18/11/07

El Espíritu Santo...¿y ese quién es?

No hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. Da de tu pan al hambriento y da tus vestidos al desnudo. Busca el consejo de los prudentes. Bendice al Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos y que lleguen a buen fin todas tus sendas y proyectos. (Tb. 4,16-17. 19-20)



Hay ocasiones de bajón en nuestra vida en las que nos decimos a nosotros mismo: menudo marrón me ha caído con esto de ser cristiano . Cuántas veces nos hemos visto pequeños, ¿verdad? Cuántas veces hemos dicho que no valemos pa´ esto, que tenemos muchos defectos, que estamos muy cansado… El maligno siempre aprovecha esas ocasiones para cerrarnos el corazón y que así nosotros no pidamos ayuda y nos empecemos a sentir solos ante el vendaval. Pero es que jamás estamos solos ante las luchas, tenemos siempre a Alguien detrás nuestra. Dios nos anima, nos protege, nos guarda, nos guía. Es lógico que te veas pequeño en ciertas ocasiones, porque lo eres. Tú y yo somos pequeñitos y a menudo vemos los retos de Dios como imposibles. Pero estos sólo son imposible si apartamos a Dios del plan. Porque es Él quien mueve los corazones de los demás, quien te da la gracia para que te esfuerces al máximo, para que te superes día a día, para que seas mejor amigo, mejor novio/a, mejor hijo o mejor padre. No pierdas de vista la ayuda de Dios.

Hoy aquí te presentamos al Espíritu Santo, una de las personas de la Trinidad que está con nosotros en todas nuestras aventuras por esta vida. Él es guía y refugio, es maestro y protector. No tengas el móvil de tu alma en silencio porque si quieres Él puede llamarte ahora mismo, y si aceptas la llamada verás todo con luces nuevas.

INTRODUCCIÓN

Cuando un cristiano corriente se arrodilla para rezar sus oracio­nes, está intentando ponerse en contacto con Dios. Pero sabe que lo que le está moviendo a rezar también es Dios: Dios, por así decirlo, dentro de él. Pero también sabe que todo su conocimiento real de Dios le viene a través de Cristo, el Hombre que es Dios..., que Cristo está de pie a su lado, ayudándole a rezar, rezando con él. ¿Ves lo que está ocurrien­do? Dios es aquello a lo cual él está rezando, la meta que está intentando alcanzar. Dios es también el que dentro de él le empuja, la fuerza de su motivación. Dios es también el camino o puente a lo largo del cual está siendo empujado hacia esa meta. De manera que las tres Personas divinas están presentes cada vez que digo una oración.

DIOS EN MI Y YO EN DIOS

En demasiadas ocasiones uno se encuentra con gente que pide a Dios cosas, como si se tratase de regalos que Dios pudiese coger de un gran armario y entregárselos a quien se los pide. Se le suplica que dé paz, fortaleza, felicidad, alegría, poder, vida eterna... Pero debemos entender que Dios no tiene un armario con esas cosas para regalar, sino que esas cosas están en El, en Dios: Dios sería, en todo caso, el armario. Y sólo quien entre en el armario puede obtenerlas: sólo quien se mete en Dios puede entregárselas.

¿Y qué es eso de meterse en Dios? Dios crea al hombre, y este tiene una vida que podríamos llamar natural o biológica. Pero Dios ofrece al hombre la posibilidad de nacer de nuevo, y nacer así a una vida sobrenatural: Dios vive en mi interior, Dios se mete en mí, o lo que es lo mismo: yo me meto en El. Y entonces Dios y yo vivimos mi vida: entiendo más como El, veo las cosa como El, siento más como El, quiero más lo que El quiere, tengo la fuerza de El... Y así, estando Dios metido en mi, o yo metido en Dios... voy siendo otro Cristo. He nacido a una nueva vida, que es la del Espíritu.

EL SANTO ES EL LLENO DEL ESPIRITU

Me decía un buen chaval de 16 años , en un momento de bajón y desánimo importante:"llevo varios meses intentando ser santo y luchando por amar a Dios, pero me he dado cuenta de que casi no le amo, y eso que se lo pido y me esfuerzo". Y al ver su comportamiento, sus ofensas a Dios y lo poco que Dios le movía, concluía:"yo creo que en el fondo no quiero". Tuve que decirle que, aunque de momento no se notase en su vida concreta, él si quería a Dios, porque quería quererle. Lo que ocurría es que amaba poco a Dios, pero le amaba todo lo que podía; y Dios le ayudaba, también, todo lo que podía. Y se quedo muy animado cuando se lo expliqué: Si yo voy a Dios con un vaso lleno de agua y le pido que me lo llene de Coca-Cola, Dios me dirá con una gran lógica: pero si lo tienes lleno de agua ¿cómo te lo voy a llenar de Coca-Cola? Yo puedo insistirle otra vez en que me lo llene de Coca-Cola, pero El podría echarme como mucho un poquito, hasta el borde, pero no más. ¡Pues vacíalo de agua!, si no lo vacías no puedo hacer nada. Y es verdad: es un problema de física. Dios no puede hacer un imposible. Si quiero que el vaso de mi corazón se llene de su amor, pero se lo presento lleno de amor a mí mismo y a mis cosas, El no puede hacer nada. No debemos desanimarnos: amamos a Dios todo lo que podemos, lo que ocurre es que a veces podemos poco.

Ser santo consiste en ir vaciándome de mi mismo , y Él ir llenando mi vaso de Espíritu Santo. ¿Y cómo se vacía uno de sí mismo? Pues de dos maneras: primero, achicando agua. Cuando vas en un bote de remos y se ha metido agua en el interior, se coge algún cubo o recipiente y se va achicando el agua, poco a poco, cubo a cubo. Poco a poco, detalle a detalle, achicar el yo: con sacrificios, dejando algunos caprichos, no haciendo caso al me apetece...

Y segundo: metiendo con esfuerzo otras cosas en mi: a Dios y a los demás , y por presión saldrá el yo; pensar en los demás, hablar de lo que les gusta, hacer favores, pensar en Dios, tratarle...

ESPIRITU Y SUS CLASES PARTICULARES

Mi alma, tu alma, es un aula en la que tú eres el único alumno . Y tienes un profesor particular, el Espíritu Santo, que te va explicando en cada momento lo que tienes que hacer. Y va lección a lección: barrotes, una letra, otra, te enseña a leer y escribir... y si le sigues la clase particular, con muchos pequeños esfuerzos, acabas siendo un verdadero santo, acabas siendo el mismo Cristo.

¿Y cuándo da esas lecciones? Quizá pienses que tú no has tenido todavía ninguna clase particular. Y seguro que no es así. Las lecciones las da cuando él quiere. Y las da dentro de ti: en tu conciencia. Insinúa que eso lo puedes hacer mejor; en su momento te recuerda un propósito para que lo hagas; te da la idea de hacer un favor a un amigo o ayudar en casa en una cosa concreta; hace que se te ocurra hablar con un amigo diciéndole una cosa que le puede ayudar; te advierte que evites una situación que te puede venir mal; te recuerda que tienes que ponerte a estudiar o no interrumpir el trabajo porque no está terminado; te recuerda que te peines, te limpies los zapatos o dejes ordenado ese libro; te sugiere hacer un sacrificio concreto; te ofrece entregarle tu vida de un modo concreto; te da un toque haciéndote ver que estás dejándote llevar por la soberbia o el amor propio; te grita que lo que haces es egoísmo puro; te da la alegría o satisfacción de haber hecho eso bien; te anima a que seas generoso; te avisa que puedes o debes confesarte ahora;...



Esas son lecciones que da Él directamente en el alma. Aparte de muchas otras lecciones para las que se sirve de otras personas: un consejo de un familiar, el ejemplo de un conocido, una conversación con un amigo, lo que te dicen en la confesión o en la dirección espiritual, una homilía,...

//Adaptación de "Tratar al Espíritu Santo"//

Buena semana!!

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