dios lavó los pies a sus discípulos y que saben que en el mundo aún quedan muchos pies por lavar. Que sigue habiendo mucha oscuridad que iluminar, muchas injusticias que resolver y que denunciar. Son conscientes de que quedan muchas cadenas por romper.


En el siglo XXI, sigue habiendo gente de toda clase y condición que se niegan a dejar a Cristo olvidado en el desván. Que quieren esforzarse por servir a los demás, y servir para Dios. Porque saben que la profecía de Lenin jamás se cumplió, y jamás se cumplirá, porque LAS ABUELAS, como los viejos roqueros, NUNCA MUEREN.


(Dedicado a todos los cristia@s del mundo que siguen soñando con algo mejor)

Un fuerte abrazo,

GRUPO CIRCULAR


Welcome Verano

En lugar de desanimarme, me he dicho a mí misma: Dios no puede inspirar deseos irrealizables; por lo tanto, a pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad.
Santa Teresita de Lisieux


El olor a piscina, el calorcito, la siesta, los fichajes millonarios del Madrid, los helados, las tardes infinitas con los amigos…bienvenidos a una nueva dimensión: ¡¡el verano!! Tiempo libre a rabiar y multitud de planes por hacer. Es el momento de cumplir todo eso que durante el curso te has prometido a ti mismo.

Desde luego, esta época del año es de las mejores. Eso no hay duda. Es la oportunidad perfecta para descansar de tantos exámenes y trabajo. Pero si no te lo montas bien, puede convertirse en un aburrimiento más largo que el Quijote. Por eso es necesaria tener en cuenta una palabra importante: organización.

Si no quieres que tu verano se convierta en un tirar el tiempo, si no quieres estar a las dos semanas en fuera de juego, debes ordenarte los planes y proyectos. Para eso debes tener claro qué quieres hacer en verano. Descansar no es tirar el tiempo, no es tirarte en el sofá tardes enteras. No me imagino a Alonso o a Gasol durmiendo 14 horas al día, y que su único pasatiempo fuese bajarse a tomar algo al bar. Descansar supone invertir el tiempo en otras actividades: deporte, leer, viajar…y sobre todo mucho tiempo con los amigos.

Si hay algo importante en verano es pensar proyectos en función de los amigos. Después de tanto tiempo rodeado de folios y calculadoras, es la hora de pasar el tiempo rodeado de amigos y planes. Esfuérzate por pensar todos los amigos a los que deberías llamar, toda la gente que tienes que ver, cuántos de tu alrededor necesitan un poquito de tu tiempo. Y es que los planes de 5 horas delante de la Play tú solo quemando el Pro cansan, y acabas dándote cabezazos contra la pared. En cambio, si haces una buena redada de amigos y echáis un torneito es distinto. Lo mismo con todo, llénate la agenda de planes con colegas, no pierdas el tiempo.

También es interesante en verano aprender otras cosas. No, si no tienes que recuperar no cojas otra vez el libro de matemáticas. Pero sí que podrías leer aquel libro que parecía interesante, o proponerte de una vez hacer aquella movida que llevas meses diciendo que harás, hacer algún plan con la family, aprender a tocar la guitarra, hacer submarinismo, irte de excursión,... Como nuestros amigos no son infinitos, es bueno que tengas este tipo de cosas en mente. Libros, trabajillos…venga, si piensas un poco te surgirán un montón de cosas por hacer.

Y como no, compañero, el verano es un momento perfecto para acercarte más a Dios. Ya no hay excusas de agobios, trabajos, exámenes…recuerda que no hay nada más importante que Él, y que por ello debe estar lo primero en tus ocupaciones veraniegas. No significa que te vayas en verano a un monasterio a aprender gregoriano (que si quieres, genial), sino que lo metas en tus planes. Cuando te pongas a planificar tus proyectos, pregúntale a Él. Pregúntale qué quiere que hagas, qué le gustaría proponerte. No pienses que te va a torrar con planes horribles: Él es el primero que quiere que descanses y te lo pases genial estos meses. Pero te aseguro que preguntándole a Él, tendrás un verano excelente. Y es que no debemos engañarnos, al final a la mitad de julio estamos tirándonos de los pelos en casa sin saber qué hacer. En cambio, si lo hablas con Él, verás cómo te falta el tiempo para hacerlo todo.

Además, es necesario que en verano dediques un poco más de esfuerzo por conocerle más. Ya no sólo que le metas en tus planes, sino que además entre esa lista se encuentre un tiempo para Él. Sólo para ti y Él. Para hablar con Él, para leer sobre Él, etc. Puedes echarle el guante (al fin) al Evangelio, que llevas mucho tiempo diciendo que te molaría leerlo pero nunca encuentras el hueco, puedes leer algún libro que hable de Dios, del cristianismo, de virtudes humanas y cristianas, de autores espirituales… Libros que te ayude a conocer a Cristo. Y, por supuesto, CIRCULAR, que no cierra por vacaciones.

Conclusión: pásatelo bien, hombre!! Pero para eso debes organizar, planificar…y ya está, el resto es disfrutar! No es difícil eh? Aprovecha el tiempo, que eres joven y tienes un mundo por comerte. No dejes que a mitad de verano estés tirado y sin nada que hacer. Hala, ¡qué empiece la fiesta!




10/2/09

Ser como un niño delante de Dios

Un gran deseo de ser santo, es el primer peldaño para
llegar a serlo; y al deseo se ha de unir una firme resolución
San Alfonso María de Ligorio

Déjame que te cuente una pequeña historia. Una historia de alguien que en principio no debería haber hecho mucho ruido en el mundo, de alguien que en condiciones normales no habría sido conocida en el mundo entero. Es la historia de Santa Teresa de Lisieux.

Santa Teresa era una joven monja, de aspecto tranquilo y sencillo. Cuando tenía escasos 23 años enfermó gravemente, y pronto supo que la quedaba poco tiempo de vida. Su Superiora la pidió entonces un favor: escribe la historia de tu vida. En un principio Teresa no tenía ningún interés en hacerlo, no veía qué interés podía tener para los demás su vida, qué podía aportar a nadie. Sin embargo aceptó, y escribió un libro que tituló "historia de un alma". Al poco tiempo murió.

"Bien, genial, muy bonito pero… ¿y?" gracias a este libro Santa Teresa fue canonizada. Pero la cosa no quedó ahí, porque con Juan Pablo II la nombraron doctora de la Iglesia. Ahí es nada, colega. Junto con personalidades como S. Agustín, S. Tomás de Aquino, etc. estaba ella, una humilde monja de 23 años. "¿¿¿Cómo es posible???, ¿¿¿descubrió la fórmula de la Coca-cola o qué???. No exactamente.


S. Teresa hablaba de "la infancia espiritual". ¿Te acuerdas de cuando Jesús dice que "hay que ser como niños delante de Dios"? pues ésta era la idea. Muchas veces, cuando nos ponemos a hablar con Dios, podemos ser los más enrevesados del mundo. Es más, muchas veces no somos sinceros con Jesús y le contamos unas historias que no se las cree nadie (y Él, que lo sabe todo, menos). Se nos olvida en muchas ocasiones que es nuestro Padre, y que no está con nosotros para ponernos "negativos" con nuestras faltas, sino para darnos consejo, fuerzas y ayuda.

Por eso, S. Teresa decía que tenemos que comportarnos con el Señor como niños con sus padres. Los niños, cuando tienen miedo de algo o se sienten inseguros, lo primero que hacen es irse corriendo con su padre. Con él, saben que están protegidos, que él les defenderá. Los niños, cuando quieren algo lo tienen muy claro: se ponen a pedírselo machaconamente a su padre hasta que se lo dé. Cuando se caen y se hacen daño, lloran en los brazos de su padre, esperando que él los cure. No tienen ningún reparo en mostrar sus heridas. Si tienen dudas acerca de cómo hacer algo, se fían de su padre y hacen lo que él les diga.

"Ya, pero es que yo ya soy mayorcito". Es verdad, pero la realidad es que esta vida se nos queda grande si luchamos solos. Si no preguntamos, si no pedimos ayuda, si no nos apoyamos en Alguien, si no nos dejamos aconsejar y guiar…acabamos perdidos y sin rumbo. Dios es nuestro Padre, y no descansará hasta salvarte (si no te lo crees mira a la Cruz). Por eso, no dudes nunca en acudir a Él siempre. No dudes en ser sincero, en decir las cosas sin tapujos. No dudes en abrir tu corazón y dejar que Él te cure. No dudes en dejarte guiar por Él. No dudes nunca en sentirte hijo de Dios, un Dios que ha dado Su vida en rescate por la tuya.







9/2/09

Confesarse es razonable

La aventura de la santidad comienza con un "sí" a Dios
Juan Pablo II



¿Cómo van esos nervios? Tranquilo/a, tú trabaja y ya verás como los exámenes saldrán lo mejor posible. Total, lo importante es que dediques ese trabajo para hacer más grande el Reino de Dios en la tierra. Que ofrezcas esas horas de estudio, de trabajo, por la gente que te importa. Con todo esto, a Dios se le caerá la baba contigo. No te preocupes tanto por los resultados. Mientras hagas todo lo que esté en tu mano, Dios estará orgulloso de tu trabajo y Él sabe lo que te has esforzado para echarle una mano para redimir, junto a su Cruz, al mundo. Eso sí que es una buena inversión.

Pero vayamos al grano, que sabemos que estás estresado/a. El tema de hoy son seis razones por las que confesarse es razonable. Comenzamos. Confesarse es razonable porque:

1. El breaking dance. ¡Qué noooo! XD 1. Porque Jesús dio a los apóstoles el poder de perdonar los pecados.
Recién resucitado, Cristo es lo primero que hace: "Recibid el Espíritu Santo. A los que les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se les perdonéis, les quedarán sin perdonar" (Jn 20, 22-23) Los únicos que han recibido este poder son los apóstoles y sus sucesores.

Perdonar o retener presupone conocer los pecados y disposiciones del penitente. Las condiciones del perdón las pone el ofendido, no el ofensor. Es Dios quién perdona y tiene poder para establecer los medios para otorgar ese perdón. De manera que no soy yo quien decide cómo conseguir el perdón, sino Dios el que decidió a quién tengo que acudir y qué tengo que hacer para que me perdone.

2. Porque la confesión es un encuentro con Cristo
La confesión es con Jesucristo
, el sacerdote no es más que su representante. El sacerdote –quien no tiene nada que perdonarte porque no le has hecho nada-, actúa en nombre y en la persona de Cristo.

3. Porque en la confesión uno se reconcilia con la Iglesia
Resulta que el pecado no sólo ofende a Dios, sino también a la comunidad de la Iglesia: tiene una dimensión vertical (ofensa a Dios) y otra horizontal (ofensa a los hermanos). La reconciliación para ser completa debe alcanzar esas dos dimensiones. Precisamente el sacerdote está ahí también en representación de la Iglesia, con quién también uno se reconcilia por su (inter)mediación. El aspecto comunitario del perdón exige la presencia del sacerdote, sin él la reconciliación no sería "completa".

4. Necesitamos vivir en gracia
Sabemos que el pecado mortal destruye la vida de la gracia. Y la recuperamos en la confesión. Y tenemos que recuperarla rápido, básicamente por dos motivos:

a. Porque nos podemos morir… y no creo que queramos morir en estado de pecado mortal… y acabar toda la eternidad separado de Dios.

b. Porque necesitamos comulgar para estar cerca de Cristo. Para comulgar dignamente, debemos estar libres de pecado mortal. Comulgar en pecado no mortal no es una buena idea, ya que es un sacrilegio (equivale a profanar la Sagrada Eucaristía, a Cristo mismo).

5. Necesitamos dejar el mal que hemos hecho
El reconocimiento de nuestros errores es el primer paso de la conversión
. Sólo quién reconoce que obró mal y pide perdón, puede cambiar.

6. La confesión es vital en la lucha para mejorar
Es un hecho que habitualmente una persona después de confesarse se esfuerza por mejorar, por cuidar más los detalles. Por buscar los ojos de Dios y su presencia.

PD: Suerte con los exámenes para quien los tenga. Reza para que a todos no vaya bien. Y recuerda, CONFIÉSATE porque así la vida puede ser maravillosa, Salinaaaaaaas!!!







Viviendo el mes de mayo

"Sed santos como el Padre celestial es santo"
Jesucristo en Mt 5,48


Ya que estamos en mayo, el mes de María, vamos a recorrer un momento de su vida que fue especialmente importante: la Anunciación. Puede servirnos para conocerla un poquito más y sobre todo como espejo: si seguimos su ejemplo encontraremos a Jesús, y la verdadera felicidad de esta vida. No lo olvides nunca; es tu Madre y está ahí para ayudarte.¡¡ Fíate de tu Madre!!

La Virgen estaba en su casa, recogida, rezando. Sería un día más, cualquiera de nuestros días rutinarios en los que con confianza nos sentamos delante del Señor a hablar con Él. Ella no esperaba nada de lo que iba a pasar, y simplemente se puso a rezar.

Muchas veces a nosotros nos puede el desánimo, el "hoy no me apetece", el "buah, si por un día"… "Si seguro que salgo igual que entro a rezar…" y no guardamos un ratillo a Dios para hablar con Él. ¡¡Y es en esos momentos cuando más tenemos que rezar!! Cuando más nos cuesta, menos ganas tenemos, es cuando más hay que fiarse de Jesús: Él no te va a fallar, si le entregas incondicionalmente un poquito de tu tiempo, te recompensará enormemente. Pídele ayuda a tu Madre, para que te enseñe a ser amigo íntimo del Señor.

"Y presentándose a ella, le dijo (el arcángel Gabriel): Salve, llena de Gracia, el Señor es contigo. Ella se turbó al oír estas palabras y discurría qué podría significar aquella salutación. No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin. (…)"

Ahí es nada. Había ido a rezar quizás con la intención de hablar sobre un par de preocupaciones, algo de poca importancia. Y de repente la dicen que va a concebir a Aquél que va a salvar al mundo. ¡Flipante! Pero aunque ahora lo vemos muy fácil, ella podía haberse negado perfectamente. Todo el plan de Dios dependía de que ella dijese que sí.

Sí, sí, ya sabemos que Dios no nos va a pedir nada igual. Pero Jesús tiene una misión para ti. Y tú dirás: "¿para mí? Pero si yo con rezar un poco, sacar los estudios con dignidad y ver el fútbol el domingo…", "pero si yo no rezo mucho, y soy un desastre…" ya, como todos. Todos somos un desastre. Pero es que Dios no se fija en tus fallos, sino en nuestra lucha, en nuestros esfuerzos por tirar pa´lante. Todos tenemos una misión. La que sea. Pero no hay nadie que no tenga un plan Dios para él. Y esa misión es la que te hará feliz, con la que encontrarás el sentido concreto de tu existencia.

Pero Jesús no te enviará tu vocación por sms, ni por correo, ni por mensaje privado en TUENTI. Él quiere decírtela a ti, a tu corazón. Y, amigo/a, eso sólo ocurre cuando hablas con Él. No tengas miedo, pregúntaselo. Recógete en oración, como la Virgen.

Así, una vez que supo la Virgen su sentido de vida, su misión, su vocación, podía haber dicho el clásico: "pues va a ser que no". Dios no habría impuesto nada, la dio total libertad. Pero el haber dicho que no habría sido haberse negado a sí misma, y haber cerrado la puerta a su vida. Y ella lo sabía. Por eso respondió la mejor contestación de todas: "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Esa frase fue la que definió toda la vida de la Virgen. Y esa es la frase que debe definir nuestras vidas. Recuerda que el Señor sólo desea lo mejor para tu vida, sólo quiere que seas feliz. ¡Vamos hombre, no te niegues a ti mismo! Aprendamos de nuestra Madre, ella sí que supo elegir bien. Y ahora está a tu lado para que cuando llegue tu momento sepas elegir bien.

La Virgen está con nosotros todos los días de nuestra vida hasta el final, ayudándonos con amor de madre, ese mismo amor de madre que nos recuerda siempre el abono antes de salir de casa, que nos pide que tengamos cuidado, que se queda en vela hasta que volvemos…pídela muchas cosas, háblala, quiérela! Y jamás te arrepentirás.






¿Y por qué no?

Supliquemos a María que haga nuestro corazón "manso y humilde" como modeló el corazón de su Hijo. Pues por medio de ella y en ella fue como se forjó el corazón de Jesús
Beata Madre Teresa de Calcuta