Lejos queda ya las calles abarrotadas de mochilas de la JMJ Madrid 2011. Conciertos en Plaza España, exposición del Santísimo en el Bernabéu, fiesta del perdón en el parque del Retiro, evangelizaciones a pie de calle, chavales de camisa amarilla cantando por el metro, voluntarios dejándose la piel bajo el sol de agosto, una Iglesia universal unida, un Papa volcado con la juventud… ¿Qué ha quedado de todo esto?, ¿ha servido de algo?, ¿mereció la pena tanto esfuerzo?
Antes de comenzar la JMJ, en el vuelo del Papa el 18 de agosto, el Padre Lombardi hizo esas mismas preguntas a Benedicto XVI en nombre de los periodistas.
P. Lombardi: “Las Jornadas Mundiales de la Juventud son un tiempo hermosísimo y suscitan mucho entusiasmo, pero los jóvenes luego al volver a casa encuentran un mundo en el que la práctica religiosa está en disminución muy fuerte. A muchos de ellos probablemente no se les verá ya en la iglesia. ¿Cómo se pude dar continuidad a los frutos de la Jornada Mundial de la Juventud? ¿Piensa que dará efectivamente frutos de larga duración más allá de los momentos de gran entusiasmo?”.
Benedicto XVI: “La siembra de Dios siempre es silenciosa, no aparece inmediatamente en las estadísticas. Y esa semilla que el Señor siembra con las JMJ es como la semilla de la que habla el Evangelio: una parte cae en el camino y se pierde; una parte cae en la piedra y se pierde; una parte entre las espinas y se pierde, una parte cae en tierra buena y da mucho fruto. Esto es precisamente lo que sucede con la siembra de la JMJ: mucho se pierde y esto es humano. Con otras palabras del Señor, la semilla de mostaza es pequeña, pero crece y se convierte en un gran árbol. Ciertamente se pierde mucho, no podemos decir que desde mañana comienza un gran crecimiento de la Iglesia. Dios no actúa así. Crece en silencio y mucho.
Sé que otras JMJ han suscitado numerosas amistades, amistades para toda la vida; muchas nuevas experiencias de que Dios existe. Y nosotros confiamos en este crecimiento silencioso, y estamos seguros de que, aunque las estadísticas no hablen mucho de ello, la semilla del Señor crece realmente. Y para muchísimas personas será el inicio de una amistad con Dios y con los demás, de una universalidad de pensamiento, de una responsabilidad común que realmente nos muestra que estos días dan fruto. Gracias”.
Crece en silencio
Tras leer estas palabras del Papa, no caigas en la tentación humana de hacer recuentos. El Espíritu sopla donde quiere. Dios actúa sin ser visto. No te desanimes porque la JMJ haya terminado y en tu parroquia, congregación o movimiento no haya sucedido lo que esperabas. Sigue rezando por los frutos de esa semana, da gracias por todas las conversiones que ha habido y no has visto, por las miles de personas que ahora mismo están discerniendo su vocación y los que ya lo han hecho, por todos los que sin fe pensaron qué hacen dos millones de chavales en las calles de mi ciudad para escuchar a un anciano, por los que se rebelaron ante ese testimonio de Iglesia universal, por los que preparan este nuevo pentecostés en Río 2013, por todos los que no quisieron participar. Dios actúa en medio de su pueblo sin ser visto, sin querer salir en la portada de los medios. Es un viento que saca flores del desierto, o como dice el Himno, que anuncia la salvación donde acechó el infierno.
Pregúntate tú ahora que ha quedado en ti de la JMJ. No mires tanto a tu alrededor y refresca lo que supuso para ti esa semana. No dejes que la siembra que hizo Dios en ti caiga en saco roto. Dios sigue llamándote igual lo que hizo bajo la lluvia de Cuatro Vientos a una vida nueva.