30/12/10

Parroquias: "el lugar concreto donde me encuentro con Cristo y donde Él me sale a buscar"


Parroquia: Iglesia en que se administran los sacramentos y se atiende espiritualmente a los fieles de una feligresía.

¿Perdón? ¿Y esto qué es? ¿Y qué pinta en mi vida? Os voy a explicar esta definición un poco más.
Hola a todos, me llamo Gema y tengo 20 años. Gracias a Dios, soy una parroquiana de las de toda la vida.

Todo empezó un 22 de abril, allá por 1990. Mis padres, católicos convencidos y practicantes, decidieron darme lo mejor que tenían: La Iglesia.
Me bautizaron en la comunidad de Nuestra Señora de las Delicias, pero creo que ninguno de nosotros teníamos todavía ni idea de la importancia que esto iba a tener.

Desde siempre he visto a mi familia involucrada en actividades de la parroquia. Era tan natural como ir a la compra o al colegio.
A los 3 años mi hermana mayor me llevó por primera vez al coro. Más tarde llegó la catequesis de “Despertar religioso” y la de comunión. Un par de veces a la semana me encontraba con niños de mi edad y descubríamos juntos las cosas. Para mí el trato con Jesús era algo normal, simplemente inocente.

Recuerdo con especial ilusión el día de mi primera comunión. Ese verano, además, empecé a ir de campamentos con chicos y chicas de otras parroquias de Madrid. ¡Me lo pasaba “pipa”! A través de estas experiencias pude comprobar que la Iglesia era universal, pero a la vez cercana a mí. Era el sitio donde podía ser yo de verdad.

Después empecé la catequesis de Juveniles y la de confirmación. Mi grupo de catequesis cada vez estaba más unido y nos quedábamos los viernes por la tarde, después de los grupos, pasando el rato en la parroquia. Empezaba a convertirse en el sitio donde podíamos compartir nuestro tiempo libre de una forma diferente a como lo hacían nuestros otros amigos. Allí veíamos a personas que se esforzaban por ser coherentes. Nos enseñaban, ya no sólo una teoría o unos hechos históricos. Los jóvenes, sacerdotes y demás nos mostraban un estilo de vida. Eran gente que sabían que tenían a Alguien en quien confiar y pasaban todo, lo bueno y lo malo, apoyados en Él.

Fue un tiempo donde el Señor nos regaló muchos momentos para encontrarnos con Él en eucaristías, actos penitenciales, convivencias, campamentos, peregrinaciones, retiros espirituales, anuncios misioneros, la misión joven y otras “movidas”.

Todo eso siguió creciendo hasta el día de mi confirmación. ¡Pasábamos a ser de ese grupo de jóvenes que tenían responsabilidades! Puedo decir que cuando verdaderamente se hace por amor a Cristo y a su Iglesia, esto es una de las mayores alegrías que puedes tener. Ahora nos tocaba dar gratis lo que habíamos recibido gratis.

Fue el tiempo también en que empezamos la universidad: ¡De la parroquia salíamos cristianos para que el mundo tuviera Vida!

Después de unos cuantos años, de recibir sacramentos y ser atendida espiritualmente por los pastores (y el resto de gente de la comunidad) que Cristo ha elegido para mí, y a la espera de seguir muchos años en esto, sólo puedo dar gracias a Dios por la cantidad de dones que ha derramado en mí a través de mi parroquia.

No todo ha sido fácil en este tiempo. Hay momentos mejores, en los que todo es muy claro y sientes una necesidad muy grande de trabajar por los demás y otros en los que parece que todo se oscurece. Hay cursos en los que es un gusto ver como rezan juntos todos los miembros de la parroquia, independientemente de su edad, que ves cómo se ayudan unos a otros, y hay otros cursos en los que te sientes solo. Hay años en los que hay un grupo de jóvenes que se ha propuesto dejarse la piel por el Señor en cada cosa que hace, y otros años en los que parece que todos tienen cosas más importantes. Hay veces que los curas te entienden perfectamente y otras veces en las que el trato con ellos te lleva a una dura práctica de la humildad y la misericordia… ¿Qué os voy a contar?

El mejor remedio para esto, tanto en tiempos buenos como en los peores, es tener claro el porqué de estar en la parroquia. Y yo, gracias a Dios lo he descubierto: Es el lugar concreto donde me encuentro con Cristo y donde Él me sale a buscar. Y es también la casa donde mi Madre Iglesia me cuida y me enseña…

¡Gracias Señor por mi parroquia!
Gema Martín
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Las 10 noticias del año 2010 en el Vaticano

26/12/10

"Se le pondrá por nombre Emmanuel"


¡Feliz Navidad a todos! En el día de hoy nos ha nacido el Salvador del mundo. El Salvador de tu mundo. Es importante, como ya hemos venido diciendo en Adviento, que interiorices seriamente lo que todo esto significa para ti. Y qué mejor forma que, además de acudir a la Eucaristía hoy, tener un rato de oración con el Niño Jesús. Te invitamos a que, si puedes, hagas un rato de oración delante de un Belén. Si no hay Belén, no problem, pero si puedes, ponte delante del Niño. Y habla con Él, abre tu corazón al Misterio de la Encarnación, a lo que supone para tu vida que Dios mismo baje a la Tierra en forma de hombre para salvarte. Por si te ayuda, te dejamos con las palabras de un abad anglosajón, del siglo XII, Elredo de Rielvaux, y su sermón dado con ocasión de la celebración de la Anunciación.

"Emmanuel, que significa "Dios con nosotros”. Sí, ¡Dios con nosotros! Hasta ahora era "Dios encima de nosotros" o "Dios delante de nosotros", pero hoy es "Emmanuel". Hoy él es Dios con nosotros en nuestra naturaleza, con nosotros en su gracia, con nosotros en nuestra debilidad, con nosotros en su bondad, con nosotros en nuestra miseria, con nosotros en su misericordia; con nosotros a través del amor, con nosotros a través del lazo familiar, con nosotros a través de la ternura, con nosotros a través de la compasión…

¡Dios con nosotros! Al no ser capaces los hijos de Adán para subir al cielo a estar con Dios, es Dios quien desciende del cielo para ser nuestro Emmanuel, Dios-con-nosotros. Él viene a nosotros para ser Emmanuel, Dios-con-nosotros, ¡pues no somos capaces de ir a Dios para estar en él! "Hombres todos, ¿cuánto tiempo vais a estar con el corazón prisionero? ¿Por qué os gusta lo que es vano y buscar la mentira? "(Sal 4,3). He aquí, la verdad ha llegado. He aquí, la palabra verdadera e inmutable ha llegado, ¿por qué buscar la mentira? He aquí Emmanuel, he aquí el Dios-con-nosotros.

¿Cómo podía Él estar conmigo más de lo que ya es? Siendo pequeño como yo, débil como yo, desnudo como yo, pobre como yo... se ha convertido como yo en todas las cosas, toma lo que es mío y me da lo que es suyo. Yo estaba muerto, sin voz, sin conciencia, ni siquiera tenía conmigo ya la luz de mis ojos. Él bajó hoy, el más grande de los hombres, "este profeta poderoso en obras y palabras" (Lc 24,19). Colocó su cara en mi cara, su boca en mi boca, sus manos en mis manos (cf. 2 kg 4,34) y se convirtió en Enmanuel, ¡Dios-con-nosotros!

¡Feliz Navidad y buen día del Señor!
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Bendición Urbi et Orbi del Papa en el Vaticano


19/12/10

Amar al enemigo


Seguramente cuando leas el título te preguntarás ¿amar a los enemigos? ¿Pero eso se puede? ¡Pues claro que se puede! El mejor ejemplo de ello lo tenemos en Jesucristo, quien, estando en la cruz lleno de yagas y heridas, amaba a aquellos le he habían puesto allí y le habían provocado todo ese dolor.

Tienes 2 opciones
Siempre tienes dos opciones ante el enemigo: amarle u odiarle. ¿Qué pasa si decides odiarle? Pues que no consigues nada, bueno sí: pudrirte tú por dentro; estar amargado y amargar a los demás. Porque el odio siempre destruye. Quizá alguna vez te haya pasado que tienes a una persona en tu vida que no la tragas, ya sea por su manera de actuar o por cómo se porta contigo no te cae bien. No congeniáis o incluso puede ser que te trate mal.

Y cuando hablan de amar al prójimo dices “Ay, qué bonito. Sí, sí, yo amo al prójimo”. Vale ¿y si te digo que el prójimo es esa persona que tienes ahí que no puedes con ella? ¿A que la cosa cambia?
Pues ahí es donde tienes que poner esfuerzo, porque Dios también está en esa persona. “Cuando hicisteis todo eso con alguno de ellos también lo hicisteis conmigo” Mt 25, 45.

Y cuesta ¡pues claro! ¿Y quién te ha dicho a ti que iba a ser fácil? ¡Para nada! Muchas veces amar cuesta, sobre todo porque hay personas con las que no te sale amar con la facilidad que te sale querer a tu mejor amigo, a tu familia, a tu novi@, y en general a tus más allegados.

Pruébalo
Si no me crees haz la prueba: trata de mirar a esa persona con amor en vez de odio. Si te cuesta mucho al principio pues intenta simplemente no odiarle, luego ten detalles con esa persona, reza por ella… Con tu empeño y la oración puedes conseguir llegar a amarle.

Amar siempre compensa; aunque no te correspondan, da igual. Siempre va a suponer algo positivo, siempre llena, siempre da paz. Y eso es algo fundamental: la paz interior.

Distancia de seguridad
No es plan hacerse daño porque sí. No hay que llegar al masoquismo. Si sabes que esa persona te hace daño, ya sea con palabras, ya sea físicamente o con su actitud hacia ti: deja distancia. Y, desde esa distancia saludable, ámale. Puede ser algo tan sencillo como rezar por esa persona cada día. “Señor, que fulanito se dé cuenta de esto… Señor, que sea feliz…”. ¡Fíjate qué fácil!

Cuando te llevas mal con alguien comparte con esa persona el tiempo justo para no hacerte daño, y esfuérzate por ver lo bueno de esa persona e intenta comprender por qué actúa así.

Perdonar cura corazones
Ante todo hay que procurar hacer las paces con aquel con quien hemos discutido. Y nos hayan hecho lo que sea: perdonar. A nosotros también nos gusta que aquellas cosas que hacemos mal (y que quizá a veces ni nos demos cuenta de ello) se nos perdonen. De hecho se lo pedimos al Padre al decir “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Pues lo mismo con nuestro “enemigo”.

En este cuarto domingo de adviento, nuestros corazones llegan a la antesala de la adoración al Niño en el pesebre. No te dejes llevar, la Navidad no es discutir sobre si el anuncio de Freixenet de Shakira es original o un desastre. No, no dejes que el mundo te lleve a celebrar la navidad con minúsculas, la Navidad sin Cristo. Él te está esperando, en pocos días va a llamar la Virgen María a la puerta de tu posada, de tu corazón. Te pedirá si tienes sitio para ella y su Hijo. ¿Le vas a dejar entrar? Abridle a Cristo el corazón de par en par –cantan las monjas de Iesu Communio-. Esa es la única vitamina que te permitirá amar a todo tu prójimo. Si dejas a Dios entrar en tu vida, Él irá creciendo en ti para que entregues tu vida en servicio a la humanidad igual que Jesús lo hizo y lo hace hoy en día. No tengas miedo. Ten alegría, pues aquel que entregó todo por ti está a punto de llegar.

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THE DIGITAL STORY OF THE NATIVITY

5/12/10

Adviento: tiempo para despertar


Qué rasca. Desde luego parece que el Señor nos quiere enviar el mensaje subliminal de que estos días son de preparación, de cierto sacrificio especial, de espabilar. ¿A qué esperas?

Pasando por la vida de puntillas
Esta expresión, que no es mía, es especialmente interesante. La sociedad y los ritmos y costumbres de hoy día nos invitan a pasar por la vida de puntillas, esto es: sin profundizar, sin involucrar nuestra existencia hasta el fondo, sin comprometer nuestro caminar, sin buscar las respuestas a nuestros interrogantes. Aunque suene a tópico que todos ya conocemos, es evidente que nos movemos demasiado rápido, con demasiadas prisas, demasiado consumo y demasiado ruido. La Navidad se vende, como sabes bien, con lucecitas y regalos (que está bien, por qué no), hasta el punto de que parece que se la ha inventado el Corte Inglés. Es muy habitual que uno sólo destaque de este tiempo que está por venir las cenas, las compras y las fiestas. Nos quedamos antes con lo superficial que con lo verdadero. Con lo que suena y luce mucho, y no con lo que vale de verdad la pena. Cuando nos dicen lo de “prepararse para Navidad”, pensamos que se refieren a hacer deporte para no coger kilos con el turrón, o a irse probando ropa para Nochevieja. No profundizamos, no buscamos el sentido último que da cuerpo a todo lo que celebramos. Lo más que llegamos normalmente es al convencimiento racional y memorístico de que Cristo nació hace 2010 años. Fin. That’s it. Y esto es pasar por la vida de puntillas, pasar por la Navidad como si fuera un periodo de fiestas y compras más. Y tú… ¿te contentas con eso? Porque yo NO. Necesitamos más… ¡mucho más!

Estar en vela
En el evangelio del domingo pasado, Cristo nos decía: “Cuando venga el Hijo del Hombre, pasará como en el tiempo de Noé. Antes del Diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre: dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a hora que menos penséis viene el Hijo del hombre” (Mt 24, 37-44).

Con estas palabras, Cristo no nos dice: deja de disfrutar de la vida, a partir de ahora debes ser un amargado. Al contrario: nos empuja a no descuidar lo importante, a no alejarnos por abandono de lo que verdaderamente llena nuestras vidas y nos hace felices. A no olvidarnos de Él a cambio de tonterías que llenan el tiempo, pero no el corazón. A no sacarlo de nuestro interior para meter ruidos que nos impiden pensar en lo importante, porque estamos atados a cosas “idiotizantes”. Las compras, las fiestas y el turrón son cosas buenas si están relacionadas con el Señor de las compras, las fiestas y el turrón. Si arrancamos el significado a las fiestas, si olvidamos que somos felices porque Cristo ha venido al mundo para salvarnos, entonces…no te has enterado de nada. Quedas atrapado por la dinámica del consumo, que ni te contenta ni te construye. Pasas de puntillas por la verdadera fiesta. Y te mereces más.

Por esto, Jesús nos exhorta a estar atentos, despiertos, en vela. Preparar estas fiestas en cristiano. Considerarlas dentro de que es Jesús quien nace, y no Papá Noel quien viene a dejarnos un nuevo coche eléctrico. Y para esto la Iglesia contempla el tiempo de Adviento: 4 semanas de preparación, de espabilar. Los Reyes Magos estuvieron caminando mucho tiempo por el desierto. Bueno, nosotros no tenemos desierto, pero podemos también hacer un peregrinaje interior: hacia nuestro corazón. Así, preparando nuestro corazón al Niño, podremos estar el 25 de diciembre armed and ready, y no nos pillarán en fuera de juego.

Concretando…
¿Cómo prepararnos? Dos cositas, prueba a ver qué tal. La primera, que todos los días consigas eso que llevas tanto tiempo diciendo y nunca acabas de conseguirlo: tener un rato de oración con el Señor, de conversación de corazón a corazón, como decía Newman. Por otro…sí, ¡una buena confesión! Vamos, vamos, qué mejor para recibir al Señor y vivir las cosas bien que experimentar la Misericordia y el Amor del Señor en tu propia carne. No pierdas esta brillante oportunidad.

¡¡Ánimo!! Y vete ensayando los villancicos, que en nada estamos ahí, dándolo todo. Buena semana y buen adviento.


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Estreno del himno JMJ Madrid 2011

28/11/10

Camino Neocatecumenal: “Soy una joven enamorada de Cristo”















"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas (...), haz esto y tendrás la vida eterna." Dt 6,5

Os parecerá raro comenzar así mi testimonio, pero para mí esta oración me es muy familiar, me recuerda mucho a cuando mi madre nos sentaba a los siete alrededor de la Virgen a rezar.

Nosotros hemos sido del Camino Neocatecumenal toda la vida. Yo me he criado en la Iglesia y desde siempre me han enseñado que para Dios nada es imposible. El Camino Neocatecumenal podríamos decir que es un itinerario de la Iglesia católica, que tiene como fin la renovación del bautismo. Es una forma de vivir la fe de una manera diferente. El Camino, como bien dice la palabra, es un camino en el que tenemos un encuentro con Jesucristo; parece fácil así de palabra pero es muy difícil. A mí me ha costado mucho ya que hay muchos obstáculos que nos hacen dudar de nuestra fe y de Dios, y nos caemos muchas veces, nos levantamos y nos volvemos a caer. A veces te sientes torpe y ves imposible levantarte. No lo ves por ningún lado y te preguntas ¿qué habré hecho mal? Pero con la ayuda de Dios sigues adelante. Lo sé por experiencia.

Tenemos una vez a la semana la palabra, los sábados las eucaristías y una vez al mes la convivencia en la cual hay momentos en los que sientes una paz… y a la vez descansas en el Señor.

Para mí, el Camino es algo muy importante en mi vida, ya que es como mi pastor, es mi guía y esto también es gracias a mis catequistas y a mi comunidad que son los que me ayudan a seguir ese camino y a confiar en Dios. Sabes que van a estar ahí siempre. Yo sólo puedo decir que con tan sólo 17 años soy una joven enamorada de Cristo. He tenido encuentros con Él en muchas ocasiones y también en mi familia. Muchas veces he tenido mis dudas de fe, pero es algo normal y que -gracias a Dios- siempre tengo una respuesta. Sé que si estoy cerca del Señor, Él me va a ayudar y jamás lo pondré en duda. Para Dios nada es imposible, todo es posible para el que tiene fe. Nos quiere mucho y no nos quitaría nada porque para Él somos perfectos.

Gracias a mis padres, desde pequeña yo he podido recibir esa fe. Para mí ha sido un regalo y estoy muy agradecida por ello. Siempre he sido una persona muy impaciente y quiero tener respuesta para todo, pero cada día me doy cuenta de que -si son necesarias y Dios quiere-, vendrán y llegarán a tiempo. Le estoy enormemente agradecida por todo lo que me regala cada día y por la vida que me ha regalado.

A mi juicio considero que lo más importante es la oración. Rezar a ese Dios que nos ha salvado a todos, por nuestros pecados, eso es maravilloso. ¿Conoces a alguien -aparte de Jesús- que haya dado la vida por ti? Yo no. Hoy en día la Iglesia está muy perseguida pero realmente jamás la podrán destruir ya que nosotros los jóvenes tenemos que pararlo y eso es a través de la oración. ¡¡Es muy importante rezar!! Rezar a ese Dios que nos ha salvado, que nos quiere y que ha entregado su vida por nosotros. Como decía una amiga mía: “la oración es la llave a la puerta del corazón de Dios”, y es verdad. Esa llave la tenemos que conseguir pero para eso hay que rezar muchísimo.

Gracias al Camino he podido conocer a Jesucristo, a la Virgen y me ha hecho darme cuenta de que jamás me dejarán sola. Gracias a Aquel que con su luz ha iluminado mi oscuridad en los momentos que más lo necesito. No os rindáis, coged su mano, agarradle fuerte y seguidle no lo soltéis ¡¡NUNCA!!
¡¡ÉL NO OS ABANDONARA JAMÁS!!
Sofía García Cáceres


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El editor del libro entrevista al Papa explica cómo nació 'Luz del mundo


21/11/10

“No dejéis de rezar”














El viernes 19 de noviembre, los jóvenes del Arciprestazgo de Rivas se reunieron en oración para prepararse para la JMJ Madrid 2011. Entre los diversos rezos y cantos, el párroco leyó a los jóvenes una carta de un amigo muy especial.
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Queridos jóvenes del Arciprestazgo de Rivas Vaciamadrid:

Me he enterado que hoy os reunís en la parroquia de San Maximiliano Mª Kolbe, para orar por el futuro encuentro que tendréis el año que viene con el Papa; me es imposible estar con vosotros corporalmente, así es que lo hare a través de esta carta que os leerá el párroco esta noche:

Me presento, me llamo Ramón, así me pusieron el día de mi bautismo. Nací en Polonia hace mucho tiempo.(7 de enero de 1894). Mis padres se llaman Julio y María, tengo 4 hermanos.

Cuando tenía 10 años recibí una inesperada visita, me encontré en casa con la madre del que está ahora en el altar que me ofrecía dos coronas de flores, una de color blanco y otra de color rojo, me decía que la corona de color blanco significaba la santidad y la de color rojo significaba el martirio. La madre me invitaba a escoger una de ellas, y yo elegí las dos: elegí amar a Cristo dando la vida por Él.

Estudié en el colegio de los frailes menores conventuales, me gustaba mucho estudiar, espero que a vosotros también, y sacaba buenas notas, espero que vosotros también. Desde siempre fui un enamorado de la Virgen María y seguí muy de cerca los pasos de Francisco de Asís, tanto que a los 16 años, comencé el noviciado con los frailes y como en aquella época los religiosos se cambiaban el nombre, me quité el nombre de Ramón y tomé el nombre de Maximiliano para indicar que empezaba en mí una nueva vida.

Pasado un tiempo fundé con mis compañeros un grupo que se llamaba la Milicia de la Inmaculada, con la cual queríamos ir a por todos aquellos que estaban alejados de Dios por ideologías o indiferencia.
Al final me hicieron cura en la ciudad de Roma y celebre mi primera misa en el mismo altar de la Virgen donde un día el judío Alfonso de Ratisbona, se convirtió al catolicismo.

Regrese a mi país y fundé la revista “ El caballero de la Inmaculada” porque pensaba que la prensa escrita era lo mejor para difundir el amor a la Virgen. También inventé unos centros que se llaman las ciudades de la Inmaculada; en polaco Niepokalanov. En la ciudad de la Inmaculada de Varsovia llegamos a vivir mil personas dedicadas por entero a la tirada de la revista; llegamos a repartir 750.000 ejemplares en varias lenguas.

Os cuento también que quise ser misionero y este sentimiento me llegó a Nagasaki (Japón).
Comparto con vosotros mi amor por la Eucaristía y eso me lleva a tener un carácter ecuménico, es decir, me gusta intercambiar ideas con protestantes, judíos y budistas y así ganar almas para Cristo.
Pero llegó el momento de la prueba y fui detenido por los nazis porque ellos entendían que mi labor de amar a todos sin distinción de raza, lengua, pueblo o nación, era una amenaza para sus ideales. Soporté penalidades, siempre dando gracias a Dios.

Viví en 1941 mi viacrucis particular en medio de injurias y vejaciones en un lugar aterrador llamado Auswitch donde solo había odio y sufrimiento, me pusieron un número el 16.670, sin embargo intenté consolar a mis compañeros, compartía mi escasa comida y confortaba a los prisioneros católicos con los sacramentos. Al escapar un preso del campo de concentración condenaron a 10 de nosotros a morir en el bunker del hambre, yo no fui elegido para morir pero sentí la voz del Maestro -que está ahora en el altar- que me invitaba a seguirle dando la vida por los demás. Fue impresionante como un lugar tan horrendo y espantoso fue convertido en una capilla de oración y cantos como lo que estáis haciendo ahora, al final no morí de hambre sino con una inyección letal. Por supuesto morí con 47 años. Desde el día de mi muerte intercedo por vosotros para que vayáis siendo cada vez más cristianos, que vayan sembrando la paz y quitando las barreras que nos separan de los demás. También estoy intercediendo ante Jesucristo para que el próximo encuentro que tendréis el año que viene con el Papa sea una ocasión para confirmar la fe y abrir las puertas del corazón de par en par al Espíritu Santo, no dejéis de rezar.

Atentamente Maximiliano Mª Kolbe

David Abril
Párroco de San Maximiliano Mª Kolbe (Rivas Vaciamadrid)

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Himno de la Diócesis de Alcalá para la JMJ Madrid 2011


14/11/10

Cristo, verdadero hombre

¡Buenos días! ¿Cómo va eso? Ahora que el frío está pegando fuerte, es un buen momento de pasar un rato agradable pegado al radiador, tomando algo caliente y leyendo tu Circular dominical. Oh yeah!!! El tema de hoy es especialmente interesante que lo medites con paz, ya que puede serte de ayuda para conocer mejor a tu Dios.

Lo que solemos pensar
Que no es poco, porque supone que pensamos sobre Dios. Eso ya per se es un gol por la escuadra. Pero el punto clave es intentar pensar bien, correctamente, en función de la verdad. Ese ejercicio no lo puede hacer nadie por ti, pero hoy queremos arrojar un poco de luz sobre el tema.

¿Que de qué hablo? Efectivamente, de la imagen que tenemos en nuestra mente de Jesucristo. Nosotros todos, doctos en teología y perfectos conocedores del Catecismo de la Iglesia Católica, sabemos que Cristo era verdadero Dios y verdadero hombre… ey!! ¿Es que no vas a protestar? ¿Cómo que “era”? ¡¡¡ES!!! Ya, ya sé que a menudo no interiorizamos esto: Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Vive hoy, aquí, ahora. Pues bien, sabemos teóricamente que Jesús es Dios y hombre at same time. La cuestión es… ¿Le tratamos como tal? NO.

La imagen de Cristo que tenemos es una imagen cercana a los Pantocrator medievales: un Jesús autoritario, fuerte, justiciero, que divide inquebrantablemente a buenos y malos a su derecha e izquierda, y sin vacilaciones condena al fuego eterno a los que han sido unos piezas. No es sólo que visualicemos a Cristo sólo como Dios, sino que además como un Dios lejano, poderoso y arbitrario del que penden nuestras vidas. Un paso en falso y… ¡zas! En toda la boca. Lo del amor… bueno, pues será que el hecho de que no nos haya destruido todavía es que nos respeta y tal, pero poco más. Quizás haya exagerado un poco, pero lo que sí es cierto es que nuestra percepción de Cristo es más cercana a esto que a otra cosa. Al menos en nuestro trato con él, que es lo importante.

Jesucristo, hombre, tan hombre como los presentes
Y es que Jesús es revolucionario. Revolucionario en la Historia de la humanidad porque supone que Dios se hace carne. Que se haga carne no en un sentido de que tenga un “traje” de hombre, sino que adquiere para sí la naturaleza humana completamente. Con todas sus consecuencias. El pecado no, no la naturaleza caída que tenemos desde nuestros amigos Adán y Eva. Desde su Encarnación, Jesucristo, Hijo de Dios y de la misma naturaleza que el Padre, adopta nuestra humanidad en todo menos en el pecado.

“Y esto… ¿qué cambia realmente?” Todo. Dios, en su Santísima Trinidad, quería salvar y redimir al hombre. Y todo ello, acercándose a la humanidad. La relación entre Dios y hombre tras Adán y Eva quedó muy tocada. Ahora, el Señor, además de salvarnos, quiere mostrarnos cómo es Él en realidad, no como nos lo imaginábamos. Quiere establecer una nueva relación con nosotros, más estrecha, más de tú a tú. Y qué mejor manera que a través de alguien como nosotros, a través de un hombre que sea Dios al mismo tiempo. Verdadero hombre, verdadero Dios.

Así pues… Dios se abaja hasta nuestra condición para hablarnos de cerca, amarnos como nosotros mejor lo entendemos, con un hombre de carne y hueso. Por tanto, Dios ya no es un tipo anciano, gigante, con larga barba, sentado en un trono en las nubes y con un bastón, desde donde dicta leyes y condena a las pequeñas hormiguitas de la Tierra. ¡No! Es… ¡como tú!

Siendo hombre, Jesús sentía como nosotros. Experimentó lo mismo que experimentamos nosotros. Cristo, todo un Dios, lloraba, sollozaba. Lo vemos con Lázaro, su amigo, cuando lo ve muerto y rodeado de su triste familia. ¡Jesús lloraba por la tristeza de sus amigos! ¡Cristo llora cuando te ve perdido y triste, cuando sufres! En los tiempos del Evangelio, Jesucristo debía ser un tipo genial. Siempre rodeado de gente, y no sólo porque “hablase bien”. Tenía una personalidad atrayente para todos, que enamoraba a los que tenía cerca. Como hombre, Cristo reiría, y mucho. Vivía su vida de hombre a tope, y eso supone reír a carcajadas, pasárselo bien con sus amigos, y amar al prójimo con todas sus fuerzas. No te sorprendas si Jesús fuera el centro de una fiesta sana, como pudieron ser la Bodas de Caná, donde Jesús estaba celebrando la boda de un amigo o familiar. Por otro lado, Cristo también se cansaba, sudaba. Lo vemos en el pasaje del pozo y la samaritana: cansado de la caminata (no había autobuses), debe sentarse en el pozo y pedir agua a la samaritana. También sufría y sentía dolor como tú y yo, como podemos ver en la Pasión, donde por ti sufre como hombre todo el tormento. ¡Ah! Y le encantaba la buena comida, porque a menudo gustaba de comer con otros amigos y personas que necesitaban de su ayuda. Según lo que se describe de Él, tenía que ser un gran deportista (aunque no llegó a correr la San Silvestre), porque era alto y fuerte. Además, vivió con pasión muchos años su trabajo, con su padre, de carpintero. Sería el más “friki” de la región sobre mesas, sillas, etc. Y si en el mundo judío era costumbre contar chistes, Él sería un gran contador de chistes.

¿Has hecho oración con este Jesús? ¿Le has tratado como verdadero hombre? Por eso decimos que le hables como a un amigo. Como al mejor amigo. Porque mejor que Cristo, nadie te conoce. Porque sabe cómo te sientes, porque él lo sintió primero. Conoce perfectamente lo que es ser hombre, lo que es tener sus limitaciones físicas y sentimentales. Jesús, de hecho, también era tentado tantas veces como tú, o quizás más. Y sabe como decirle no a la tentación, y cómo podrías hacerlo tú. Tiene un plan para hacerte feliz de verdad, porque sabe mejor que nadie qué puede hacerte tan feliz. Cristo es… un hombre. Verdadero Dios, verdadero hombre. ¿Por qué lo reduces a un juez arbitrario y lejano?

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Nuestra Fe: "Entrevista a Eduardo Verástegui"


5/11/10

La verdadera alegría















Hoy hablamos de alegría. De aprender a encontrar y apreciar la verdadera alegría, la alegría que brota del corazón humano enamorado. No, ahora no vienen unas líneas de Gustavo Adolfo Bécquer.

Camarero, apunta a mi cuenta otra derrota
Viene una idea que es bueno tener presente en el día a día, cuando la ola de la vida hace que pongamos delante lo urgente y dejemos atrás lo importante. Hoy me ha vuelto a pasar a mí. Mejor dicho, one more time. Y como en estos momentos a uno le puede el desánimo, el “que se pare el mundo que me bajo… y si no díganme donde está el martillo de emergencia que me tiro”, el “no puedo más…” rescato una idea importante que me hace recordar lo verdaderamente fundamental, aquello en lo que me juego la vida verdaderamente, no en mis prisas y ansiedades. Sí, ahora, a las 0.08 de un domingo, con toda la semana por delante larguísima y llena de agobios. Ahora o nunca. Ahora o esta semana me la pasaré llena de estrés y siendo “insoportableman” para los demás, para los que me quieren de verdad.

Una idea para salir del pozo
La idea a la que me refiero está sacada de otra de las enseñanzas de nuestro gran amigo S. Tomás de Aquino. Para el que no le conozca era un dominico muy “friki” del siglo XIII que acabó siendo uno de los mejores teólogos de la Historia de la Iglesia, si no el mejor (para gustos los colores…). Este entrañable dominico de origen italiano nos cuenta a ti y a mí hoy, desde su silenciosa sala de estudio hace más de 700 años, el origen de la alegría. La alegría es una de las mayores características de los cristianos; de hecho, ya sabéis que el cristianismo se contagia por envidia, envidia de la felicidad y alegría que tenemos. Tenemos… ¿Sí? ¿De verdad? ¿De dónde viene, para tenerla yo también ahora, a las ya 0.15 de la noche? Del amor, dice el de Aquino. Cuando hay amor, hay alegría. Y habrá más alegría cuanto más noble sea aquello a lo que amamos. Así, si amamos el fútbol, cuando nuestro equipo gane seremos seres sonrientes, y eso está bien. Pero cuando nuestro objeto de amor sea más noble, más. Por ejemplo, un amigo nuestro. ¿Acaso es comparable la alegría de ver un partido de fútbol con la de pasar la tarde con nuestros amigos de verdad? No, nuestros amigos nos hacen más alegres porque puede haber más amor entre nosotros.

Pero, ¿Y si nuestro objeto de amor es Jesucristo mismo? El amor será mucho mayor, por lo que nuestra alegría es total. ¿Somos capaces de hacerlo eso real? Sí, pero a menudo, como yo en un día como hoy, cuesta. Cuesta encontrar mi amor por Dios en este instante. Sólo cabe una manera de seguir siendo alegre ahora, cuando no siento un amor hacia Dios perceptible: el saberme amado infinitamente por el Señor. Y es que eso sí lo sé. Sí puedo sentir la mano bondadosa del Padre que me sigue por las calles de mi barrio, en silencio, oyéndome refunfuñar porque estoy agotado por todo y “nadie me entiende”. A mi lado, observándome con compasión, y esperando que se acabe mi monólogo de frustración con el mundo para que, al girarme y verle conmigo, pueda decirme con su mirada: “aquí estoy contigo porque te quiero”. Amigos, eso, y no el resumen de la jornada de Liga, puede hacerme alegre nuevamente. Alegre… de verdad, de la alegría total que sólo algo tan infinito como Dios y su Amor puede darme. ¿Y el resto? Complementos, accesorios… chorraditas.

Por eso digo, a las 0.30, agotado, ¡¡Ánimo que Cristo te ama!!
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"Jesús lava la basura de nuestra consciencia"


1/11/10

Cursillos de Cristiandad: "el revulsivo que necesitaba"

GrupoCircular estrena hoy sección en sus Circulares dominicales. Desde hoy en adelante, los últimos domingos de mes nos acercaremos desde el testimonio personal a las diferentes realidades que existen dentro de la Iglesia. Hablaremos desde los nuevos movimientos nacidos tras el calor del Concilio Vaticano II como de las órdenes religiosas más antiguas. Todo para ayudaros a conocer un poquito más a la gran familia que forma la Iglesia, promoviendo la UNIDAD dentro de las múltiples expresiones y carismas que conviven en su seno. Siguiendo el deseo de Cristo: “Para que todos sean uno” (Jn 17,21), nace en Circular el INTRAECUMENISMO.

Hola a todos, mi nombre es José Manuel y vivo mi fe, entre otros sitios, en Cursillos de Cristiandad. Cuando me pidieron que escribiera mi testimonio de cómo vivo yo en cursillos, la verdad es que me resultó bastante difícil explicarlo sin contar como vivía mi fe antes de conocer el movimiento. Aunque he crecido en una familia cristiana, no tuve nunca una referencia de parroquia o de diócesis como la tengo ahora, si me apuras, no tenía una experiencia de Iglesia diocesana y universal como la que descubrí cuando hice mi cursillo.

Cuando tuve que prepararme para la confirmación, acudí a mi colegio en el que todavía estudiaba y me integré en los grupos juveniles. Conforme iba creciendo como persona fui tomando conciencia de que el Señor estaba cada vez más presente en mi vida, pero no era capaz de verlo en la Iglesia. No obstante, estos grupos juveniles me ayudaron a madurar en mi fe y desarrollarme como persona. Después de bastantes años hubo un momento que notaba que no avanzaba y me alejaba progresivamente de la Iglesia. En este momento, unos buenos amigos que me conocían, me invitaron a hacer un cursillo de cristiandad y la verdad es que en aquel momento, en el que no lo estaba pasando demasiado bien, pensé: ¡no tengo mucho que perder! Hago el cursillo.

Descubrir que Dios te quiere
Sabía poco más, que aquello duraba tres días, pero me fiaba de las personas que me lo ofrecían. Puedo decir que en esos tres días sentí al Señor muy cerca y que a partir de ese momento lo he sentido más cerca día a día, a pesar de las dificultades. Sentí que en el cursillo se me anunciaba por primera vez que Cristo ha resucitado y os puedo asegurar que no era la primera vez que escuchaba esto. Además descubrí que esta experiencia de sentir que Dios me quiere, se materializa cada día a través de la amistad y en la capacidad de compartir con los hermanos, tratando en todo momento de evangelizar aquellos lugares en los que nos ha puesto el Señor a cada uno.

Para mí el cursillo fue el revulsivo que en ese momento necesitaba, tomando conciencia de que era miembro vivo de una Iglesia universal y que se encuentra presente al lado del hombre hasta el fin de los tiempos. Este impulso que me dio cursillos, me lanzó a conocer la diócesis de Alcalá y en concreto la delegación de Infancia y Juventud.

En agosto de aquel año, hice la primera peregrinación con la diócesis a Roma y también empecé a acudir con asiduidad a la oración de los jóvenes en San Felipe. Este momento se fue convirtiendo poco a poco en una necesidad que me ayuda en mi camino de fe. El sentir que no caminas solo y que el Señor no nos abandona, es lo que más me entusiasma de mi participación de los actos de la delegación. Pronto me invitaron a participar como colaborador de la Revista ADAL, donde me acogieron con generosidad. Con el tiempo me invitaron a coordinar esta revista y asumí esta misión con la ilusión de un proyecto que se renueva cada día y con el reto de llegar cada vez a más jóvenes.

En cuanto a la participación en Cursillos, ésta me lleva a reunirme semanalmente en la Ultreya, la que siento mi comunidad. Momento de la semana en la que compartimos nuestra fe y amistad en un grupo de todas las edades. En la Ultreya se celebra la Eucaristía, se tiene una charla de carácter vivencial y se pone un compromiso para la semana que nos ayude a crecer en amistad con Dios…Cada dos semanas también existen reuniones de formación y reuniones en las que con cuatro o cinco hermanos compartimos nuestro caminar en la fe.

Si me preguntan quién es el fundador de cursillos, los cursillistas sabemos que es el ESPÍRITU SANTO. Dios es el autor principal, el que mediante su Espíritu ha inspirado e impulsado los Cursillos de Cristiandad. Y los instrumentos de los que se valió Dios para concretar su obra fueron sobre todo laicos guiados por Eduardo Bonnín Aguiló, además de varios pastores, entre los que se encontraban el entonces Obispo de Mallorca, Mons. Juan Hervás y Mons. Sebastián Gayá.

El método de cursillos surge en la posguerra española, para dar a conocer a Cristo entre los católicos que practicaba su religión en forma rutinaria y convencional. Había muchos catequizados, pero poco convertidos, cristianos que no vivían en cristiano, que pensaban que la tarea apostólica correspondía únicamente a sacerdotes y religiosos. Numerosos laicos y algunos sacerdotes descubrieron muy claramente el hecho de que también los laicos, por los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, desempeñan un papel activo en la evangelización de la humanidad. La tarea de cursillos es la del primer anuncio y además tiene la vocación de fermentar de Evangelio y llevar la fe cristiana a los diferentes ambientes, especialmente a los más alejados de Dios, mediante el testimonio de vida de sus miembros; todo ello impregnado de un clima de amistad y de alegría.

Los cursillos de cristiandad están extendidos por los cinco continentes y hoy en día, Cursillos funciona en más de 60 países y un promedio de 1500 diócesis del mundo. En concreto en nuestra diócesis de Alcalá de Henares, se suelen realizar tres o cuatro cursillos al año que tienen lugar en una casa de espiritualidad y con una duración de tres días. En definitiva, el cursillo es para todos los que quieran tener una experiencia personal de encuentro con el Señor y con los hermanos.

Cursillos de cristiandad supone experimentar el amor desbordante de Dios tras la experiencia del primer anuncio; reavivar nuestra conciencia de Iglesia; madurar en la fe y vivir con la alegría propia de los hijos de Dios, que nos impulsa a evangelizar nuestros ambientes.

El lema del movimiento es “DE COLORES”, expresión que viene a significar la alegría inmensa que se siente al vivir en Gracia y dejar de ver el mundo de color gris.

José Manuel Lara
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Entrevista a Monseñor Sebastian - Cursillos de Cristiandad


24/10/10

Deja de lado las zarandajas














Cuentan los estudiosos sobre los guerreros japoneses conocidos como samuráis, sí, sí, los de la katana y el harakiri, que solían tener una costumbre que llamaba mucho la atención a los hombres de su tiempo que no seguían su filosofía de vida. Consistía en que cada mañana, este orgulloso hombre de armas, planeaba y se enfrentaba al día que le esperaba con una conciencia muy clara: ése sería el último día de su vida. No significa, obviamente, que así lo fuese. Pero adoptaba esa mentalidad. Y esto significa que vivía todo de una forma radicalmente distinta respecto de los demás. Saboreaba las cosas con una mayor conciencia, porque se planteaba seriamente que ése podía ser la última vez que hiciera o viese tal cosa o tal otra. Sobre todo, priorizaba. No se detenía en tontadas ni en pequeñeces; al ser su último día, sólo lo dedicaría a lo importante, a lo que realmente tenía peso en su corazón.

Aprendiendo a vivir
Los motivos para hacer esto eran distintos y responden a otra época. Pero esconde esta forma de pensar algo bello, y es el aprender a vivir cada día y cada oportunidad de ésta como algo único e irrepetible, y por lo tanto, de enorme importancia. Hoy queremos que te pares un momento en presencia del Señor y, hablándolo con Él, te plantees tu vida como si fuera hoy la última jornada que estarás entre nosotros. No, no os estamos preparando para ningún apocalipsis ni la aceleración del cambio climático es tan grave como para ir pensando en el otro barrio. Es simplemente un ejercicio de reconsiderar qué es lo verdaderamente importante y en qué pones sinceramente tus esfuerzos y empeños. Descubrirás, probablemente, que existe una desproporción peligrosa entre tiempo dedicado a lo importante y tiempo dedicado a lo accesorio, a favor de lo último.

A todos nos suele pasar, no hay que agobiarse. Una de las primeras lecciones magistrales que dará el Demonio a sus pequeños diablitos podría ser algo parecido a ésta: “seamos realistas, mis aprendices. No podemos evitar que el ser humano se sienta atraído hacia la Verdad, la Belleza, el Bien y el Amor. No podemos competir con Dios. Por lo tanto, nuestro primer objetivo para alejarlo de lo que realmente le hace feliz es… distraerlo. Distraigámosle con toda clase de asuntos nimios, carentes de verdadera importancia. Agotemos todas sus fuerzas en ello. Así, cuando tenga que dedicarse a lo que importa, como son su familia, amistades, relaciones de pareja… estará extenuado, cansado, lleno de desidia e indiferencia, cuando no irritable. De esta forma fracasará en lo importante pero no podrá dejar de dedicar tiempo a lo intrascendente, porque estará embebido por ello. Será un círculo vicioso”. Alguno de sus retorcidos alumnos preguntará preocupado: “¿Y qué pasa con Dios?”, él responderá: “no te preocupes, lo fundamental es hacerles creer que dedicar tiempo a Dios es una tontería inútil, un rollo, algo que no soluciona nada y que no tiene nada que ver con ellos. No se acordarán de Dios porque lo terminarán viendo como un obstáculo para su felicidad, su ocio y sus relaciones humanas”.

¿Te suena? Sí, como se suele decir el Diablo sabe más por viejo que por Diablo. Pero más allá de la gracia, nos ocurre. Nos quemamos con las tonterías y dejamos para después lo que realmente nos importa en la vida. ¿Cómo cambiar esta tendencia? Pues como siempre, lo primero es hablarlo con Dios. Dedícale unos momentos a esta operación con Él. Cuéntaselo con confianza, de corazón a corazón. Un buen amigo mío suele ayudarme con esto con el siguiente desafío: imagina que te queda una semana de vida (ya no es tan apremiante como un día, ¿eh?)… ¿qué harías esa semana? ¿En qué o quiénes emplearías tu última semana de vida? Pues justo en esas cosas y en esas personas debes poner todo tu empeño y esfuerzos a lo largo de tu día a día, aunque te queden 60 años por vivir (aunque por cierto, nunca se sabe). ¿Te has fijado lo curioso que es cómo de lo primero en lo que piensas es en Dios? ¡Claro! Con una sola semana delante pierdes tus falsas seguridades y te hacen fijarte en Aquel de quien depende tu vida. Entonces, ¿por qué generalmente ocupa nuestra prioridad número 8? Una vez más, tenemos demasiada paja en los primeros puestos. Todo lo que distraiga de Dios es paja. Sólo a través de Dios podemos dar sentido a lo que viene después: familia, amigos…y ya por último todo lo demás accesorio.
¡Ánimo! Rézalo con el Señor. Nadie va a hacerlo por ti.

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Corto: Puntos de Encuentro

20/10/10

VXM - Vocaciones X el Mundo: Pilar Gálvez

¿Echabas de menos el Circular? Aquí nos tienes de nuevo, más fuertes que nunca. Queremos compartir contigo hoy –y siempre- la alegría de la Vocación. Sea cual sea: laico, sacerdote, religioso, matrimonio... Lo importante es atender a la llamada de Dios. Y para ello necesitamos ese encuentro personal con Jesucristo que promovemos desde Grupo Circular. Esperamos que este video que hemos hecho de una amiga que también entró el pasado día 12 de octubre al convento de las clarisas de la Aguilera te sirva para preguntarte por la voluntad de Dios en tu vida. DALE AL PLAY!


10/10/10

"Cuando le preguntas, Él contesta". Vocación de Pilar Gálvez

Soy Pili, tengo 29 años, vivo en Torrejón de Ardoz, y el Señor me hace el gran regalo de poder empezar una nueva vida: el 12 de octubre entro en el monasterio de Clarisas de la Aguilera (Burgos).

Yo soy una persona que a “ojos del mundo” lo tenía todo, una plaza fija en la Administración Pública, mi casa, mi coche, una buena familia, amigos, un grupo de gente joven en la parroquia. Pero realmente mi corazón seguía buscando porque en eso no encontraba la verdadera felicidad.

Cuando el corazón busca, intentas saciar los deseos que surgen de él con las cosas que te ofrece el mundo, la moda, las fiestas,… pero me daba cuenta que así iba encontrando más vacío. Sólo cuando me puse delante de Jesús en la eucaristía y le pregunté para que me dijera qué era lo que mi corazón anhelaba, cuál era el plan que tenía proyectado para mi, fue cuando mi corazón empezó a descansar.

Cuando le preguntas en serio a Jesús Él contesta, y poco a poco a mi me fue preparando el corazón para decirme que me quería para Él. Fue un tiempo muy bonito estar siempre abierta a la voluntad del Señor, de no tener ninguna pretensión y de no buscar en ningún momento mi propia voluntad, cosa que a veces no es fácil, porque me gusta fantasear un poquito y me ponía a imaginar mi futuro y por supuesto eran mis planes y no los de Dios.

La eucaristía y la oración se volvieron fundamentales en mí día a día. Organizaba mi horario en función de la hora a la que ese día podía ir a misa. Y fue poco a poco como un soplo de viento, el Espíritu Santo me fue envolviendo y haciéndome cada día más suya.

Yo nunca me había planteado ser monja, pero cuando te “dejas hacer” por el Señor y descubres la felicidad y libertad plena, ya no puedes vivir por menos de lo que has encontrado. Eso fue lo que me paso cuando conocí esta comunidad, mi corazón botó de alegría, yo en ese momento no supe reconocerlo pero después de pasar una Pascua con ellas yo no quería vivir por menos de lo que allí había vivido. Jesús me había arrebatado el corazón. Poco a poco seguí avanzando en mi relación con Él y, como un novio con su Amada, a través de cientos de detalles me fue conquistando, siempre tratándome con total libertad, todo me lo presentaba con un: ¿si tu quieres…? Él no impone nada, te lo da todo para que tú lo acojas en plena libertada.

Me siento tan pequeña y a la vez tan dichosa por el don recibido, de poder empezar a vivir en esta comunidad de consagradas contemplativas, que sólo doy gracias a Dios por haberse empeñado en mi, por su paciencia conmigo y por todo el amor que me tiene.

No hay nada mejor que hacer el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros. No tengáis miedo de preguntarle a Dios qué quiere de cada uno de vosotros, Dios no quita nada lo da todo.


Estamos todos unidos y sostenidos por la oración. Cuento con la oración de cada uno y por supuesto yo desde el convento os sostengo a cada uno con mi oración.

Que nuestro corazón arda cada día más de amor por Cristo.

PILI

Pilar Gálvez
San Juan Evangelista, Torrejón de Ardoz
Diócesis de Alcalá de Henares
España

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La Iglesia en las 3.000 viviendas



3/10/10

La fuerza de la Cruz

Ya ha llegado hasta nuestra Diócesis de San Sebastián la Cruz de los Jóvenes, también conocida como la Cruz peregrina de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Fue el inolvidable Juan Pablo II quien la confió a los jóvenes católicos del mundo entero hace más de veintiséis años. Se trata de una cruz de madera austera y sencilla, de cerca de cuatro metros de altura, que desde entonces ha peregrinado por todos los rincones del planeta, y que ha sido testigo de los avatares de nuestra historia contemporánea: consiguió entrar en los países de la Europa comunista, para terminar pasando por la Puerta de Brandeburgo, una vez caído el muro de Berlín; visitó la Zona Cero de Manhattan tras el atentado de las Torres Gemelas, sin dejar por ello de hacerse presente en los países más pobres (Burundi, Rwanda, etc); presidió en el año 2000 el memorable Vía Crucis de Juan Pablo II en el Coliseo romano…

Llega hasta nosotros una cruz humilde, que sin embargo ha sido besada y adorada por millones de personas… ¡He aquí el “signo” que la Iglesia continúa presentando ante las nuevas generaciones! Ciertamente, sigue teniendo plena actualidad aquella pregunta que aprendíamos en el Catecismo de nuestra infancia: “¿Cuál es la señal del cristiano? –La señal del cristiano es la Santa Cruz”.
No cabe duda de que Juan Pablo II era un hombre de Dios, con un carisma muy especial que le permitió sintonizar con el corazón de los jóvenes. Él sabía que la cultura posmoderna sufre un notable déficit en cuanto a la razón discursiva se refiere; pero, sin embargo, era conocedor de la gran sensibilidad de los jóvenes hacia el lenguaje simbólico. Juan Pablo II fue un convencido de la importancia de “simbolizar nuestra existencia”, así como de la necesidad de presentar el mensaje de la fe con un lenguaje accesible y significativo para las nuevas generaciones. Por esto no dudó en recurrir al signo de la Cruz…

¿Pensamos acaso que este “lenguaje” le resulta extraño o insignificante al hombre o a la mujer de nuestros días? Me permito indicar cuatro “pistas” que nos dan a entender lo contrario:

1.- Nada hay que pueda “hermanar” tanto al hombre con Dios, como el hecho de compartir el mismo sufrimiento. Recuerdo aquella frase inolvidable de Juan Pablo II en uno de sus libros-entrevista: "Si no hubiera existido esa agonía en la cruz, la verdad de que Dios es Amor estaría por demostrar". El ser humano parte de la experiencia de que la solidaridad en el dolor es la prueba inequívoca del amor; y por ello, conecta existencialmente con el lenguaje de la Cruz. No podemos dudar del amor de Dios hacia cada uno de nosotros, desde el momento en que nos adentramos en el misterio que encierra la Cruz de Cristo: “Nadie tiene un amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13); “Esta es mi sangre que se derrama por el perdón de los pecados” (Mt 26, 28).

2.- En la Cruz, Jesús se identifica con los que sufren. Por lo tanto, se trata de un signo que nos invita a servir a los crucificados de este mundo, descubriendo así el mismo sentido de nuestra existencia. Frente a la tentación del egoísmo y del narcisismo en el que estamos inmersos, la Cruz nos llama a liberarnos de la preocupación obsesiva por nuestro propio “yo”, saliendo al encuentro de los que sufren. El signo de la Cruz es una llamada a la vivencia del mandamiento del amor al prójimo.

3.- En la Cruz, Cristo perdonó a sus enemigos; y de esta forma pasó a ser el signo de la compasión y de la misericordia… Pocas experiencias pueden ser más autodestructivas para nosotros que nuestro propio odio. Lo peor que nos puede ocurrir, no es tanto el que seamos víctimas del mal, cuanto que ese mal padecido pueda llegar a hacernos “malos”. Por ello, ante la Cruz estamos invitados a perdonar y a reconciliarnos con nuestros enemigos. Solamente así podrá edificarse la paz tan anhelada…

4.- La Cruz de Cristo fue la antesala de su Resurrección; y, por lo tanto, se convierte también en el signo de la esperanza. En nuestra vida no hay “gloria” sin “cruz”, pero al mismo tiempo, tenemos también la plena confianza en que no hay “cruz” sin “gloria”. Por ello, San Pablo puede llegar a decir: “Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman” (Rm 8, 28). En consecuencia, estamos llamados a afrontar las cruces de la vida con la determinación propia que se deriva de la esperanza en la resurrección. Así lo dice una saetilla carmelitana: "Lleva la cruz abrazada y apenas la sentirás; porque la cruz arrastrada es la cruz que pesa más".

He aquí el mensaje de la Iglesia, tan actual y existencial como el propio deseo de felicidad que anida en nosotros. Se trata de un signo que no se impone, sino que se propone; de forma que podamos pronunciar nuestro “sí” personal a la Cruz de Cristo: Te invitamos a acoger el amor de Cristo y a descubrir la alegría de ser amado. Te invitamos a llevar ante la Cruz tus sufrimientos, y a que recibas la paz. Te invitamos a desenmascarar tus pecados, y a recibir así una nueva libertad. Te invitamos a que dejes al pie de la Cruz tus rencores y a que te entregues a servir a los que sufren. Te invitamos a que le confíes al Crucificado tus fracasos, para recibir de Él la esperanza. Te invitamos a presentar ante Cristo muerto y resucitado los seres queridos que has perdido. En definitiva, ¡te invitamos a experimentar la fuerza de la Cruz!

Al mismo tiempo que llega la Cruz de los jóvenes a nuestra Diócesis de San Sebastián, presentamos en este domingo el Plan Pastoral para este curso 2010-2011. Pedimos al Señor que bendiga el esfuerzo de cuantos colaboran activamente con la labor pastoral de la Iglesia: seglares, religiosos y sacerdotes. ¡Que la Cruz de Cristo haga fecundos nuestros proyectos pastorales y derrame muchas gracias sobre nuestra Diócesis!

+Mons. José Ignacio Munilla
Obispo de San Sebastián

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Mi Fortaleza - LVD

26/9/10

Ser agradecidos

Hoy te proponemos en CIRCULAR un breve ejercicio que es realmente necesario en nuestras vidas: dar gracias. Como bien reza un refrán español “es de bien nacidos ser agradecidos”. Pero ya no es sólo por quedar bien, sino porque aprender a apreciar nuestra vida y todo lo que tenemos como un don gratuito y no como un derecho que nos merecemos e incluso podemos reclamar, cambia enormemente nuestra mentalidad y nuestra forma de encarar las cosas.

Lo más importante para poder ser una persona agradecida es descubrir todo lo que se nos ha dado sin mérito personal alguno. Imagina por un momento que sales de tu cómodo mundo vital y piensas en otros lugares y países donde se vive con grandes dificultades. Millones de personas mueren del hambre en el mundo; millones sufren guerras, violencia, desgarros familiares terribles… es muy espectacular comparar nuestros problemas (que indudablemente pueden ser muy graves) con los de estas personas, nos puede servir para ponerlos en su sitio, en la gravedad que realmente tienen. Y nuestra, a priori, más asequible situación general (tenemos comida en el plato, ordenador, etc), es un puro regalo. Podría ser un primer motivo de acción de gracias a Dios.

Pero no podemos quedarnos ahí, en absoluto. Debemos concretar mucho más ¿Cómo? Yendo directamente a lo que más nos toca el corazón en la vida. For example, y quizás lo inicial, la familia: nuestros padres, hermanos, primos y un largo etcétera. Todo eso lo pensó Dios para ti, de manera personal. Te regaló tu familia para ti. En segundo lugar, lógicamente, los amigos. Sin amigos nadie podría crecer saludablemente como persona, sin ese compartir vital con el otro que tanto necesitamos. Piensa en la cara de cada amigo, amigo de verdad (no valen todos los de facebook, tuenti, hi5…), que tienes en tu vida. Si te los topaste fue simple y llanamente porque Dios así lo planeó, porque quería que los conocieras y llenasen tu corazón de la manera en la que lo hacen.

En otro orden de cosas, te animamos a que medites sobre tu vocación profesional, tus hobbies y aficiones más profundas… todo creado y puesto por Dios en tu vida para que pudieses beneficiarte de ello. Dedica unos momentos a meditar todas estas cosas.

Regalarte la felicidad
¿Lo hiciste? Venga, venga, en serio, hazlo……….. ¿ya? Pues aquí viene la reflexión más importante: todo lo hizo Dios para hacerte feliz. Todo el amor que recibes en tu familia, en tus amigos, y el regocijo que hallas en tu trabajo y en tus aficiones, te lo otorga Dios gratuitamente. Por amor. Y es que todo lo que vivas de bueno en este mundo es sólo un aperitivo del Amor que el Señor te tiene de manera personal, y que le llevó a la misma Cruz. El Amor de Dios no es abstracto; se traduce, con todos los fallos humanos, en el amor que te dan los demás y que tan fundamental es para ti. Solo que el Dios es multiplicado por infinito. Así es Él.

Por tanto, abandonemos esas actitudes egoístas y egocéntricas que nos hacen pensar que lo que tenemos “nos lo hemos ganado a pulso con nuestro sudor”, y por tanto nos podemos quejar de lo que tenemos y de nuestro prójimo, cuando en realidad hay que dar gracias a los demás y especialmente a Dios, porque todo lo que tenemos es regalo. Nosotros lo podemos administrar mejor o peor, pero todo lo bueno de nuestra vida procede de Aquel que todo lo crea y te creó por Amor. ¡Agradéceselo! Pero ¡ey! No sólo hoy sino… ¡todos los días cuando te levantes! “Señor, gracias por la vida, por crearme y por amarme. Gracias por el día que hoy me concedes”. Buah, es una oración que hará que a Dios se le caiga la baba, y tú vivirás con una paz y alegría inigualables.

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Visita de BXVI a Inglaterra

24/9/10

Su llamada, Vanesa González

Orgullosamente tengo que decir que GrupoCircular tendrá desde el 19 de septiembre su primer corresponsal. Vanesa González entrará este domingo al monasterio de las clarisas de la Aguilera, Burgos. Para celebrarlo y compartir con vosotros la alegría de su vocación, el Circular de esta semana es su testimonio. DALE AL PLAY!



12/9/10

Redescubrir a Dios over and over again

Buenos días, circuleros. Curiosa expresión esa de “buenos días”. Expresa un deseo del corazón humano que todos llevamos grabados a fuego: el anhelo de que lleguen buenos días. Es más, para los cristianos todos son buenos días, grandes días. Y no porque vivamos en una especie de nirvana o porque ingiramos ningún producto poco saludable, sino porque tenemos la certeza de que Cristo ha resucitado y que está todos los días de nuestra vida a nuestro lado. Esta verdad que conocemos no puede quedarse en un dato meramente teórico y abstracto. Saber que nuestra familia nos quiere no arregla ni cambia nada a no ser que uno lo experimente, lo toque, lo perciba y, en última instancia, a pesar de las complicaciones, pueda redescubrirlo constantemente. No es un conocimiento teórico, es una verdad palpable.

Con Dios no es diferente. Pero el problema es que, al igual que pasa con la familia, de Dios “nos cansamos”. Es algo propio de nuestra condición de pecadores (no en el sentido en el que lo decía el Chiquito de la Calzada) el que nos acostumbremos y agotemos de todo, que dejemos de ver la belleza de lo que nos rodea por pura rutina. Olvidamos lo bello de llegar a casa y tener a alguien de la familia que te pregunta con cariño qué tal todo, nos acostumbramos a nuestros amigos, nos acostumbramos al amor que nos tiene el prójimo, al puesto de trabajo por el que peleamos tantos años… sí, somos un poco rancios a veces. Nos pasa a todos, y especialmente con el Señor.

Me contaban una vez el caso de un par de amigos, uno católico y el otro musulmán, en el cual el musulmán, hablando sobre la fe, reconocía que no comprendía cómo podía ser posible que muchos católicos, creyendo que Dios está presente palpablemente en el Sagrario, fuesen casi por obligación sólo una vez a la semana a la iglesia. Concluía que, “si yo creyese que el Creador está en cada iglesia, todos los días sin falta iría a verlo y hablar con Él… ¡es el mismísimo Dios!”. Pero ¡ah!, los católicos nos acostumbramos. Estamos “hartos” de oír que Dios es bueno, que nos ama, que murió por nosotros en una Cruz, que se hace presente para que podamos entrar en comunión íntima con Él… pff, el rollo de siempre, ya me lo sé, ¿por qué los curas no saben decir otra cosa? No valoramos en absoluto lo que tenemos.

Esto puede verse bien en el caso de los conversos. Cuando alguien que no tenía fe se encuentra con Jesucristo y vuelve o entra en la Iglesia católica, es precioso ver cómo cada detalle es emocionante, apasionante. Le ves llorar cuando experimenta el Amor infinito de Dios, percibes su enorme paz sabedor que el Señor le ha salvado, y generalmente tiene un poderoso imán que le atrae al Sagrario. Le falta poco para salir corriendo de la capilla e ir diciendo a gritos por las calles del barrio “¡Ey!, vosotros todos, tenéis que venir conmigo ahora mismo, todo lo que estéis haciendo es un memez comparado con lo que estaba haciendo yo… ¡hablaba cara a cara con Cristo!”. Tanto es así, que si un amigo nuestro saliese de la capilla y nos dijese emocionado “¡venid, estoy viendo a Dios!” Cuando viésemos que se trata del Sagrario emitiríamos la clásica interjección española “buah”, y añadiríamos “pensaba yo que se trataba de otra cosa”, como si no fuese suficientemente real que Dios mismo está ahí, aun bajo la forma de pan.

Qué se le va a hacer. Somos así. No podemos cambiar nuestra tendencia al mal, que entre otros aspectos nada desdeñables lleva consigo el no valorar lo bueno que tenemos alrededor, ni apreciar la belleza de la Salvación de Jesús en nuestras vidas concretas, aquí y ahora. Pero que no podamos evitar tener dicha tendencia no supone que tengamos que pactar con ella ni caer en la desesperanza de que “doy asco y huelo mal, pa’ qué pasar por la ducha si mañana estaré igual”. Esa salida es en términos científicos cutre y cobarde.

La receta circulera de este domingo, que como todas las que aquí contamos han sido anteriormente testadas en los propios autores, contiene dos pasos sencillos:
1. A Dios rogando
2. Y con el mazo dando

Pedir, pedir, pedir.
A Dios hay que pedirle, rogarle. Tenemos que llegar a ser cansinos, unos palizas de mucho cuidado. A diario pedirle al Señor, entre otras cosas, que nos dé la gracia de no acostumbrarnos, de redescubrirle a diario, de admirarnos cada día más por su Belleza y por su Salvación, y darle gracias y alabarle. Y cuando lleguen los momentos de no sentir nada (que llegan, y es lo bonito), pedirle que nos ayude a seguir buscando su Rostro a pesar de la desgana y la desidia. Pide, ¡vamos! Que el Espíritu Santo es como las farmacias de guardia, 24 horas, y sin Él no podemos hacer nada.

Con el mazo dando
Dios respeta nuestra libertad y quiere que la demos uso. Que cada día nos esforcemos en hacer todo lo posible por conocerle y amarle más. Nada de pedir al Señor y luego tirarnos a la bartola esperando a que llegue el Espíritu Santo y nos haga el trabajo. ¿En qué se puede concretar? Pues, ¿cómo vives la Eucaristía? ¿Vas por “obligación”, con cara de sueño y pensando en cómo irá la jornada de Liga esa tarde? ¿O te esfuerzas por vivirla como si fuera la primera y la última, donde Cristo se hace pan y vino para ti? Evidentemente, ¿cómo llevamos la oración? ¿Luchas por conocer a Jesús en la oración, o tu trato con Él en el Sagrario es el mismo que con la gente con la que te topas en el Metro? Otra cosa muy buena y productiva para conocer más al Señor y que a servidor le ayuda muchísimo es leer libros de autores cristianos que nos hablen de Dios, ya sean Encíclicas de los Papas o testimonios de católicos en vaqueros y zapatillas.

En fin, sin agobios. Ya sabes que todos pensamos lo mismo cuando nos analizamos: “ay Señor, cuánto me queda por mejorar”. La gracia (nunca mejor dicho) está en luchar, en echarle narices al asunto. El resultado final lo dejamos en manos del Señor.
Hala, ¡con Dios!
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Resumen del PEJ2010