Los santos fueron santos, porque quisieron, con inmenso querer, ser fieles
Madre Maravillas de Jesús
En 1918, un enfervorecido Lenin profetizaba: "Cuando hayan muertos las abuelas, nadie recordará que hubo una Iglesia en Rusia" Muchas veces tú y yo hemos tenido ese pensamiento en nuestra cabecita. Lo de rezar es cosa de viejos; lo de creer en Dios es de otro siglo, no cabe en la era de la red. Los jóvenes de hoy, gracias al relativismo, saben perfectamente que es una pérdida de tiempo creer un Ser Eterno.
Sabemos de sobra que hemos sido bautizados porque es una costumbre popular. Que es por juntar a la familia en un salón a celebrar la llegada del nuevo hijo, que lo de la pila y el agua es puro trámite. Unos años más tarde sabemos que hay otra de esas extrañas costumbres que es hacer la Comunión. Es cierto, muchos la hacemos porque, bueno, la hacen nuestros compañeros de clase, del barrio o porque nosotros también nos merecemos una fiesta en nuestro honor. ¿Quién no quiere ser el centro de atención de los flashes por un día? Es muy buena idea tener regalos un mes de mayo en nuestras vidas, eso no hace daño a nadie. Aunque cada día se oyen a más padres decir a sus hijos "Nene, qué quieres: Hacer la Comunión o que nos vayamos de viaje a Disney World" Y lógicamente, qué te va a decir un niño…
Ya no hablemos de lo de la Confesión que quizás la hemos hecho alguna vez, pssssss, no sé… por probar, por ver qué se siente o porque era necesario para poder hacer la comunión. No te creas tú que vamos a hacer la colada de nuestra conciencia semanalmente, y encima pedir perdón. Una vez en la vida y por compromiso, pa´qué más.
Una vez hecha la primera comunión, todo se queda ahí. En primera comunión. Para qué hacer una segunda, no hay que ser abusivos. Queda más moderno decir que la primera comunión fue también la última. Todo el mundo te entiende. Y cómo nos gusta no desentonar en la era moderna.
Tras esto llega la pubertad, la adolescencia y ahí llega el momento de la verdad. Ya somos demasiado mayores para seguir creyéndonos el cuento de Jesús y su Evangelio. Tenemos los días muy ocupados, y mucho más el domingo. La misa se queda en algo anecdótico y puntual en nuestra historia. Si acaso en algún bautizo de algún hijo/a de un amigo, en la Comunión de la hija de nuestra hermana o en la boda de alguien. Pero no es necesario pisar la Iglesia mucho más. Hombre…, hay que poner la excepción de en los momentos tristes de algún funeral y eso…
Lo de la Confirmación mejor ni nombrarlo. Confirmarse es afirmar por uno mismo la fe, hacer del compromiso del bautismo algo propio. Tomarse en serio la fe y el compromiso apostólico y caritativo del mensaje de Cristo. No obstante, quién quiere más compromisos. Bastante tenemos ya con lo que tenemos encima. La Confirmación mejor dejarla pasar. Siempre queda algún despistado que la hace. En fin… ¡Qué se le va a hacer!
Efectivamente, luego hay algún bala perdida que parece que la Comunión le dio algún efecto secundario y que sí siguió yendo a misa. Incluso sigue yendo, 20 años después, los domingos. Sin embargo, el nunca ha querido pasar de eso. La fe que tiene es la misma que la que tenía en sus catequesis a los 6 años. Jamás ha querido profundizar en el catolicismo, hacer su fe tan adulta como él (también es que nadie se lo dijo o le animó a algo. Siempre quedarán esos amigos que tienen un tesoro y no lo comparten). Las dudas que le fueron surgiendo nunca quiso preguntarlas, no sea que tuviesen respuesta. Mejor era dejarlas guardadas en la carpeta de la memoria para que cuando algún amigo suyo le pusiese en duda algo de la Iglesia él dijese "bueno si yo te entiendo. Si hay muchas cosas de la Iglesia que yo no comparto". O incluso hay rachas de esas en las que la práctica dominical se queda en PAUSE y dice eso tan cool de "soy católico pero no practicante".
No le preguntes lo de si reza o no. Eso es para monjas y curas. El que vive en el mundo no puede gastar diez minutos diarios en hablar con Dios. Además, ¿se puede hablar con Dios? ¡Pero qué me estás contando! Gracias a la televisión e internet uno puede cubrir esos huecos que quedan a lo largo del día en los que podría dar la locura de rezar un poco. ¡Dios salve el entretenimiento!
Lo del rosario… bueno, es un adorno monísimo para colgarse del cuello en la pista de baile. Los que más wuapos están son esos que brillan en la oscuridad. Quedas to´ fashion y las niñas se fijan en ti. Total, que utilidad más se le puede encontrar a este extraño artilugio. Decía mi madre que era para rezar con la Virgen María y recordar su vida y la de Cristo. Qué locuras dicen a veces las madres. ¡Cómo se aburren!
Qué razón tenía ese viejo Lenin. El cristianismo está de capa caída y le quedan dos días para desaparecer. Son cuatro gatos ya los que creen. La Iglesia desaparecerá cuando hayan muerto las abuelas, ¿no?
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Unos años más tarde, en 1988, un decepcionado miembro del Comité Central del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) recordando las palabras de Lenin apostilló: "Saben qué, LAS ABUELAS NUNCA MUEREN"
Hoy, en el año 2008, sigue habiendo gente que no da la espalda a Dios. Hay muchísimas personas que pide con fe el bautizo a sus hijos, que piden la Comunión porque quieren para sus hijos lo mejor. Y qué mejor que puedan recibir a Cristo. Sigue habiendo gente que quiere descubrir a Jesús. Que sabe que la sed del ser humano sólo se colma con el amor de Dios. Con donarle la vida a Él.
Sigue habiendo gente valiente que mira a los ojos a Dios y se entregan a Él haciéndose sacerdotes. Sigue habiendo llamadas a los monasterios, a la vida consagrada y religiosa. Y sigue en pie la revolución del cristiano laico comprometido con la Buena Nueva. Nunca ha dejado ni dejará de haber chicas y chicos que serán médicos, abogados, obreros, hosteleros, carpinteros, ingenieros, transportistas…, padres y madres, esposos y esposas con algo en común. Viven en el mundo pero no son del mundo. Saben que su reino es el de los Cielos. Y aquí en la tierra buscan agradar a Dios en su oficio, en sus responsabilidades como trabajadores, como padres de familia, como hijos… Que conocen a Dios porque le dedican un tiempo diario a tratarle. Sigue habiendo jóvenes que no se avergüenzan de su fe, que salen de marcha los fines de semanas pero siempre conscientes de que son templo del Espíritu Santo y que nunca permitirán un ambiente en el que se les obligue abandonar a Dios.
Sigue habiendo gente consciente de que Dios lavó los pies a sus discípulos y que saben que en el mundo aún quedan muchos pies por lavar. Que sigue habiendo mucha oscuridad que iluminar, muchas injusticias que resolver y que denunciar. Son conscientes de que quedan muchas cadenas por romper.
En el siglo XXI, sigue habiendo gente de toda clase y condición que se niegan a dejar a Cristo olvidado en el desván. Que quieren esforzarse por servir a los demás, y servir para Dios. Porque saben que la profecía de Lenin jamás se cumplió, y jamás se cumplirá, porque LAS ABUELAS, como los viejos roqueros, NUNCA MUEREN.
(Dedicado a todos los cristia@s del mundo que siguen soñando con algo mejor)
Un fuerte abrazo,
GRUPO CIRCULAR
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