2/10/09

Nos vemos en misa

Algunos no son hábiles para pensar, pero todos
lo son para amar
Santa Teresa de Jesús


¿Qué tal va esa recta final del verano? Esperamos que estos meses hayan sido provechosos. Si lo han sido, es el momento para que sigas en la línea esforzándote por aprovechar a tope las últimas semanas. ¿Y si no? Que no cunda el pánico señoras y señores, es normal que uno sienta muchas veces que ha perdido el tiempo, que no ha hecho ni la mitad de los planes y proyectos. Bueno, no te torres por lo perdido y ¡céntrate en lo que queda! Aún tienes tiempo para hacer miles de cosas. No te agobies y tómate en serio los últimos días. Aquí un servidor se ha hecho una lista con los planes pendientes para el último suspiro del verano. Hay que salir del verano por la puerta grande.

¿Y qué mejor proyecto que cuidar mejor la Misa? Hoy vamos a repasar un poco, de una manera práctica, qué significa la Misa para nosotros, damas y caballeros de este nuestro siglo XXI recién comenzado.

¿Qué es eso de la Misa? La Misa es la actualización del sacrificio de Jesús en la Cruz. “¿Lo qué?” Cristo en la Cruz entregó su Cuerpo y Sangre por toda la humanidad, por ti en concreto. Pero Él quería no quedarse sólo ahí, sino además hacer esa entrega todos los días de tu vida. Y todos los días, en la Misa, Jesús vuelve a hacerse presente, bajo las formas de pan y vino, y te entrega su Cuerpo y Sangre para poder estar contigo. Para abrazarte, curarte, quedarse contigo. Él nos prometió que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Y con la Misa viene a estar contigo de una manera palpable y más íntima que puedas imaginar.

El pan y el vino no es más que eso. Pero en la Misa, en el momento de la Consagración (cuando nos arrodillamos), Dios a través del sacerdote convierte ese pan y vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. NO, NO, NO, NO, NO, no es una representación o un teatrillo de la Última Cena, no es un acto de caridad sin más, no es ningún truco de magia. El mismo Cristo Jesús, el Salvador de tu vida, el Rey del Universo, el mismo Dios que creó el mundo, que te soñó y que día tras día vela por ti y te ama con locura, se entrega en el Altar y viene para estar contigo, para que le recibas en el fondo de tu corazón. Ese “trozo de pan” es ahora DIOS.

Voy a contarte un par de ejemplos para que veas la verdadera presencia del Señor bajo las formas de pan y vino. Hace algún tiempo, en un lugar en guerra, unos soldados entraron en una iglesia y, encañonando al sacerdote le obligaron a abrir el Sagrario, donde estaba la Hostia Consagrada, el mismo Dios. Uno de ellos, cogiendo la Sagrada Forma (otra forma de llamarlo), dijo altanero “¿y tratáis a esto como si fuera Dios?” la tiró al suelo y con el tacón de la bota la restregó. Al apartar el pie, descubrieron que en torno a la Hostia había un charco de sangre. De la Hostia había surgido sangre. Era la sangre de Jesús. Fue un milagro que permitió Dios para que aquellos soldados le encontrasen a Él bajo la forma del pan.

Otro ejemplo famoso es el de un sacerdote que atravesaba un momento difícil en su vida. Llevaba un tiempo con dudas de fe, planteándose seriamente dejarlo todo. Abandonar. Le pedía a Dios ayuda, una prueba de su existencia, de que seguía estando con Él. Un día, celebrando Misa, justo en el momento de la Consagración, al alzar el Cuerpo de Cristo al cielo, comenzó a brotar sangre de la Hostia. Tal cual. Otro milagro de Dios, que está empeñado en que creamos en su presencia efectiva y real en la Eucaristía.

¿Y nosotros ante todo esto cómo respondemos? Sí, somos un poco cutres. Tampoco nos vamos a engañar a esta altura de la película. Se nos ocurren miles de cosas que hacer antes que ir a Misa. A veces parece que le hacemos un favor a Dios y al señor cura correspondiente si aparecemos por allí. Ja! Qué bien nos engaña el Demonio. Y una vez allí, además, estamos más pendiente del vestido de nosequién o de la alineación que sacará el Madrid el próximo domingo, que del mismo Dios presente.

En nuestra miseria, ¿qué podemos hacer? Dios a través de la Iglesia nos pide que acudamos a Misa todos los domingos y fiestas de guardar. Qué mínimo que dedicarle al Señor de las cosas que viene a verte un rato del domingo. Esa es la primera lucha. Asegura la Misa del domingo y de las fiestas (el cura avisa cuándo, tranqui). Detalles importantes: intenta estar un poco antes, 5 minutos, para meditar y hablar con el Señor sobre lo que va a ocurrir, para preparar tu comunión. Luego en Misa trata de estar lo más atento posible. Es normal que a veces te distraigas, pero recupera la concentración, y recuerda que igual que estarías atento en una audiencia con el rey o con un deportista famoso, qué menos con el mismo Dios. Comulga siempre en gracia de Dios (esto es; sin conciencia de pecado mortal), si no estás en gracia confiésate y la próxima vez puedes comulgar sin problemas. Si ese día no puedes comulgar, puedes pedirle al Señor, con una comunión de deseo, que te dé gracia y fuerza para poder hacerlo pronto. Y Él siempre ayuda. Y respeta la hora de ayuno que recomienda la Iglesia antes de comulgar (¡¡nada de comulgar con un chicle en la boca que es Dios, tronco!!).

La Misa cambia a la gente. La acerca a Dios de una manera incomparable. Es convertirse en un Sagrario del Señor. Dios habita en ti, y tú en Él. Jesús hace morada dentro de ti. Se queda contigo para acompañarte allá donde vayas. No lo olvides. Dicen que santa Teresa se sonreía por dentro cuando la gente decía que ojalá hubiesen nacido en tiempos de Jesús para verle y estar con Él: ¿no iban a Misa? ¿Cuál era la diferencia? Es el mismo Dios que multiplicó los panes y los peces o se transfiguró en el Monte Tabor. Haz tú también de la Misa un encuentro vivo con el Señor; háblale, pídele por tu gente, ámale todo lo que puedas. Pero ante todo, nunca desistas, nunca le abandones…Él no lo va a hacer.

Una oración entre manos

La medida del amor es amar sin medida San Agustín



Ohhh, hace calor, sí. Agosto es terrible, de eso no cabe duda. Pero bueno, tampoco vamos a quedarnos como lagartijas al sol. Hagamos como si a pesar del calor y los sudores pudiésemos seguir pensando. Además, muchos estaréis ahora en la playita o derivados, lo cual no está nada mal.

Y es que, como ya sabemos todos, el verano no es momento de dejar de rezar. Dios no cierra, no se va a Punta Cana de vacaciones. Estemos como estemos y donde estemos, debemos seguir rezando, debemos seguir muy pegaditos a Dios. Si quieres pasártelo bien estos días hay que acudir al creador de la felicidad. Y con tanto tiempo por delante, este agosto puedes hacer un poco de gimnasio espiritual.

Hoy te proponemos el rezo del Santo Rosario. La palabra Rosario significa ‘Corona de Rosas’. Nuestra Señora ha revelado a mucha gente que cada vez que ellos dicen un Ave María le dan una hermosa rosa y que cada Rosario completo hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, así que el Rosario es la rosa de todas las devociones y por lo tanto es la más importante, se la considera la oración perfecta. Vamos, el Rosario es llenar de piropos a la Virgen, a nuestra Madre. Algunos lo consideran repetitivo, pero es que hasta donde yo sé, a nuestras madres no las parecería repetitivo que cada 3 minutos las dijésemos lo guapas que son.

Pero además, con el Rosario hacemos algo importante; meditar los misterios de gozo, de dolor y de gloria de Jesús y María. Y con Juan Pablo II se crean los luminosos. Es una oración simple, humilde como María. Es una oración que podemos hacer con ella, la Madre de Dios. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros. Nuestra Señora siempre nos otorga lo que pedimos. Ella une su oración a la nuestra. Por lo tanto, ésta es más poderosa, porque María recibe lo que ella pide, Jesús nunca dice no a lo que su madre le pide.

Y no es capricho rezar el Rosario. La propia Virgen, en sus apariciones, nos invita siempre a rezar el Rosario. De hecho, en Fátima dijo: “Rezad el Rosario todos días...Rezad, rezad mucho y ofreced sacrificios por los pecadores...Yo soy Nuestra Señora del Rosario. Solo yo seré capaz de ayudaros. Finalmente mi Inmaculado Corazón triunfará."

Los cristianos debemos rezar el Rosario. ¿Cómo se hace? son 50 avemarías divididas en 5 misterios, 10 cada uno. Los misterios son momentos importantes de la vida de Jesús y María, y sirve para que meditemos rezando a la Virgen esos momentos. Cada día tiene unos misterios asignados. Lo mejor es que te metas en internet y poniendo “Santo Rosario” encontrarás muchas páginas dónde te lo explican todo y te dicen qué misterios son y para qué días, además de las Letanías, que se rezan después de los 5 misterios. O si lo prefieres, en cualquier parroquia preguntas y te dejan una chuleta de Rosario. Fácil. No hay excusa para no hacerlo. Si te parece mucho para empezar, puedes rezar un misterio al día (10 avemarías), y con el tiempo vas viendo cómo lo vas rezando. Sin agobios. Con libertad.

Los beneficios son muchos y reales. Te dejamos con la lista de las 15 promesas que hizo la Virgen a aquellos que rezasen el Rosario.
1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno; destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y nos defenderá de las herejías.
4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte, encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia y participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

Aprendamos a amar

Hay que agotar todos los esfuerzos antes de quejarse
Santa Teresa de Jesús
Es la palabra de moda. Está en todas las canciones de verano, es la temática de la mayoría de poemas. Es lo que más le gusta sentir a uno y lo más grande que puede dar. Esa palabra es amar.

Y el amar se puede aprender. YES, WE CAN!! Para ello os recomendamos hoy este video. Pese a que ponga que dura 47 minutos, es mentira. La entrevista que te recomendamos dura hasta el minuto 25.



Testigos del dolor

El alma no puede vivir sin amar, cuando no ama a Dios se ama desordenadamente a sí misma Santa Catalina de Siena


¿Qué tal va ese verano? Veo que has tomado precauciones para tu piel. Te has echado cremita, cremita para evitar quemarte. Chachi. Ahora bien, ¿le echas a diario crema a tu alma para que no se queme? Sí, como lo oyes. También tenemos que cuidar e hidratar nuestra piel. ¿Y cómo? Abre tu Biblia y sorpréndete. Desde CIRCULAR queremos ayudarte hoy con un testimonio, el de Luis de Moya, sobre la lucha, el dolor y el amor de Dios.AQUÍ LO TIENES:



La llave inglesa de Dios

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuantopuedes, y a que pidas lo que no puedes San Agustín


¿Cómo llevas el empacho de vacaciones? Entre fichaje y fichaje de Florentino y las victorias de Contador, sería bueno que nos parásemos un domingo más a pensar. Ya, ya sé que es verano y tienes el cerebro en ahorro de energía, pero ya verás cómo lo que te proponemos desde Circular no es para tanto. Sólo requiere hacerte un hueco para hablar con Dios. Unos minutos. Y sabes que te sobran a patadas.

“¿Unos minutitos para qué?” pues ya que estamos de vacaciones, con menos estrés y agobios y más tiempo para pensar en serio, es siempre el momento idóneo para plantearnos cosas profundas de nuestra vida. Es el momento de las grandes decisiones. Por supuesto académicas y de trabajo (decidirse a aprender un idioma, hacer un máster…). También en otros niveles más personales como puede ser decidirse a aprender a cocinar de una vez, que llevas años diciendo que algún día aprenderás…pero eso ya te lo comentamos en otro Circular. Sobre todo, es el momento de plantearse qué hace uno aquí en esta vida.

Realmente hay que pararse a pensar “pero bueno, ¿para qué estoy aquí? ¿Por qué estudio o trabajo en esto? ¿Realmente lo hago porque es lo que debo hacer, o lo hago por pura inercia?”. Es el momento de coger el timón de tu vida y revisar tu norte. Muchas veces no nos damos cuenta y vivimos una vida que no es nuestra, es como si fuera la vida de otro. Tenemos que vivir nuestra vida, conforme a lo que estamos llamados. ¿Todo lo que haces lo has elegido tú, o han sido las circunstancias, el dejarse llevar? ojo, esto no significa que hagas lo que te dé la gana. La mayor parte de las cosas “tocan hacerlas”. Pero es muy distinto elegirlas tú en función de un razonamiento a acabar en algo que uno no sabe bien por qué está ahí. Esto puede ocurrir con lo académico, pero también con lo personal: una situación de vida, unos “amigos”, unas costumbres.

Revisar tu vida. Todo. Que todo lo que hagas sea tuyo, algo en lo que tú te comprometes, aunque sea costoso (como la mayor parte de las cosas que merecen la pena). Y en todo este proceso entra, como no, el que más te conoce, Dios.

Imagínate a un mecánico con su coche recién terminado. Lo ha construido con un propósito, unas formas, un sistema. Nadie mejor que él lo conoce. Se sabe todas las piezas. Y el coche funciona de maravilla. Pero con el paso del tiempo el coche va cogiendo mugre, rallajos, algún golpecito…y el nuevo dueño, que no se empana mucho de cómo funciona el coche le hace…apañitos. Al final hay cosas del coche que dejan de funcionar, tiene dos luces fundidas, la pintura parece más un cuadro surrealista que otra cosa. Si no se revisa, si no se lleva al taller para que el mecánico le eche una “ojeá”, pronto funcionará como el coche de Pedro Picapiedra, y al final servirá para coger polvo y guardar muebles en el maletero olvidado en el garaje. De estar pensado para ser un coche deportivo, pasa a ser un adorno.

Sí, era evidente. El coche nos representa a nosotros y el mecánico a Dios. La próxima vez lo haré más original, lo prometo. Pero, con tu venia, vamos a quedarnos con el ejemplo. Este verano debe ser ese momento donde revisas todo con el mecánico. Deja que Él te aconseje, fíate de Él. Pregúntale. Discute con Él si es necesario. ¡¡¡Pero habla con Él!!! Dale una vuelta a todo. A todos tus aspectos de la vida. Y si el resultado es que cambias poca cosa, será que Dios quería que a todo lo que ya haces le des un sentido más suyo, dejen de ser “tus cosas” para ser “vuestras cosas” (de Dios y tuyas).

Todo esto cuesta. Notarás, posiblemente, que Dios te vuelve a pedir que hagas eso que sabes que lleva pidiéndote tiempo, o te pedirá cosas nuevas. Tienes dos opciones: no escuchar y hacerte el sordo “nada, me quedo con los tapacubos cutres del 83” o, a pesar de lo que cueste, decides fiarte y ponerte unos alerones de “competi”.

Para todo esto la fórmula es bien sencilla, envía un sms con la palabra clave “mecánico” al… no. En realidad es como ya sabes, rezando habitualmente. Cuesta, da pereza, no encuentras un hueco (te engañas con que no te da la vida). Pero es el precio de la felicidad y la libertad, tú verás (jojojo, así dicho es tremendo, pero es como suena). Si no te parece cierto, léete el Circular reciente del testimonio de una joven que se mete a misionera. Nooo, no tienes que acabar siendo misionero. Tranquilo. Ya te dirá Dios qué tiene preparado para ti, para qué te pensó al crearte. ¡Quizás sea el centrocampista que busca Florentino y tú ahí tirado viendo la tele!

Rezar. Es la palabra mágica. Recuerda que hay una frase por ahí que dice “cuando un cristiano se arrodilla tiembla el mundo”. No lo olvides. Confía en el mecánico y deja que te ponga esos altavoces potentes que llevas tiempo deseando.