1/10/08

¿Me perdonas? xfa... (2)

Entréguense eternamente a Jesús… y Él se servirá de ustedes para hacer grandes cosas, a fin de que crean mucho más en su amor que en su debilidad. Crean en Él… confíen en Él con una fe ciega y absoluta, seguros de que Él es el Señor. Convénzanse de que únicamente Jesús es el secreto de la vida y que la santidad no es otra cosa que el propio Jesús que vive en su interior por su gracia.
Beata Madre Teresa de Calcuta


Este CIRCULAR no es muy extenso
porque creemos que el video de hoy habla por sí solo


La necesidad de perdón de nuestros pecados

Así es. Todos tenemos cosas buenas, nadie lo duda. Pero al mismo tiempo no podemos negar –si queremos ser sinceros- la presencia del mal en nuestra vida. Somos seres limitados, tenemos una cierta inclinación al mal y también tenemos nuestros defectos; y como consecuencia de todo esto nos equivocamos, cometemos errores y pecados. Esto es evidente y Dios lo sabe. ¿Y qué pasa? Por qué nos hacemos tanto lío en la cabeza si tenemos a un pedazo de Padre –cuyo representante es el sacerdote- esperándonos en todos los confesionarios de la tierra. Y, hay que añadir, que nos espera con los brazos abiertos y con unas ganas inmensas de perdonar y olvidar. Pero, para que eso pueda ser, tenemos que reconocer que somos pecadores.

San Juan dice que "si decimos que no tenemos pecados, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros". (1 Jn 1, 9-10)


24/9/08

¿Me perdonas? (1)

La confesión fortalece el alma, pues una confesión realmente bien hecha –la confesión de un hijo que reconoce su pecado y retorna al Padre- produce siempre humildad y humildad es fuerza
Beata Madre Teresa de Calcuta


Me cuesta mucho. Me cuesta bastante… No sé si a ti también te ha pasado. Ayer me peleé con un amigo, mi mejor amigo. Como suele suceder en estos casos, fue por una tontería… que si tú dijiste que… que si yo te entendí que…

Que mal se pasa cuando no estás bien con alguien a quien quieres. Después de tirarle un par de puñaladas, llegas a casa y qué te queda. A mí personalmente no me quedaba nada, y sabes por qué… porque estaba lleno de mí mismo. Estaba tan lleno de mí que no había espacio para pensar en otro. Había echado a las buenas amistades porque el amor y el egoísmo no pueden ser compañeros de viaje. Estaba tan obcecado en que si él tal y cual, que me había olvidado que yo también soy un ser humano y que fallo tanto como los demás. De hecho me di cuenta de que si en mis amistades –mis relaciones personales, mi relación con mis padres, mi noviazgo…- hay problemas, es porque yo estoy en ellos. Si hay problemas es porque soy humano –somos humanos- y no somos perfectos. En cuanto abrí mi corazón, y me saqué de la prisión de mi ego, la paz volvió a mí y vi que, antes de nada, lo primero que tenía que hacer era hablar con mi amigo y arreglarlo todo. Ahora volvemos a ser los mejores colegas e intentamos comprender que como humanos todos tenemos defectos y que, por encima de ellos, está la persona, está nuestra amistad.

Es gracioso, a veces cuando pensamos en nuestra relación con Dios nos hacemos laberintos mentales… que si he hecho mal esto, que si me da vergüenza confesarme de esto otro, que si… que si… ¿y es que acaso Dios y yo no somos amigos?, ¿y es que acaso tú y Él no sois amigos?
Cuantas veces me lío la cabeza por retrasar la confesión, cuantísimas veces muchos problemas se me solucionarían con acudir al sacramento de la reconciliación, cuantisísimo tiempo pierdo amargándome por cosas que si viese en presencia de Dios vería que no son para tanto. Y ¿sabes porque? Porque estamos hablando de amor. Cuando uno quiere a un amigo no cuenta los favores que le hace, cuando hay amistad no se guardan los enfados en un termo –bien calentitos- para que, en cuanto surja otro mosqueo, pueda echarle mil cosas en cara… No. Mi Dios es un Dios de Amor. No es un Dios del rencor, no es el de la venganza, es el del perdón.

Muchas veces me pasa –seguro que a ti también- que cuando metemos la pata, y hasta el fondo, se nos hunde el mundo. Pensamos que ya no hay salida, que somos un desastre y que no hay solución.

Juan Pablo II nos dijo: "Nadie es capaz de lograr que lo pasado no haya ocurrido; ni el mejor de los psicólogos puede liberar a la persona del peso del pasado. Sólo lo puede lograr Dios, quien, con su amor creador, marca en nosotros un nuevo comienzo. Esto es lo grande del sacramento del perdón: que nos colocamos cara a cara ante Dios, y cada uno es escuchado personalmente para ser renovado por Él"


+¿Cuánto tiempo hace desde la última vez que dejé que Cristo me renovase?, ¿ha pasado mucho desde mi última confesión?, ¿por qué razón?, ¿pereza, vergüenza, no creer que era importante, te ves demasiado minúsculo por lo que has hecho?+

Tranquila/o, Dios siempre nos dice: "Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no importa. No hay nadie en el mundo que me interese más que tú". Nunca tenemos que dudar del deseo infinito de Dios de perdonarnos, nunca debemos dudar de su misericordia. Él siempre quiere bendecirnos y vivir en nosotros, en nuestra alma en gracia.

¿Tú dudas de tu mejor amigo/a?, ¿dudas de su confianza, de su compresión, de su acogida, de vuestra amistad? Con Dios jamás nos pasará eso, jamás nos cerrará la puerta en nuestras narices. Él tiene sed de ti, recuérdalo siempre. Sed de que le ames, de que le hables, de que le preguntes, de compartir la vida… Es tan bueno que nos dice que cuando acudimos a Él en el sacramento de la confesión, NO nos condena… es más, nos dice "Hijo/a mío/a, cuando me das tus pecados me das la alegría de ser tu salvador". No temas si vuelves a fallarle, pero sobretodo no te alejes de Él cuando caigas.

"Mas la prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera! Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no solamente eso, sino que también nos gloriamos en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación" Rm 5, 8-12

No cierres la puerta a Dios, no le cierres la puerta a su perdón. No te alejes de la confesión, de la reconciliación. Es lógico que te cueste, todo lo bueno cuesta. Pero, al igual que todo lo bueno, siempre merece la pena. Ya lo verás…


23/9/08

Las apariencias engañan, Dios no. Descúbrelo.

Donde fallan nuestras fuerzas, llega el poder de Dios
San Josemaría

Advertencia: el siguiente CIRCULAR está lleno de piedras. Se lo decimos por si le cae alguna.
Si esto sucediera, DISCÚLPENOS, es completamente a propósito. XD



Actualmente, seguro que no has dejado de ver a gente -también se ha visto en ti y en mi- muy pendiente de su aspecto.
¿Cómo tendré el pelo?,
¿Se me habrá corrido la sombra de ojos?,
¿Voy bien conjuntad@?
¡Tengo que echarme vaselina en los labios! Los tengo súper resecos,
Aaah, no puede ser. He quedado en 5 minutos y no encuentro la gomina

Nada de esto es malo. Hay que cuidar el cuerpo y el aspecto. Desafortunadamente, la cultura de la imagen está haciendo que el ser humano se centre en lo exterior y se olvide de su interior. Muchísimos chavales van por el gimnasio o hacen algún deporte, pero… ¿cuántos de ellos se ejercitan en su vida interior?, ¿cuántos hacen pesas para ganar músculo en las virtudes humanas? Y las chicas, ¡qué lindas se ponen cuando van de cena o quedan con el chico que les mola!... pero ¿cuántas de ellas se arreglan de cara a Dios?, ¿cuántas de ellas se preocupan por estar bien por dentro?

Este es el reto del futuro. Hoy en día las altas marcas han hecho grandes negocios y han conseguido que las personas se midan entre ellas por las marcas que llevan. Cada uno etiqueta a su prójimo en función de su vestimenta, de su aspecto, de sus gustos... Buscan impresionar poniéndose el pelo de moda o la camiseta del momento… qué pena que en algunos todo se reduzca a apariencias. En este día quiero que te alegres porque te voy a presentar a alguien al que no tendrás que impresionar para que se fije en ti. Él te quiso antes de que tú nacieras, de hecho naciste porque Él te pensó. Alguien que te quiere por ir vestido de ti mismo, con tus grandezas y tus defectos. Es más, no necesitas cambiar para que Él te quiera pero tú sabes que tu confianza en su Amor hará que cambies y mejores, y luches por ser más generoso con los demás. Ante Él no hace falta aparentar o disimular. Su nombre: Cristo.

Discúlpame pero no te hace falta una moda para conocer tu identidad. Vístete de sincero, ya verás cómo no te quedará tan mal. Llevarás a la medida tu autenticidad. Vístete de ti mismo, es la mejor ropa que te puedes poner, se arruga pero no pasa de moda.

Vístete de ti mismo. Pobre de la gente que depende de los trapos que se pone o de los que no –depende en qué trabaje- para sentirse bien. Antes, en la época de nuestros padres, había otras modas. Los padres iban con pantalones de campana y las mamás con peinados de rascacielos en la cabeza. A día de hoy ha cambiado y cuando se mira, por ejemplo, el pantalón de las chicas uno se pregunta, en buen plan: ¿cómo se metió ahí? Y aún más, ¿cómo se va a salir de ahí? En el otro lado, los chicos con esos pantalones que uno dice sufriendo: ¡Ay Dios mío!, ¡Qué se le cae, se la va a caer!, ¡habrá que ayudarle para que no tropiece! Son modas, igual que vienen se irán. Tú vístete de ti mismo. Te lo dejamos de tarea porque la persona que se viste de sí misma, a donde quiera que vaya, va de gala.

Otra gente sólo mira el bolsillo. Pero que a ti no te pase. Tú no tienes que necesitar el dinero para saber quién eres o quiénes son los demás. No olvides nunca que rico no es el que tiene más, sino el que menos necesita. Sin embargo hay gente que se apega al dinero, a su moto, a su chaqueta nueva… pero tú lucha y pídele a Dios que seas una persona desprendida, que sepa entregar tu tiempo y tus bienes a tus amigos y a causas nobles, que seas generoso y que vivas para los demás.

Como estarás comprobando estamos hablando constantemente del mandamiento nuevo que Jesús nos dejó: Amaos los unos a los otros como yo os he amado. ¡Acertaste! No hace falta un permiso para ponerse a amar. Entrégate a los demás como Dios se ha entregado a los hombres. Sin medidas, sin calcular y sin esperar. La sociedad actual niega este principio. A todo ponen condiciones, para ellos nadie es libre si quiere amar. No te comprometas, no dejan de repetirnos. Pero tú date cuenta que todos esos cuentos que repiten no son más que vanidad. Sólo sirve para quedarse sentado y mirarse continuamente el ombligo (yo, yo y después yo).

A los chicos que conocen a Dios no les hace una prueba de "virilidad". Él tiempo les ha enseñado que un hombre es aquel que se conquista y que sabe ser fiel. El mundo de hoy parece que uno tiene que tener pareja cuanto antes y al precio que sea, o que el noviazgo se puede vivir de cualquier manera. A esto, D. Bosco decía: No le pidas ni le reclames a Dios una mujer hasta que no le demuestres a Dios que ya eres un hombre. Ahora todo son prisas, parece que es requisito para así poder poner el nombre de la pareja en el Nick de Messenger. Pero el noviazgo y el matrimonio son tan importantes que uno necesita preparación y formación. Conquístate a ti mismo, se dueño de ti mismo porque será eso lo que luego entregues a tu pareja. Si no te posees a ti mismo ¿qué le vas a dar? No se puede dar lo que no se posee. Si ahora nos centramos en el lado de las chicas, Dios las dice que se amen, que se respeten, que sean dignas consigo misma. Dice la Escritura que la mujer es más frágil que el hombre. Ojo, más frágil no más débil. Porque frágil es sinónimo de vital, de importante, de único, de valioso. Tanto es así que el Todopoderoso necesito de la fragilidad de la Virgen María para traer a su Hijo al mundo. Recuérdalo: ámate, respétate. La mujer que se sabe amar va a encontrar a un hombre, la que no sabe o no lo intenta que no se queje, le toca un "macho". Lo más triste es que es por pedido, ella misma lo pidió al no cuidarse.

Mete a Dios en tu corazón. Eso exige y cuesta, pero verás cambios inigualables en tu vida. Dejarás a un lado tus pequeñeces para no dejar de pensar en tus amigos, en tu familia, en la gente que te rodea… Dejarás de hablar de fronteras y divisiones. Verás que eres un ciudadano del mundo con la responsabilidad de cuidar a los demás. Comprobarás que eres muy pequeñito, pero no te alterarás pues sabrás que Dios está a tu lado y que Él demuestra su grandeza en tu fragilidad. Que quede bien claro: sé tú mismo, sé tú misma. Ama a tu prójimo como a ti, no en vez de a ti. Dios lo único que te pide es lucha y sinceridad. Quizás a mucha gente de tu entorno cuando des ese paso hacia Dios le disgustará tu decisión porque te verán que de verdad crees lo que lees en tu Biblia, que quieres actuar en consecuencia. Es posible que te digan: antes cuando eras hipócrita eras más "molón". Si es amig@ de verdad tendrá que aceptar el cambio.

Recuerda: la moda es lo único que pasa de moda. En el cristianismo unas veces seremos más y otras menos. Hay que saber siempre que Dios no pasará. Él no es una moda, es lo que colma el corazón y la sed del hombre. Él otorga el sentido de nuestra existencia. Aquí te dejamos el órdago, ahora te toca a ti aceptarlo o no.


Adaptación de CIRCULAR de "Discúlpeme pero no" de
Martín Valverde, en homenaje a su labor y por su visita a España


21/8/08

Oración del Papa en la Zona Cero

Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión: <>
Is 52, 7


No es muy largo: merece la pena

El Santo Padre pronunció una oración a las nueve de la mañana; la misma hora del atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001

"Oh Dios del amor, la compasión y la sanación, míranos, personas de muchas creencias y tradiciones diferentes, que nos reunimos hoy en este lugar, escenario de increíble violencia y dolor."

"Te pedimos que en tu bondad des luz y paz eterna a todos los que murieron aquí, los héroes que fueron los primeros en responder: nuestros bomberos, oficiales de la policía, trabajadores de los servicios de emergencia, personal de la Autoridad Portuaria, junto con todos los hombres y mujeres inocentes que fueron víctimas de esta tragedia simplemente porque su trabajo o servicio los trajo aquí el 11 de septiembre del 2001."

"Te pedimos, por tu compasión, que lleves sanación a aquellos que, debido a su presencia aquí ese día, sufren de heridas y enfermedades."

"Sana, también, el dolor de las familias que aún sufren y de todos los que perdieron a seres queridos en esta tragedia. Dales fortaleza para continuar sus vidas con coraje y esperanza. Somos conscientes, también, de todos aquellos que sufrieron la muerte, heridas y pérdidas el mismo día en el Pentágono y en Shanksville, Pensilvania."

"Nuestros corazones son uno con los de ellos, en tanto nuestra oración abraza su dolor y sufrimiento. Dios de paz, concede tu paz a nuestro mundo violento: paz en los corazones de todos los hombres y mujeres y paz entre las naciones de la Tierra."
Vuelve a tu forma de amor a aquellos cuyos corazones y mentes están consumidos por el odio. Dios del entendimiento, abrumados por la magnitud de esta tragedia, buscamos tu luz y guía, en tanto confrontamos acontecimientos tan terribles."

"Concede que aquellos cuyas vidas se perdieron puedan vivir para que las vidas perdidas aquí no hayan desaparecido en vano. Confórtanos y consuélanos, fortalécenos en la esperanza y danos la sabiduría y el coraje para trabajar incansablemente por un mundo en donde reinen la paz verdadera y el amor entre las naciones y en los corazones de todos."

BENEDICTO XVI


20/6/08

Deja de buscar rumbo... la oración es el camino

En todo momento hay que poner amor, donde no hay amor, para sacar amor.
San Juan de la Cruz
« Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él »
(1 Jn 4, 16)

"Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él". Con estas pequeñas frases Benedicto XVI comienza su primera encíclica. Deus caritas est (Dios es amor).
"Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.
« Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna » (cf. 3, 16). La fe cristiana, poniendo el amor en el centro, ha asumido lo que era el núcleo de la fe de Israel, dándole al mismo tiempo una nueva profundidad y amplitud. (…) « Amarás a tu prójimo como a ti mismo » (19, 18; cf. Mc 12, 29- 31). Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un « mandamiento », sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro. En un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la venganza o incluso con la obligación del odio y la violencia, éste es un mensaje de gran actualidad y con un significado muy concreto. Por eso, en mi primera Encíclica deseo hablar del amor, del cual Dios nos colma, y que nosotros debemos comunicar a los demás.
Así es como arranca la Encíclica. Con un mensaje claro, Dios es Amor. El núcleo duro de nuestra vida. Y, por tener tanta importancia,…
+¿Cómo tramamos a ese que tanto nos ama?+
CIRCULAR te deja aquí un ejemplo de un rato de "encuentro personal" un Dios que no vemos como algo etéreo, sino como un colega, un padre atento, un muy mejor amigo… ¡qué te aproveche!

Quince Minutos con Jesús Sacramentado
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme; basta que me ames mucho. Háblame sencillamente, como hablarías al más íntimo de tus amigos, como hablarías a tu madre, o a tu hermano.
¿Necesitas hacerme alguna súplica en favor de alguien? Dime su nombre, sea el de tus padres, el de tus hermanos y amigos; dime en seguida qué quisieras hiciese yo realmente por ellos. Pide mucho, muchas cosas; no vaciles en pedir, me gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse de sí mismos para atender las necesidades ajenas. Háblame con llaneza, de los pobres a quienes quisieras consolar; de los enfermos a quienes ves padecer; de los extraviados que anhelas devolver al buen camino; de los amigos ausentes que quisieras ver otra vez a tu lado. Dime por todos al menos una palabra; pero palabra de amigo, palabra entrañable y fervorosa. Recuérdame que he prometido escuchar toda súplica que salga del corazón.
¿Necesitas alguna gracia? Haz, si quieres, una lista de lo que necesitas, y ven, léela en mi presencia. Dime con sinceridad que sientes orgullo, pereza y amor a la sensualidad, que eres tal vez egoísta, inconstante, negligente..., y pídeme luego que venga en ayuda de los esfuerzos, pocos o muchos, qué haces para sacudir de encima de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡pobre alma! ¡Hay en el cielo tantos y tantos justos, tantos y tantos santos de primer orden que tuvieron tus mismos defectos! Pero rezaron con humildad, y poco a poco se vieron libres de sus miserias.
Tampoco vaciles en pedirme bienes para cuerpo y para entendimiento: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos, negocios o estudios... Todo eso puedo darte, y lo doy y deseo me lo pidas en cuanto no se oponga, sino que favorezca y ayude a tu santificación. Hoy por hoy, ¿qué necesitas? ¿Qué puedo hacer por tu bien? ¡Si conocieses los deseos que tengo de favorecerte!
¿Te preocupa alguna cosa? Cuéntamelo todo detalladamente. ¿Qué te preocupa?, ¿qué piensas?, ¿qué deseas? ¿No querrías poder hacer algún bien a tus prójimos, a tus amigos a quienes amas tal vez mucho y que viven quizá olvidados de mí? ¿No te sientes con deseos de mi gloria?
Dime: ¿qué cosa llama hoy particularmente tu atención? ¿qué anhelas más vivamente y con qué medios cuentas para conseguirlo? Dime qué es lo que te ha salido mal, y yo te diré las causas del fracaso. Hijo mío, soy dueño de los corazones, y dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, donde me place.
¿Estás triste o de mal humor? Cuéntame tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te ofendió?, ¿quién lastimó tu amor propio?, ¿quién te ha menospreciado? Acércate a mi corazón, que tiene el bálsamo eficaz para todas las heridas del tuyo. Cuéntame todo, y acabarás por decirme que, a semejanza de mi, todo lo perdonas, todo lo olvidas, y en pago recibirás mi consoladora bendición. ¿Tienes miedo de algo? ¿Sientes en tu alma tristeza? Échate en brazos de mi providencia. Contigo estoy, aquí, a tu lado me tienes; todo lo oigo, ni un momento te desamparo.
¿Sientes desprecio por las personas que antes te quisieron bien, y ahora, se alejan de ti, sin que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y yo las volveré a tu lado si no han de ser obstáculo a tu santificación.
¿Tienes alguna alegría que comunicarme? ¿Porqué no me haces partícipe de ella por lo buen amigo tuyo que soy? Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me hiciste, te ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizás has tenido alguna sorpresa agradable; quizás se han disipado algunos recelos; quizás has recibido buenas noticias, una carta, una muestra de cariño; quizás has vencido una dificultad o salido de un apuro... Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado. ¿Por qué no has de manifestarme por ello tu gratitud, y decirme sencillamente como un hijo a su padre: gracias padre mío, gracias? El agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le agrada verse correspondido.
¿Tienes alguna promesa que hacerme? Puedo leer en el fondo de tu corazón. A los hombres se les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes un propósito firme de no ponerte más en aquella ocasión de pecado?, ¿de privarte de aquello que te dañó?, ¿de no leer más aquel libro que dio rienda suelta a tu imaginación?, ¿de no tratar más a aquella persona que turbó la paz de tu alma, haciéndote pecar? ¿Volverás a ser amable con aquella persona a quien miraste hasta hoy como enemiga?
Hijo mío, vuelve a tus ocupaciones habituales, a tu trabajo, a tu familia, a tu estudio..., pero no olvides la grata conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad de la capilla. Ama a mi Madre, que lo es tuya también, la Virgen Santísima... y vuelve otra vez a mí con el corazón más amoroso todavía, más entregado a mi servicio: en el mío encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.



Libertad para seguir a Dios (2)

Todo lo tenemos en Cristo; todo es Cristo para nosotros. Si quieres curar tus heridas, Él es médico. Si estás ardiendo de fiebre. Él es manantial. Si estás oprimido por la inquietud, Él es la justicia. Si tienes necesidad de ayuda, Él es fuerza. Si temes la muerte, Él es vida. Si deseas el cielo, Él es el camino. Si buscas refugio de las tinieblas, Él es luz. Si buscas manjar, Él es alimento.

San Ambrosio

En el CIRCULAR anterior pudimos leer cosas como:
Él no prometió un yugo que no obligue ni una carga que no pese. Estos sólo se harán dulces y ligeros para aquellos que los acepten libremente por su amor.
Escoged, nos dice, entre la masa y Yo, entre vuestros instintos o mi Evangelio, entre el amor propio o la caridad, entre el egoísmo o la justicia, entre el camino ancho de los deseos y apetencias o el estrecho de lo que tenemos que hacer, deberíamos hacer.
Y justo nos quedamos con la duda de saber qué hicieron los Doce ante la pregunta de Jesús: "¿Queréis iros también vosotros?"
En ese momento brotó de Simón Pedro una respuesta sincera: "Señor, ¿a quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna! ¿Dónde iríamos si te abandonásemos?"
Pedro no quiere elegir a otros maestros. Tampoco cree que pueda vivir uno sin tener un maestro. Sabe que es una ilusión creerse autosuficiente, que no tiene razón su orgullo cuando le dice que puede vivir independientemente. Seguro que a ti, igual que a mí, te pasa que sueñas con no obedecer a nadie. Que a veces te sale el gritar: "Yo no soy de nadie. Yo soy mi propio dueño". Pero, al igual que le pasó a Pedro, también cuando te serenas un poco ves que todos tenemos necesidad de un maestro. Todos los hombres se procuran un maestro; y la clave reside en saber escogerlo.
Los que dicen ser sus propios maestro terminan obedeciendo a sus propias pasiones. Acaban viviendo por el qué dirán. Muchas veces habrás oído a gente que protesta enérgicamente contra la "tutela" de la religión, pero que luego les ves sujetos a maestrillos indignos de un alma libre. Cuántos de ellos, o incluso nosotros mismo muchas veces, nos dejamos llevar por el ambiente, por los líderes de opinión, los que están en la "onda", por un libro guapo guapo, por un amiguete del tuto, por intereses de clase o, por el más destructor de todos, por su propio apetito siempre insaciable.
+¿Quién, o quiénes son tus maestros?+
Pedro, que sabía todo esto pues era hombre como nosotros, quería un maestro que le instruyese, que le educase; quería un buen amigo que le defienda y le dirija. Porque... ¿quién sino Jesús puede enseñarle y conducirle?, ¿qué otro maestro merecería mejor su confianza?

+¿Confías en Jesús?+
Los que se fueron tras las palabras del Maestro no se fueron por la debilidad de la carne sino por la soberbia del espíritu. Marchan de allí porque no podían permitir que Jesús –su vecino, su compatriota- se jacte de darles la vida eterna y por ese llamativo medio: alimentarse de Él. ¿Quién puede oír tales palabras?, decían.

¿Y los que se quedaron qué? Los que se quedaron, los que creyeron en la doctrina de la Eucaristía, sabían que el grano de trigo no da fruto hasta que muere. Los que creen en el pan de Vida saben que tienen que morir a sí mismos, a su soberbia, a su orgullo, y entregarse sin condiciones a Dios.
Pedro no niega que las palabras de Jesús sean duras al oído; al menos sabe que no empequeñecen al que las acepta sino que le liberan, le hacen creer. Son duras sí, pero ennoblecen nuestras pobres vidas porque las palabras de Dios ayudan a vivir.
Los demás "maestros" que aparecen en la vida sólo saben adular a sus discípulos, les presentan una moral más cómoda pero que jamás alcanza la seguridad que otorga Jesucristo. La palabra de Dios, que se afirma como cierta, puede ser chocante y cortante como una espada, pero ninguna otra puede igualarla en grandeza y profundidad. Sin duda, hay en sus palabras algo eterno. "Tú pronuncias palabras definitivas que nos dan vida para siempre". Él nos da a conocer una vida que nos hace unirnos cada vez más a Dios, para conseguir que esa unión sea eterna. Hoy, como ayer, el mundo te dice:"Abandona de una vez el camino de Dios. Ese nos es más que para carrozas y aguafiestas". Ahora te toca a ti plantarle cara al mundo. Elegir entre la multitud y Cristo. Quedarte a solas con tu corazón y escuchar a Jesús diciéndote: si quieres puede irte. Y tú, tras hacer un acto de humildad, decirle "¿A quién iremos, Señor? ¡Solo tú tienes palabras de vida eterna!"
Y después, corre, levántate. Pregúntale a Dios: ¿Maestro, dónde vives? Y escucharás en tu interior: Ven y lo verás. Atrévete a aceptar el reto de ser hijo de Dios.

//Adaptación de CIRCULAR de textos de George Chevrot//






26/4/08

Libertad para seguir a Dios (1)

"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida
eterna, y yo le resucitaré el último día.
Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí,
y yo en él"

Jn 6,54



Estas palabras de Jesús le costaron muchas deserciones entre sus files. Ayer, igual que hoy, el milagro del sacramento de la Eucaristía, el que esté el mismo Cristo bajo las especies de pan y de vino, causa repulsa en algunos. Lo interesante, y alucinante, de este episodio es la reacción de Jesús.



Los que, tras escuchar sus palabras, se van no eran oyentes ocasionales. Muchos de ellos también eran discípulos del Señor. Discípulos que una vez sintieron el calor de las enseñanzas del Maestro y de su persona. Todos habían renunciado a cosas por seguirle, pero ahora creen que sus renunciamiento no ha servido para nada. Pierden cuanto habían ganado y todo lo que hubieran podido ganar aún. Pero, ¿y Jesús?, ¿por qué se queda parado?, ¿por qué no corre a impedirles que abandonen el camino de salvación?



Dios, Jesucristo, no compromete por sorpresa. Nadie le sigue sin entero conocimiento. El amor que nosotros tenemos hacía Él no es un sentimiento que va y viene, como cualquier sentimientos. Es un amor verdadero donde la voluntad y la inteligencia son sus pilotos, y los sentimientos/emociones son compañeros de viaje que unas veces nos lo amenizarán y otras harán que cueste más. Pero nosotros no debemos depender de ellos. De hecho, Dios no disimula las dificultades del "camino estrecho" por donde nos lleva. Es verdad, Él mismo dijo que su yugo es suave y su carga ligera, pero Él no prometió un yugo que no obligue ni una carga que no pese. Estos sólo se harán dulces y ligeros para aquellos que los acepten libremente por su amor. Todos aquellos que vengan a Él por fuerza y que le sigan sin conocerle, y sin tratarle de tú a tú, no encontrarán en el cristianismo alegría ni felicidad, sino únicamente una carga y un yugo.



Para amar tiene que haber libertad porque el amor no hay que confundirlo con sentimientos pasajeros. Porque el amor es descubrir algo que te perfecciona y te colma de sentido, que ves que cuesta y que a veces ni te apetece luchar por ello, pero tu cabecita te dice que no tienes que ser perezoso sino que tienes que luchar por eso que te importa. Por todas esas razones, Jesús no obliga a esos discípulos que se van a quedarse. Si uno quiere seguir a Dios hay que reconocerle y aceptarle como es. Hay que recibirle con todas sus exigencias. Tenemos que darle el primer lugar en nuestra vida.



+¿Qué puesto ocupa Dios en tu vida?, ¿luchas porque sea Él lo primero?+



Y es que Dios es tan bueno que, al ver la partida de sus discípulos, se gira a los Doce y les pregunta: "¿Queréis iros también vosotros?" Dios quiere respetar tanto la libertad del hombre que les abre las puertas de par en par y les dice: "También vosotros podéis marcharos si juzgáis demasiado dura mi doctrina". Jesús sólo quiere discípulos voluntarios que, pese a que les cueste, estén decididos a seguirle. Inmediatamente Jesús les dice: "¿no os he elegido yo a los Doce?". Eso también te lo dice hoy a ti, ¿no he sido yo quien te ha llamado, quien te ha elegido?



Cristo hoy, al igual que ayer a sus discípulos, te dice que Él te ha escogido antes de que tú le conocieses, ahora quiere que seas tú quien libremente le escojas a Él. Escoged, nos dice, entre la masa y Yo, entre vuestros instintos o mi Evangelio, entre el amor propio o la caridad, entre el egoísmo o la justicia, entre el camino ancho de los deseos y apetencias o el estrecho de lo que tenemos que hacer, deberíamos hacer.



+¿Qué camino quieres escoger en tu vida?, ¿alguna vez lo has pensado?+



Si sueles rezar, háblalo con Dios. Pregúntale si le has elegido de verdad o te quedan sitios de donde soltarte. Como el niño que desconfía de su maestro de natación y se queda anclado en el bordillo por temor y desconfianza, tenemos que lanzarnos hoy a navegar mar adentro de la mano de Dios. Nunca iremos solos, siempre estará a nuestro lado




//Adaptación de CIRCULAR de textos de George Chevrot//

20/4/08

Los caminos que llevan al ateísmo

¿Quieres ver a Dios? Escúchalo: bienaventurados los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. En primer lugar piensa en purificar tu corazón; lo que veas en él que desagrada a Dios, quítalo
San Agustín




¿Cómo van esas Pascuas?, ¿has dejado a Dios resucitar en tu vida?...

Ay el cristianismo. Es la lucha continua por dejar que no se apague la llama de Dios en nuestras vidas. Sin embargo, ¡cuánta gente hay que no cree en Dios o que prefiere no pensarlo! Esta semana CIRCULAR quiere acercarte las reflexiones del Padre Jorge Loring sj para que tú también entiendas al resto de tus amig@s que no creen en Dios. Para que sepas ayudarles y responderles a todas sus posibles preguntas.

Tenemos que ir cogiendo el hábito de rezar por todas las personas que nos importan y que están a nuestro alrededor. Especialmente por todos aquellos que no hay sentido el calor de Cristo en sus corazón. Esperamos que este video te guste y sepas aprovecharlo.


6/4/08

Cristo, persona viva y verdadera

En 1993 la Madre Teresa de Calcuta escribió una carta a las hermanas de la congregación que decía: "Me preocupa el pensamiento de que alguna de vosotras aún no haya encontrado a Jesús individualmente, tú y Jesús solos. Podemos pasar mucho tiempo en la capilla, ¿pero has visto con los ojos del alma el amor con el que Él te mira?, ¿conocéis verdaderamente a Jesús vivo, no de los libros, sino de estar con Él en vuestro corazón?, ¿habéis oído las palabras de amor que Él os dirige?... nunca abandonéis este íntimo contacto diario con Jesús como una persona viva y verdadera, no como una idea".

Y así es. En un mensaje tan breve, la Madre Teresa fue capaz de sintetizar la vida cristiana: el relacionarse con Jesús, no como una idea, un concepto, sino como "una persona viva y verdadera". Y el hecho es, que cuando lo pensamos fríamente, muchas veces descubrimos que el hecho de que Cristo esté vivo y presente en nuestras vidas… no nos cambia nada. Hacemos las cosas de forma mecánica, nos deprimimos o nos agobiamos por cualquier cosa, "tengo muchos trabajos", "éste me ha dicho no sé qué"…nos quedamos con las pequeñas cosas y nos olvidamos de lo más importante: ¡que Dios te quiere locamente! Piénsalo bien: Dios ha dado su vida por salvarte, todos los días de tu vida está ahí para lo que quieras, sólo desea quererte, todo depende de Él…¿y nos venimos abajo porque ha eliminado al Madrid de la Champions?

Jesucristo no puede ser un barniz de nuestra vida, un complemento más. Si no ponemos en nuestro radar a Jesús como norte, como aquello que da sentido a nuestro día a día, acabamos siendo unos "cristianos funcionarios". El estereotipo de un funcionario se caracteriza por hacer las cosas sin ninguna motivación, sin ninguna gana (seguro que has escuchado chistes de funcionarios a patadas). Pues lo mismo nos puede ocurrir a nosotros: si rezamos porque sí, si creemos una serie de cosas como quien se sabe la tabla de multiplicar o los puntos de Alonso en el campeonato, nos sentiremos vacíos, sin motivación. Si tenemos a Jesús como una idea lejana, ajena a mi vida cotidiana, acabaremos haciendo las cosas porque sí, y el rezar será como ir a por el pan.

Por eso, debemos descubrir a Dios en nuestra vida. No creas que Jesucristo se queda para los domingos, o que no sale de la iglesia. Él también está en tus libros, en tus partidos de fútbol, en tus viernes por la tarde, en tus bajones, en tus alegrías, en tus tristezas… Él siempre está ahí, buscándote, esperando a que le hagas un poquito de caso para llenarte de felicidad. ¡¡Háblale!! Dedícale unos minutos de tu día a hablar con Él. Cuéntale todo aquello que te preocupa, que te alegra, pídele por ti, por tus amigos, y escucha aquello que quiera decirte: ¿habéis oído las palabras de amor que Él os dirige? Jesús no es un mueble, tiene mucho que decirte e infinito amor que darte… ¡no le cuelgues! Coge su llamada y habla con Él. Verás como poco a poco va entrando en tu vida y te va cambiando. Confía en Él, en Aquel que más sabe y mejor te conoce. Concédete el tesoro de ser feliz. Nunca abandonéis este íntimo contacto diario con Jesús como una persona viva y verdadera, no como una idea".

Vocación sacerdotal


El amor de Dios es lo primero que se manda, y el amor del prójimo lo primero que se debe practicar. (...) Tú, que todavía no ves a Dios, amando al prójimo te harás
merecedor de verle a Él. El amor del prójimo limpia los ojos para ver a Dios, como dice claramente Juan: Si no amas al prójimo, a quien ves, ¿cómo vas a
amar a Dios, a quien no ves?
San Agustín



Estas semanas no hemos parado de hablar sobre la necesidad de que surja una nueva generación de apóstoles. Es necesario que todos descubramos nuestra vocación cristiana para alimentar a un mundo hambriento de sentido y sediento de rumbo.

Pero también es necesario que surjan pastores que guíen y administren los sacramentos a esa una generación apostólica. Por esa razón, el CIRCULAR de hoy es un video (dividido en 2 partes) que en total son sólo 18 minutos. Con él encontrarás una explicación moderna y profunda del significado de la vocación sacerdotal. Tenemos que rezar por esta intención, para que siga habiendo pastores para su mies. El Espíritu Santo sigue llamando pero cada vez más los hombres no quieren, no queremos, escucharle. Siempre estamos rodeados de ruido y nos da pereza desconectar… Te reto a ver este tremendo video y a que reces porque siga habiendo vocaciones.

Buena semana!!





el mundo tiene sed de nuevos apóstoles (2)

Un cristiano es un hombre a quien Jesucristo
ha confiado todos los hombres.
Padre Perreyve
En el último CIRCULAR dejamos pendiente esa duda, ¿qué era ser "pescador de hombres"? Y, la verdad, es que es una idea que merece la pena tenerla clara. Empezaremos la explicación con un ejemplo, las compañías telefónicas.

Cuando vienen determinadas épocas –Navidad, verano…- todas las compañías lanzan fuertes campañas de marketing y publicidad además de sacar nuevas ofertas con tal de ganar nuevos usuarios. Alguien puede pensar que cuando el Evangelio habla de que tenemos que ser "pescadores de hombres" se refiere a eso, conseguir nuevos usuarios para el cristianismo. Esa idea está muy alejada del mandato de Cristo. ¿Por qué? –me dirás- ..
Te lo explico. Pasa al siguiente párrafo, jeje

Porque pescar almas no quiere decir acapararlas para sí o imponerse a ellas. La labor de apostolado no es un proselitismo personal. No es un "como yo creo en esto, me molaría que todos los demás también crean en esto". Esa idea es una visión muy reducida del apostolado real porque, al final, sólo se busca ese orgullo de ver que otros adoptan la opinión que nosotros estimamos verdadera. No nos confundamos, esa ambición es muy diferente a la del apostolado cristiano. ¿Sabes por qué? Porque si se quiere ser un verdadero apóstol no se puede buscar el triunfo personal sino el triunfo de Cristo. No es nuestro punto de vista lo que deseamos comunicar a nuestra gente, sino una fe que sabemos verdadera porque es palabra de Dios.

¡Serás pescador de hombres! Con esa frase Cristo quiso hacernos ver a nosotros que, respetando al máximo la libertad del prójimo, les tenemos que ayudar a ver que Dios quiere con locura al hombre hasta tal punto de que dio su vida por Él. Que cuando queremos hacer apostolado lo único que buscamos es que los demás compartan el tesoro que nosotros descubrimos. El tesoro de encontrar un sentido a la vida basado en el amor infinito de Dios por el hombre. Es como cuando conocemos un restaurante buenísimo y a la vez barato. Cuando conocemos ese restaurante hablamos de él a todas las personas que queremos y conocemos porque sabemos que al igual que es un bien para nosotros, también será un bien para ellos. Por eso, el apostolado cristiano está lejos del tratar de plegar a los demás a nuestra forma de ver. No se trata de obligar a nadie, no es alistar a los amigos por la fuerza porque eso sería ofrecer a Dios cadáveres, no hombres vivos; por lo menos sería paralizar sus espíritus. Además, esa concepción no tiene futuro porque las conciencias forzadas más pronto o más tarde se vuelven contra quien les encadenó.

¿Entiendes por dónde van los tiros? "Pescaremos" hombres únicamente para dárselos a Jesús. Si se quiere ser eficaz en esto, el apostolado implica la desaparición del apóstol. Cuando tenemos esa idea clara, nuestros defectos y carencias dejan de ser una excusa porque sabemos que es Dios quien mueve a las almas. Y ¿cómo hacer bien esta misión?, ¿cómo hablar bien de Cristo? Sólo cabe una manera, amándole. Cuando se le ama de verdad, tal vez no sepamos responder a todas las preguntas del que duda, pero nuestro ejemplo de vida le suministra un argumento que no esperaba y que le hace reflexionar: -tu amigo/a pensará- "Mi amigo ama a Jesucristo. ¿Sería amado por él, como lo es, si sólo hubiera sido Jesucristo un hombre como nosotros?". Además, tus amistades, al verte vivir coherente y cristianamente, sabrán que en un siglo lleno de mp3, bluetooth y mesenger se puede creer en Dios, y se puede tratar a Dios y se puede vivir por/para/con Dios.

¿No te termina de convencer? No te asustes. Quizás te vienen inseguridades al ver que, como todos, tú también, alguna que otra vez, ofendiste a Dios o es posible que lo que te frene sea el ver tus limitaciones.¡No tengas miedo! Levantarás el ánimo de tus colegas, sin saberlo, sencillamente porque sacas de tu intimidad con Dios la energía para sonreír en las dificultades, la calma en las contradicciones y la serenidad en las desgracias.

Si después de leer estos dos CIRCULARES sobre los "nuevos apóstoles" te tuvieses que quedar con algo, quédate con esto. "Pescaréis" hombres no en los lazos de la dialéctica que suscita la réplica, ni con un charleto increíble cuya impresión se olvidará al otro día; ni si quiera es por dar las impresión de ser el católico-majo-enrollado, ya que esa impresión puede desaparecer tan aprisa como surge. Sólo serás un verdadero "pescador" por lo que Cristo ha puesto en ti y ha hecho en ti.

No te compliques. Si tratas de esforzarte en la virtudes humanas y cristinas, si luchas por una caridad que no busca a uno mismo sino a los demás, si te esfuerzas por conocer a Dios, por tratarle, por pedirle ayuda y perdón. Si combates por tener una vida sobrenatural, tus amigos se acercarán un poco más Dios. Juan Pablo II dijo que la inestabilidad de la paz, las luchas sociales, los desórdenes económicos, la desmoralización de los espíritus, todos esos sufrimientos de nuestro tiempo sólo pueden ser aliviados provisionalmente y en parte con remedios legislativos, tratados o protocolos, pero no son los más paliativos. Los males de nuestra sociedad serán curados únicamente con la reforma de los corazones y por el reinado de Cristo.

Si te esfuerzas porque Cristo reine en tu corazón serás reflejo de Él para los demás. Ahí está el gran desafío. Volverán a renovarse los milagros de antaño, los hombres vendrán o volverán al cristianismo, si nosotros, los católicos, con tanta piedad como humildad permitimos a Jesucristo que viva plenamente en nosotros y si practicamos a fondo el Evangelio. Y, para acabar, guárdate en tu disco duro estas palabras de Benedicto XVI:

"¡He aquí, jóvenes del tercer milenio, cuál debe ser vuestro programa!Es urgente que surja una nueva generación de apóstoles enraizados en la palabra de Cristo, capaces de responder a los desafíos de nuestro tiempo y dispuestos a difundir el Evangelio por todas partes.¡Esto es lo que os pide el Señor, a esto os invita la Iglesia, esto es lo que el mundo - aun sin saberlo - espera de vosotros!Y si Jesús os llama, no tengáis miedo de responderle con generosidad. No tengáis miedo; fiaos de Él y no quedaréis decepcionados."

El mundo tiene sed de nuevos apóstoles (1 y 2)
//Adaptación de CIRCULAR de textos de George Chevrot//





13/3/08

El mundo tiene sed de nuevos apóstoles

Id con confianza al encuentro de Jesús, no tengáis miedo de hablar de él pues Cristo es la respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre. Es preciso que vosotros jóvenes os convirtáis en apóstoles de vuestros coetáneos. Sé muy bien que esto no es fácil; muchas veces tendréis la tentación de decir, como el profeta Jeremías: ¡Oh Señor! Que no sé expresarme, que soy un muchacho.
No os desaniméis, porque no estáis solos; el Señor nunca dejará de acompañaros con su gracia y el don de su Espíritu.

Juan Pablo II


Ayer, me pregunté si ser cristiano conlleva algo. ¿No te había pasado nunca? Llevas un tiempo que si exámenes y agobios en la cabeza y al final dejas de lado un poco el pensar en Dios y en el prójimo, y, no sé, te vas dejando llevar por el cumplir día a día con tus obligaciones, limitándote a tachar las cosas pendientes, pero no pasamos de ahí. Nos cuesta más mirar más allá de las luchas terrenales.

En medio de todo esto, me sorprendió leer esta frase del Padre Perreyre: "un cristiano es un hombre a quien Jesucristo a confiado todos los hombres". ¿Un cristiano tiene esa gran responsabilidad?, me pregunté. Poco después me entró el agobio más grande de mi vida pensando que tenía que ayudar a todas las personas que tenía a mi alcance, todas aquellas que de una u otra forma se mezclan en mi vida –nuestra vida. Y pensar que yo vivía tan tranquilo asegurándome de ser un buen chaval para asegurarme el cielo y resulta que a Cristo le duele ver que no hago todo lo posible porque todos los que estén junto a mí oigan algo del Evangelio.

"Sal de la tierra" me venía una y otra vez a la cabeza, "tenemos que ser la sal de la tierra, pero, y si la sal se vuelve sosa , con qué se salará". No lo soportaba. ¿Pero cómo voy a ser yo "pescado de hombres"?, ¿yo?... pero si me quedo sin tinta en el BIC cada vez que hago una lista con mis defectos, con mis faltas de cariño, con las numerosas veces que pierdo la paciencia, que estoy irritado. Además, qué le voy a decir yo a alguien al que seguramente no supero yo mismo ni en el valor intelectual ni en el valor moral. ¿Cómo voy a convencer a alguien?

Gran invento el de la oración. Te explico. Siempre que me bloqueo con algo, cuando tengo que ir a mi rato de oración diario, lo expongo abiertamente en presencia de Dios para que Él me escuche, sepa lo que me pasa y… si consigo callarme, escuchar sus sabios consejos. En esta ocasión, comprendí claramente lo que Dios entiende por "pescador de hombres".

Me vino a la cabeza el milagro de la pesca milagrosa. Recordé que los pescadores del lago no escatimaron en esfuerzos. Hicieron todo lo correcto para pescar y no consiguieron nada. Si contribuyeron en algo al milagro fue en atender la petición de Jesús que les pedía un aumento de su cansancio al obedecerle. Los apóstoles no hicieron nada en especial, simplemente obedecer y fiarse de Dios; y sólo así ocurrió el milagro.

Es curioso, Dios quiere tener necesidad de nosotros al convertir a alguien. Nada valemos, y, sin embargo, somos indispensables. Dios se ata de manos esperando a que seamos valientes y confiados para poder mover a las almas. Quizás ese amigo/a tuyo/a ya está ya convertido pero no cambia todavía porque todavía queda la última pieza. Y la última pieza que falta no es más que tú le animes a dar un vuelco a su vida, que le hable de Cristo y su buena nueva. Qué curioso es Dios, ¿verdad? Dios lo hace todo y sin nosotros nada se hace. Con esta idea en la cabeza, no podemos tener en la idea de que nosotros moveremos a alguien a ser más cristiano sino que es Dios quien lo hace todo. Sin embargo, Él quiere que no regateemos nuestros esfuerzos, que sigamos remando y lancemos las redes como los apóstoles en el lago Tiberíades. Lo demás corre de su cuenta. Él sólo nos pide oración, fe y paciencia.

¿Cuántas veces dejo de hablar de Dios a los demás por ver la sobreabundancia de mis defectos, o simplemente porque me da vergüenza?, ¿cuando veo mis defectos, me obsesiono en ver lo malo que soy o pego una mirada de esperanza a Aquel que me guía y confía en mí?, ¿soy consciente de que el apostolado sin Dios no sirve de nada?, ¿sé que es Dios quien mueve los corazones y no mi nefasta oratoria?, ¿antes de hablar sobre Dios a mis amistades, rezo por ellos?, ¿me hago responsable de la misión que Jesucristo nos manda al pedirnos que seamos los apóstoles de este siglo?

+ Aún con todo esto te podrás pregunta: qué es exactamente ser pescador de hombres. Qué es eso de ser apóstol. Tendrás que esperar con paciencia y fe al próximo CIRCULAR donde se revelará el misterio. jeje


Buena semana!!

20/2/08

Pescador de hombres

Quien dice que ama a Dios a quien no ve y no ama a su hermano a quien ve, es un mentiroso.
(1 Jn 4, 20)

Existe una canción que se llama "pescador de hombres", que probablemente conozcas, y dice:

Tú has venido a la orilla
no has buscado ni a sabios ni a ricos
tan sólo quieres que yo te siga.


Señor, me has mirado a los ojos
sonriendo has dicho mi nombre
en la arena he dejado mi barca
junto a Ti, buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo
en mi barca, no hay oro ni espadas
tan sólo redes y mi trabajo.

Señor, me has mirado...etc.

Tú necesitas mis manos
mi cansancio que a otros descanse,
amor que quiera seguir amando.

Señor, me has mirado...etc.

Tú, pescador de otros lagos
ansia eterna de almas que esperan
amigo bueno que así me llamas.

Señor, me has mirado...etc.


¿Recuerdas aquel cartel norteamericano de reclutamiento que decía "I want you"? pues Jesús también te quiere en su equipo. Sin embargo, en aquel cartel norteamericano pedía ciertas aptitudes personales, ciertos mínimos (edad, altura, condiciones físicas...). Dios no pide nada, no pone requisitos mínimos "Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga". Sí, Jesús te quiere a ti en concreto. Con tus fallos, tus alegrías, tus tristezas, tus virtudes, tus defectos... no busca ni a sabios ni a ricos, sólo que tú le sigas. Para Él eres irremplazable. Incluso aunque a veces pensemos que somos un desastre, incluso cuando ni nosotros mismos nos aceptamos... Él sigue buscándote, sigue yendo a la orilla para salir a navegar contigo.

En su llamada no hay reproches, no tiene una mirada fría, dura, resentida..."Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre". Muchas veces pensamos que Dios nos tendrá resentimiento, que no puede querernos después de tantos y tantos errores...pero muy al contrario, Jesús te mira a los ojos, a lo más profundo de tu ser, y con más amor del que puedas imaginar dice tu nombre. Él te conoce muy bien, es más, "hasta los pelos de tu cabeza he contado". No hay nadie que te conozca mejor, nadie que te ame como Él. Hagas lo que hagas, Él no dejará de quererte, de buscarte. En Jesucristo no hay lugar para el reproche.

En aquel cartel norteamericano te instaban a ir a la guerra, a dejarlo todo atrás. Dios nos hace una llamada total: "déjalo todo y sígueme", Pero Dios no se refiere a que dejes tu casa, tus amigos...sino que dejes todo aquello que te aleja de Él, todo aquello que te empobrece, que te esclaviza, que te aleja de su Amor. No tengas miedo, no pienses que eso supone perderlo todo. Al contrario, Jesús le dará sentido a tu vida: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Y es cierto: ¿cuántas veces te has quedado vacío?, ¿cuántas veces la cosas no te han llenado como pensabas?, ¿cuántas veces te has quedado frustrado, decepcionado, por no encontrar el amor que te llene de gozo? muchas veces, quizás demasiadas. Sólo hay un Amor que puede llenarte totalmente, que puede cambiarte la vida...y ése es el de Cristo, que te quiere infinitamente. No hay amor más grande.



No pienses que para seguir a Jesús hay que ser perfecto, ni el hombre más virtuoso. "Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas, tan sólo redes y mi trabajo". Dios conoce tu pobreza, tu ser, tus limitaciones..., ninguno somos perfectos. Y por ello Él, que lo sabe, no busca nada de eso. Sólo tus "redes" y tu "trabajo". Con tu esfuerzo y tu amor le vale. El resto lo cambiará Él, no te preocupes.

Contigo Jesús quiere hacer grandes cosas. Cristo tiene muchos proyectos que hacer contigo, juntos: "Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse". Ésa es la verdadera vocación cristiana, el verdadero sentido de la vida: que te des a Dios y a los demás. Con Jesús en tu barca, serás "pescador de hombres". Con Jesús podréis conquistar nuevos lugares, hacer feliz a mucha gente, hacer feliz a los que te rodean. No hay mejor vida que ésa. "No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos". Porque bien sabes que una vida para uno mismo no merece la pena. Sólo lleva al vacío, la decepción, la amargura... aquellos jóvenes que se alistaban en el ejército norteamericano sabían que allí lo más que conseguirían era salir vivos. No lo hacían por ellos mismos, dieron su vida por los demás, por la gente que querían. En cambio, si dejas que Jesús entre en tu vida, "suba a tu barca", tu vida cambiará radicalmente. Todo cambiará. Encontrarás el sentido de la vida, de tu vida.

¿Te acuerdas cuando en Hermanos de Sangre le decía un soldado al mayor Winters: "yo a usted le acompañaría hasta las mismísimas puertas del Infierno, señor"? ese soldado supo fiarse de aquella persona, supo seguirle e­n el combate. Nosotros también debemos saber fiarnos del mejor de los capitanes de la vida, Jesucristo. "Junto a Tí, buscaré otro mar". Atrévete a cambiar. Apuesta por Él. Él te llevará hasta lugares que antes no habías sido capaz de imaginar. Te hará sentir el mayor gozo de la vida: saberte amado por Dios, un Amor infinito, incondicional y para siempre.

Buena semana!!
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Mensaje del Papa para Cuaresma 2008

«Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre»
(2 Corintios 8,9)


¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos específicos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas, lo afirma Jesús de manera perentoria: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un gesto de comunión eclesial, al igual que sucedía en la Iglesia primitiva. San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ).

2. Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su destino universal (cf. nº 2404).

En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: «Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?» (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad.

3. El Evangelio indica una característica típica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesús, «así tu limosna quedará en secreto» (Mt 6,3-4). Y poco antes había afirmado que no hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupación del discípulo es que todo vaya a mayor gloria de Dios. Jesús nos enseña: «Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16). Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación se plantea continuamente. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Cómo no dar gracias a Dios por tantas personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad mediática, llevan a cabo con este espíritu acciones generosas de sostén al prójimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que «Dios ve en el secreto» y en el secreto recompensará no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.

4. Invitándonos a considerar la limosna con una mirada más profunda, que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. Y hay más: San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdón de los pecados. «La caridad -escribe- cubre multitud de pecados» (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a él. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.

5. La limosna educa a la generosidad del amor. San José Benito Cottolengo solía recomendar: «Nunca contéis las monedas que dais, porque yo digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo» (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona.

Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días inmediatamente precedentes a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros. La Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, también a través de la práctica de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándole conseguimos estar dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a «entrenarnos» espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidió una limosna en la entrada del templo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material, signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la «batalla espiritual» de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2007

BENEDICTUS PP. XVI

8/2/08

¿Rezar cambia las cosas?

Dicen que rezar cambia las cosas, pero ¿es REALMENTE cierto que cambia algo?

¿Rezar cambia tu situación presente o tus circunstancias? No, no siempre, pero cambia el modo en el que ves esos acontecimientos.

¿Rezar cambia tu futuro económico? No, no siempre, pero cambia el modo en que buscas atender tus necesidades diarias.

¿Rezar camba corazones o el cuerpo dolorido? No, no siempre, pero cambiará tu querer por el querer de Dios.

¿Rezar cambia tu querer y tus deseos? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que tú ves el mundo.

¿Rezar cambia el mundo? No, no siempre, pero cambiará los ojos con los que tú ves el mundo.

¿Rezar cambia tus culpas del pasado? No, no siempre, pero cambiará tu esperanza en el futuro.

¿Rezar cambia a la gente a tu alrededor? No, no siempre, pero te cambiará a ti, pues el problema no está siempre en otros.

¿Rezar cambia tu vida de un modo que no sabes explicar? Ah, sí, siempre. Y esto te cambiará totalmente.

Entonces, ¿rezar cambia ALGO? Sí, REALMENTE cambia TODO. Transforma el modo de VER los acontecimientos de la vida.

+ Pese a los exámenes, no dejes de escuchar la voz de Dios. No dejes de reservarle un rato para Él. Un rato en el que abras tu corazón y le cuentes lo que más te importa. Él cada día espera tener ese rato junto a ti. No le hagas esperar…



Buena semana!!

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Adopta espiritualmente a un niño en peligro de ser abortado

No hay vocación más religiosa que el trabajo. Un laico católico, hombre o mujer, es alguien que toma el trabajo en serio. Sólo el cristianismo ha dado un sentido religioso al trabajo y reconoce el valor espiritual del progreso tecnológico. Juan Pablo II


El informativo Novo Millennio de María Visión, el canal de televisión católico mexicano, ha lanzado una campaña de adopción espiritual de bebés en peligro de ser abortados inspirada en la que realizó hace años el Arzobispo de Nueva York, Fulton J. Sheen. GRUPO CIRCULAR quiere sumarse a esta preciosa iniciativa para así rezar, y promover la oración, por los niños no nacidos con riesgo de jamás nacer.
A continuación reproducimos el texto de María Visión donde se expone la idea
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Un velo de muerte e injusticia cubre nuestra Nación y el mundo entero.
Nosotros podemos descorrerlo con nuestras oraciones, que consuelan los Corazones de Jesús y de María, y que irán iluminando poco a poco este momento de oscuridad.
Adoptar espiritualmente a un bebé en peligro de ser abortado, consiste en rezar por un bebé durante nueve meses, convirtiéndote así en el papá o en la mamá espiritual de ese pequeño. Debajo de este texto encontrarás la oración que ya han recibido miles de personas. Puedes rezarla sola, o acompañada del Rosario, o de una misa, o de una visita al Santísimo, o de tres Aves Marías. Como cada persona quiera y pueda. Lo que pedimos es que no se olvide ni un solo día el compromiso de orar por el pequeño adoptado.
Tú eliges la fecha de adopción, que es la fecha en la que en algún lugar del mundo ha sido concebido un bebé, y que correrá el riesgo de morir. Le pones el nombre que tú quieras y tu compromiso es cuidarlo con tu oración amorosa durante nueve meses. Muchas personas deciden seguir rezando en forma indefinida por su hijo espiritual, pero eso ya depende de cada persona.
Estamos elaborando una base de datos con el nombre de la mamá o el papá, o pareja adoptivos, el nombre del bebé, la fecha de adopción y el lugar desde el que escriben. Cuando me den la fecha de adopción, yo les informaré la fecha de su nacimiento.
La base de datos contiene esta información.
Nombre de quien adopta: …
Nombre del bebé: …
Fecha de adopción: …
Lugar de residencia: …
Cuando lleguemos al millón de niños adoptados, acudiremos a ponerla a los pies de Nuestra Señora en la Basílica de Guadalupe en México, para decirle a Nuestra Madre que su rosto fiel no quiere que derrame más lágrimas por las muertes de tantos y tantos inocentes.
¿Quién puede adoptar? Cualquier persona: hombres, mujeres, niños (con la ayuda de un adulto, si es muy chiquito), jóvenes, matrimonios, parejas de novios, sacerdotes, religiosas, ancianos, es decir, cualquier persona de buena voluntad que quiera asumir esta preciosa responsabilidad en serio.
Algunas personas adoptan varios bebés, pero saben que tienen el compromiso de rezar por cada bebé en particular. No tendría sentido nuestra campaña de oración y amor, si no fuera así.
Y además de salvar la vida de un niño en peligro de ser abortado, estamos también salvando a sus papás de caer en la terrible trampa del aborto.
Recibe un abrazo en el Niño Jesús
+Isabel Álvarez de la Peza
¡Mándame tu adopción!
PARA ADOPTAR PULSA AQUÍ Y RELLENA LA FICHA
(es muy sencillo y RÁPIDO, tal y como antes te dijimos)

Las oraciones:
+ Se reza durante nueve meses:
Señor Jesús: por mediación de María, Tu Madre, que te dio a luz con amor, y por intercesión de San José, quien contempló extasiado el Misterio de la Encarnación y se ocupó de Ti tras tu nacimiento, te pido por________________, este pequeño no nacido que he adoptado espiritualmente, y que se encuentra en peligro de ser abortado. Te pido que des a los padres de este bebé amor y valor para que le permitan vivir la vida que Tú mismo le has preparado. Amén.
+ Ahora bien, la siguiente oración se reza diariamente a la hora de rezar el Santo Rosario o sola:
Oración matutina:
Bendito seas, Señor, por este nuevo día. Te alabo por el don de la vida. Al despertar del sueño, te pido especialmente por aquellos que serán trágicamente privados de la vida porque serán abortados. Recíbelos, Señor. Y en tu gran misericordia, guía con tu sabiduría a todas las mujeres embarazas que estén pensando hoy en destruir a los niños que llevan en su seno. Dales la gracia, el valor y la fortaleza para vivir diariamente según tu voluntad. Te lo pido por Cristo, Nuestro Señor, Amén.
Jaculatoria: Madre de los niños que no han nacido, ruega por nosotros.
"Durante su vida terrenal este niño adoptado por ti será conocido sólo por Dios, pero en el mundo venidero y por toda la eternidad tanto tú, como el niño, encontrarán la felicidad cada uno en la compañía del otro."
(Toda la información AQUÍ: MARÍAVISIÓN)

GRUPO CIRCULAR os anima a que participéis y a que se lo mandéis a todos los que queráis. Es tan sencillo y vale tanto… tanto que quizás ayude a que miles de niños tengan el derecho principal, el derecho a VIVIR.
Muchísimas GRACIAS!!
Cualquier duda: GRUPOCIRCULAR@GMAIL.COM
+ Esta campaña está aprobada por el Obispo de Guadalajara (Méjico)

Buena semana!!
No te olvides de ver este VIDEOê



7/2/08

Aprender a fiarse de Dios

¿Qué razón tienes para no amar?, ¿que el otro respondió a tus favores con injurias?, ¿que quiso derramar tu sangre en agradecimiento de tus beneficios? Pero, si amas por Cristo, ésas son razones que te han de mover a amar más aún. Porque lo que destruye las amistades del mundo, eso es lo que afianza la caridad de Cristo. ¿Cómo? Primero, porque ese ingrato es para ti causa de un premio mayor. Segunda, porque ése precisamente necesita de más ayuda y de más intenso cuidado. San Juan Crisóstomo



En tiempo de exámenes es muy fácil perder un poco el norte en la brújula. Las prisas, el a ya yai que no me va a dar tiempo, el estrés… son ingredientes que pueden hacer que se pierda un poco el sabor de Dios en nuestra rutina. Pero aquí te dejo un texto que te va a demostrar que ahora es un tiempo perfecto para ejercitar nuestro trato con Dios.

San Lucas 5:
Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Guía mar adentro, y echad vuestras redes para pescar».
Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban con romperse.

Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.

Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.


Lucha y confianza
Habían trabajado toda la noche: en vano. Eran pescadores, sabían hacerlo, era su profesión, tenían experiencia. Pero con todo, no habían pescado nada y estaban cansados. Quizá estuvieran desanimados, con sensación de inutilidad, pensando en dejarlo todo.

La historia termina con una pesca abundante. ¿Por qué esa victoria y el fracaso nocturno? Por la presencia de Jesucristo . Todo lo demás parece desfavorable: redes sin lavar, hora poco apropiada, cansancio físico y anímico de los pescadores… Enseñanza: sin Cristo no hacemos nada , solo habrá cansancio, tensión, desánimo, ganas de dejarlo; trataremos de engañarnos echando a las circunstancias la culpa de nuestra ineficacia; sin Cristo nos invadirá la sensación de inutilidad. En cambio, con Él la pesca es abundante.

La santidad no consiste en el cumplimiento de un conjunto de normas. Es la vida de Cristo en nosotros. Por eso, más que en hacer, está en dejar hacer, en dejarse llevar; pero correspondiendo. La conducta auténticamente cristiana se teje con los hilos de una trama divina y humana: la voluntad del hombre que enlaza con la voluntad de Dios (San Josemaría) . Cuando luchamos por ser santos, el hilo de nuestra voluntad se encuentra con el hilo de la voluntad de Dios y se entrelaza con él para formar un tejido único, una sola pieza que es nuestra vida. Esa trama ha de ir haciéndose cada vez más densa, hasta que llegue un momento en que nuestra voluntad se identifique con la de Dios, de tal modo que no seamos capaces de distinguir una de la otra, porque quieren lo mismo.

Casi al final de su vida en la tierra, Jesús confía a San Pedro: «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras» (San Juan). Antes te apoyabas en ti, en tu voluntad, en tu fortaleza; antes pensabas que tu palabra era más segura que la mía… y ya ves los resultados. A partir de ahora te apoyarás en Mí y querrás lo que Yo quiera… y las cosas irán mucho mejor.

La vida interior es una tarea de la gracia que requiere nuestra cooperación . El Espíritu Santo sopla e impulsa nuestra barca. Para nuestra correspondencia disponemos de dos remos: nuestro esfuerzo personal y la confianza en Dios (la seguridad de que Él no nos deja). Los dos remos son necesarios y hemos de desarrollar los dos brazos si queremos que la vida interior avance . Si falla uno, la barca gira sobre si misma, es muy difícil de gobernar; el alma camina entonces como a la pata coja: no avanza, se agota, termina por desfallecer y cae fácilmente.
· Si falta la decisión eficaz de luchar, la piedad es sentimental, las virtudes escasean: el alma parece llenarse de buenos deseos, que resultan sin embargo ineficaces cuando llega el momento del esfuerzo.
· Si, en cambio, todo se confía a una voluntad fuerte, a la decisión de luchar sin contar con el Señor, el fruto es aridez, tensión, cansancio, hastío de una pelea que no trae peces a las redes de la vida interior y del apostolado: el alma se encuentra como Pedro y sus compañeros en la noche infructuosa.

Si advertimos que algo de esto nos sucede, si a veces caemos en desánimos por apoyarnos demasiado en nuestro conocimiento o experiencia, en nuestra voluntad decidida y fuerte… y poco en Jesucristo, pidamos al Señor que suba a nuestra barca. Nos importa mucho su presencia; mucho más que los resultados de nuestro esfuerzo. Es de notar que el Señor no promete una gran pesca, y Simón no la espera. Pero advierte que de todas maneras vale la pena trabajar por el Señor: pero, en tu palabra, echaré las redes.

Abandono
Volvamos un poco atras y dirijamos nuestra mirada a la petición de Jesús: Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. Lleva la barca a lo profundo. Para adentrarse en la vida interior hay que renunciar a tener los pies en terreno firme totalmente dominado; es preciso avanzar hasta lugares donde fácilmente habrá olas, donde si cayéramos al agua podríamos hundirnos. ¿No estaremos más seguros en la orilla, o donde el agua no supere lar rodillas, o la cintura, o al máximo los hombros? Quizá, efectivamente, nos sentiríamos más seguros. Pero en la orilla no se pesca nada que valga la pena. Si queremos echar las redes para pescar tenemos que llevar la barca a lo profundo, tenemos que sacudirnos el miedo a perder de vista la costa.

¡Cuántas veces Jesucristo echa en cara a los discípulos su miedo!: ¿por qué os asustáis, hombres de poca fe? . ¿No merecemos nosotros ese mismo reproche?: ¿por qué no te fías?, ¿por qué quieres dominarlo y controlarlo todo? ¿por qué te cuesta tanto caminar cuando el sol no luce en todo su esplendor?

El alma tiende instintivamente a buscar referencias, señales que confirmen que va bien. El Señor nos las concede muchas veces, pero no creceremos en nuestra vida interior si dejamos que nos obsesione la necesidad de comprobar nuestro progreso. Quizá tenemos la experiencia de que en momentos de inquietud, en los que no poseemos un juicio claro sobre nuestra rectitud y nos dejamos arrastrar por el deseo de buscar a toda costa una respuesta, terminamos atribuyendo a una cosa nimia un valor del que objetivamente carece: una mirada sonriente o seria, un elogio o una corrección, una circunstancia favorable o un revés, bastan para colorear con un tono brillante u oscuro hechos con los que no guardan relación alguna.
El crecimiento de la vida interior no depende de que estemos seguros de cuál es la Voluntad de Dios . El afan desmesurado de seguridad es el punto donde el voluntarismo se encuentra con el sentimentalismo. En ocasiones, el Señor permite una inseguridad que, bien enfocada, nos ayuda a crecer en rectitud de intención . Lo que importa es abandonarse en sus manos, y en este fiarse de Él se encuentra la paz.

Con nuestra lucha no buscamos provocar sentimientos agradables. Muchas veces los tendremos, otras no. Un poco de examen posiblemente nos haga descubrir que los buscamos con mayor frecuencia de la que imaginamos, si no en sí mismos, sí como señal de que nuestra lucha es eficaz. Lo advertiremos, por ejemplo, al experimentar desánimo ante una tentación a la que no cedemos, pero persiste; al sentir fastidio porque algo nos cuesta y, así razonamos, no nos debería costar; al notar molestia porque la entrega no nos atrae del modo sensiblemente arrollador que nos gustaría… Hemos de luchar en lo que podemos luchar, sin darnos de cabeza contra lo que no está en nuestra mano dominar: los sentimientos no están totalmente sometidos a nuestra voluntad y no podemos pretender que lo estén.

Nosotros hemos de aprender a abandonarnos, dejando en manos de Dios el resultado de nuestra lucha , porque sólo el abandono, la confianza eh Dios, vence esas inquietudes. Si queremos ser pescadores de altura, hemos de llevar la barca donde no hacemos pie; hemos de superar el deseo de buscar referencias, de experimentar que vamos adelante. Pero para conseguirlo es decisivo apoyarse en la contricción.

Recomenzar

Simón y sus compañeros siguieron el consejo del Señor… Y pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Del fruto de aquella audacia se beneficiaron otros que vinieron a ayudarles, y las dos barcas se llenaron tanto que casi se hundían. Abundancia tan extraordinaria, llevo a Pedro a advertir la cercanía de Dios y a sentirse indigno de tal familiaridad: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. Sin embargo, pocos minutos después, dejadas todas las cosas, le siguieron. Y fueron fieles hasta la muerte.
Pedro descubrió al Señor en aquella pesca extraordinaria. ¿Habría reaccionado igual si la noche anterior le hubiera ido bien su trabajo? Quizás no. Quizás en un fruto especialmente generoso habría reconocido una ayuda de Jesús, pero no habría advertido hasta que punto Dios estaba cerca y todo se lo debía a Él. Para que el milagro moviera al alma de Simón, convenía que la noche anterior le hubiera ido muy mal a pesar de su empeño sincero.


Buena semana !!
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