26/4/08

Libertad para seguir a Dios (1)

"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí,
y yo en él"

Jn 6,54



Estas palabras de Jesús le costaron muchas deserciones entre sus files. Ayer, igual que hoy, el milagro del sacramento de la Eucaristía, el que esté el mismo Cristo bajo las especies de pan y de vino, causa repulsa en algunos. Lo interesante, y alucinante, de este episodio es la reacción de Jesús.



Los que, tras escuchar sus palabras, se van no eran oyentes ocasionales. Muchos de ellos también eran discípulos del Señor. Discípulos que una vez sintieron el calor de las enseñanzas del Maestro y de su persona. Todos habían renunciado a cosas por seguirle, pero ahora creen que sus renunciamiento no ha servido para nada. Pierden cuanto habían ganado y todo lo que hubieran podido ganar aún. Pero, ¿y Jesús?, ¿por qué se queda parado?, ¿por qué no corre a impedirles que abandonen el camino de salvación?



Dios, Jesucristo, no compromete por sorpresa. Nadie le sigue sin entero conocimiento. El amor que nosotros tenemos hacía Él no es un sentimiento que va y viene, como cualquier sentimientos. Es un amor verdadero donde la voluntad y la inteligencia son sus pilotos, y los sentimientos/emociones son compañeros de viaje que unas veces nos lo amenizarán y otras harán que cueste más. Pero nosotros no debemos depender de ellos. De hecho, Dios no disimula las dificultades del "camino estrecho" por donde nos lleva. Es verdad, Él mismo dijo que su yugo es suave y su carga ligera, pero Él no prometió un yugo que no obligue ni una carga que no pese. Estos sólo se harán dulces y ligeros para aquellos que los acepten libremente por su amor. Todos aquellos que vengan a Él por fuerza y que le sigan sin conocerle, y sin tratarle de tú a tú, no encontrarán en el cristianismo alegría ni felicidad, sino únicamente una carga y un yugo.



Para amar tiene que haber libertad porque el amor no hay que confundirlo con sentimientos pasajeros. Porque el amor es descubrir algo que te perfecciona y te colma de sentido, que ves que cuesta y que a veces ni te apetece luchar por ello, pero tu cabecita te dice que no tienes que ser perezoso sino que tienes que luchar por eso que te importa. Por todas esas razones, Jesús no obliga a esos discípulos que se van a quedarse. Si uno quiere seguir a Dios hay que reconocerle y aceptarle como es. Hay que recibirle con todas sus exigencias. Tenemos que darle el primer lugar en nuestra vida.



+¿Qué puesto ocupa Dios en tu vida?, ¿luchas porque sea Él lo primero?+



Y es que Dios es tan bueno que, al ver la partida de sus discípulos, se gira a los Doce y les pregunta: "¿Queréis iros también vosotros?" Dios quiere respetar tanto la libertad del hombre que les abre las puertas de par en par y les dice: "También vosotros podéis marcharos si juzgáis demasiado dura mi doctrina". Jesús sólo quiere discípulos voluntarios que, pese a que les cueste, estén decididos a seguirle. Inmediatamente Jesús les dice: "¿no os he elegido yo a los Doce?". Eso también te lo dice hoy a ti, ¿no he sido yo quien te ha llamado, quien te ha elegido?



Cristo hoy, al igual que ayer a sus discípulos, te dice que Él te ha escogido antes de que tú le conocieses, ahora quiere que seas tú quien libremente le escojas a Él. Escoged, nos dice, entre la masa y Yo, entre vuestros instintos o mi Evangelio, entre el amor propio o la caridad, entre el egoísmo o la justicia, entre el camino ancho de los deseos y apetencias o el estrecho de lo que tenemos que hacer, deberíamos hacer.



+¿Qué camino quieres escoger en tu vida?, ¿alguna vez lo has pensado?+



Si sueles rezar, háblalo con Dios. Pregúntale si le has elegido de verdad o te quedan sitios de donde soltarte. Como el niño que desconfía de su maestro de natación y se queda anclado en el bordillo por temor y desconfianza, tenemos que lanzarnos hoy a navegar mar adentro de la mano de Dios. Nunca iremos solos, siempre estará a nuestro lado




//Adaptación de CIRCULAR de textos de George Chevrot//

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