Quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su hermano a quien ve, es un mentiroso.
(1 Jn 4, 20)
Existe una canción que se llama "pescador de hombres", que probablemente conozcas, y dice:
Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos
tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en la arena he dejado mi barca
junto a Ti, buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo
en mi barca, no hay oro ni espadas
tan sólo redes y mi trabajo.
Señor, me has mirado...etc.
Tú necesitas mis manos
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Señor, me has mirado...etc.
Tú, pescador de otros lagos
ansia eterna de almas que esperan
amigo bueno que así me llamas.
Señor, me has mirado...etc.
¿Recuerdas aquel cartel norteamericano de reclutamiento que decía "I want you"? pues Jesús también te quiere en su equipo. Sin embargo, en aquel cartel norteamericano pedía ciertas aptitudes personales, ciertos mínimos (edad, altura, condiciones físicas...). Dios no pide nada, no pone requisitos mínimos "Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga". Sí, Jesús te quiere a ti en concreto. Con tus fallos, tus alegrías, tus tristezas, tus virtudes, tus defectos... no busca ni a sabios ni a ricos, sólo que tú le sigas. Para Él eres irremplazable. Incluso aunque a veces pensemos que somos un desastre, incluso cuando ni nosotros mismos nos aceptamos... Él sigue buscándote, sigue yendo a la orilla para salir a navegar contigo.
En su llamada no hay reproches, no tiene una mirada fría, dura, resentida..."Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre". Muchas veces pensamos que Dios nos tendrá resentimiento, que no puede querernos después de tantos y tantos errores...pero muy al contrario, Jesús te mira a los ojos, a lo más profundo de tu ser, y con más amor del que puedas imaginar dice tu nombre. Él te conoce muy bien, es más, "hasta los pelos de tu cabeza he contado". No hay nadie que te conozca mejor, nadie que te ame como Él. Hagas lo que hagas, Él no dejará de quererte, de buscarte. En Jesucristo no hay lugar para el reproche.
En aquel cartel norteamericano te instaban a ir a la guerra, a dejarlo todo atrás. Dios nos hace una llamada total: "déjalo todo y sígueme", Pero Dios no se refiere a que dejes tu casa, tus amigos...sino que dejes todo aquello que te aleja de Él, todo aquello que te empobrece, que te esclaviza, que te aleja de su Amor. No tengas miedo, no pienses que eso supone perderlo todo. Al contrario, Jesús le dará sentido a tu vida: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Y es cierto: ¿cuántas veces te has quedado vacío?, ¿cuántas veces la cosas no te han llenado como pensabas?, ¿cuántas veces te has quedado frustrado, decepcionado, por no encontrar el amor que te llene de gozo? muchas veces, quizás demasiadas. Sólo hay un Amor que puede llenarte totalmente, que puede cambiarte la vida...y ése es el de Cristo, que te quiere infinitamente. No hay amor más grande.
No pienses que para seguir a Jesús hay que ser perfecto, ni el hombre más virtuoso. "Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas, tan sólo redes y mi trabajo". Dios conoce tu pobreza, tu ser, tus limitaciones..., ninguno somos perfectos. Y por ello Él, que lo sabe, no busca nada de eso. Sólo tus "redes" y tu "trabajo". Con tu esfuerzo y tu amor le vale. El resto lo cambiará Él, no te preocupes.
Contigo Jesús quiere hacer grandes cosas. Cristo tiene muchos proyectos que hacer contigo, juntos: "Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse". Ésa es la verdadera vocación cristiana, el verdadero sentido de la vida: que te des a Dios y a los demás. Con Jesús en tu barca, serás "pescador de hombres". Con Jesús podréis conquistar nuevos lugares, hacer feliz a mucha gente, hacer feliz a los que te rodean. No hay mejor vida que ésa. "No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Porque bien sabes que una vida para uno mismo no merece la pena. Sólo lleva al vacío, la decepción, la amargura... aquellos jóvenes que se alistaban en el ejército norteamericano sabían que allí lo más que conseguirían era salir vivos. No lo hacían por ellos mismos, dieron su vida por los demás, por la gente que querían. En cambio, si dejas que Jesús entre en tu vida, "suba a tu barca", tu vida cambiará radicalmente. Todo cambiará. Encontrarás el sentido de la vida, de tu vida.
¿Te acuerdas cuando en Hermanos de Sangre le decía un soldado al mayor Winters: "yo a usted le acompañaría hasta las mismísimas puertas del Infierno, señor"? ese soldado supo fiarse de aquella persona, supo seguirle en el combate. Nosotros también debemos saber fiarnos del mejor de los capitanes de la vida, Jesucristo. "Junto a Tí, buscaré otro mar". Atrévete a cambiar. Apuesta por Él. Él te llevará hasta lugares que antes no habías sido capaz de imaginar. Te hará sentir el mayor gozo de la vida: saberte amado por Dios, un Amor infinito, incondicional y para siempre.
Buena semana!!
No te olvides de ver este VIDEO
Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos
tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en la arena he dejado mi barca
junto a Ti, buscaré otro mar.
Tú sabes bien lo que tengo
en mi barca, no hay oro ni espadas
tan sólo redes y mi trabajo.
Señor, me has mirado...etc.
Tú necesitas mis manos
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.
Señor, me has mirado...etc.
Tú, pescador de otros lagos
ansia eterna de almas que esperan
amigo bueno que así me llamas.
Señor, me has mirado...etc.
¿Recuerdas aquel cartel norteamericano de reclutamiento que decía "I want you"? pues Jesús también te quiere en su equipo. Sin embargo, en aquel cartel norteamericano pedía ciertas aptitudes personales, ciertos mínimos (edad, altura, condiciones físicas...). Dios no pide nada, no pone requisitos mínimos "Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga". Sí, Jesús te quiere a ti en concreto. Con tus fallos, tus alegrías, tus tristezas, tus virtudes, tus defectos... no busca ni a sabios ni a ricos, sólo que tú le sigas. Para Él eres irremplazable. Incluso aunque a veces pensemos que somos un desastre, incluso cuando ni nosotros mismos nos aceptamos... Él sigue buscándote, sigue yendo a la orilla para salir a navegar contigo.
En su llamada no hay reproches, no tiene una mirada fría, dura, resentida..."Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre". Muchas veces pensamos que Dios nos tendrá resentimiento, que no puede querernos después de tantos y tantos errores...pero muy al contrario, Jesús te mira a los ojos, a lo más profundo de tu ser, y con más amor del que puedas imaginar dice tu nombre. Él te conoce muy bien, es más, "hasta los pelos de tu cabeza he contado". No hay nadie que te conozca mejor, nadie que te ame como Él. Hagas lo que hagas, Él no dejará de quererte, de buscarte. En Jesucristo no hay lugar para el reproche.
En aquel cartel norteamericano te instaban a ir a la guerra, a dejarlo todo atrás. Dios nos hace una llamada total: "déjalo todo y sígueme", Pero Dios no se refiere a que dejes tu casa, tus amigos...sino que dejes todo aquello que te aleja de Él, todo aquello que te empobrece, que te esclaviza, que te aleja de su Amor. No tengas miedo, no pienses que eso supone perderlo todo. Al contrario, Jesús le dará sentido a tu vida: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Y es cierto: ¿cuántas veces te has quedado vacío?, ¿cuántas veces la cosas no te han llenado como pensabas?, ¿cuántas veces te has quedado frustrado, decepcionado, por no encontrar el amor que te llene de gozo? muchas veces, quizás demasiadas. Sólo hay un Amor que puede llenarte totalmente, que puede cambiarte la vida...y ése es el de Cristo, que te quiere infinitamente. No hay amor más grande.
No pienses que para seguir a Jesús hay que ser perfecto, ni el hombre más virtuoso. "Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas, tan sólo redes y mi trabajo". Dios conoce tu pobreza, tu ser, tus limitaciones..., ninguno somos perfectos. Y por ello Él, que lo sabe, no busca nada de eso. Sólo tus "redes" y tu "trabajo". Con tu esfuerzo y tu amor le vale. El resto lo cambiará Él, no te preocupes.
Contigo Jesús quiere hacer grandes cosas. Cristo tiene muchos proyectos que hacer contigo, juntos: "Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse". Ésa es la verdadera vocación cristiana, el verdadero sentido de la vida: que te des a Dios y a los demás. Con Jesús en tu barca, serás "pescador de hombres". Con Jesús podréis conquistar nuevos lugares, hacer feliz a mucha gente, hacer feliz a los que te rodean. No hay mejor vida que ésa. "No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Porque bien sabes que una vida para uno mismo no merece la pena. Sólo lleva al vacío, la decepción, la amargura... aquellos jóvenes que se alistaban en el ejército norteamericano sabían que allí lo más que conseguirían era salir vivos. No lo hacían por ellos mismos, dieron su vida por los demás, por la gente que querían. En cambio, si dejas que Jesús entre en tu vida, "suba a tu barca", tu vida cambiará radicalmente. Todo cambiará. Encontrarás el sentido de la vida, de tu vida.
¿Te acuerdas cuando en Hermanos de Sangre le decía un soldado al mayor Winters: "yo a usted le acompañaría hasta las mismísimas puertas del Infierno, señor"? ese soldado supo fiarse de aquella persona, supo seguirle en el combate. Nosotros también debemos saber fiarnos del mejor de los capitanes de la vida, Jesucristo. "Junto a Tí, buscaré otro mar". Atrévete a cambiar. Apuesta por Él. Él te llevará hasta lugares que antes no habías sido capaz de imaginar. Te hará sentir el mayor gozo de la vida: saberte amado por Dios, un Amor infinito, incondicional y para siempre.
Buena semana!!
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