27/4/09

La vida es vocación

Todos los pecados del mundo entero, desde el principio de la humanidad hasta el fin del mundo,no son nada más que una gota de agua en el mar de la misericordia de Dios
Santa Faustina

Agosto toca a su fin. Ya dentro de poco hay que empezar a plantearse cómo vamos a montar el próximo curso en los estudios, el trabajo, etc. Por fin recomienza la Liga y parece que volvemos a la carga. Sin embargo, éste es el típico momento en el cual debe hacer una pausa y pensar seriamente ¿qué debo hacer con mi vida?

A veces estamos tan inmersos en nuestras cosas, en nuestros asuntos, en ver qué pasa al final con Robinho, por quién fichará Alonso la próxima temporada…y no nos damos un suspiro para meditar qué tengo que hacer YO. No nos referimos sólo al próximo curso, que también, sino más allá: tu vida entera. Como bien sabes, no estamos aquí en el mundo por casualidad; Dios te ha creado para algo. Con un propósito. No estás aquí para sobrevivir hasta llegar a la otra vida. TÚ, has sido creado por Dios con un propósito concreto, una misión que sólo tú puedes llevar a cabo.

Cuando Dios te creó no dijo “ehm…bueno pues hacemos uno así más o menos majete y…que se busque la vida”. Dios antes de crearte a ti, pensó cuidadosamente qué necesitaba para el mundo. Es como ese director de cine que busca crear un personaje concreto para su historia. Y una vez que lo define en su cabeza, saca la lista de actores y dice “él, él podrá hacer este papel”. Así, el Señor primero te soñó “necesito alguien así”, y después te creó para que llevaras a cabo tal cosa. No existe la casualidad, eres tal como eres, con tus virtudes y defectos, porque Dios te necesitaba así.

Piénsalo fríamente: eres un sueño de Dios, un deseo de Dios. Te ha enviado a la Tierra para que hagas algo grande. Posiblemente el Señor creó a Nadal para ser un gran tenista y que nos diese alegrías a los españoles. A ese gran profesor que tanto te gustaba para que fuese un maestro y educador. A tus padres para que fuesen quienes te lo diesen todo. Al simpático cura de tu parroquia para que fuese vuestro pastor en la fe. Y así un largo etcétera. Y es que la vocación de cada uno es eso: descubrir, con la ayuda de Dios, para qué me envió al mundo. Y no es hipotecarse la vida en plan “seguro que me pide justo lo que soy incapaz de hacer”. El Señor te ha creado con los dones para hacer lo que tienes que hacer, ni más ni menos. Tu vocación no es una puñeta (finamente) de Dios, sino descubrirte a ti mismo, y descubrir para lo que vales y lo que te hará feliz. Puede ser cualquier cosa: madre/padre de familia, religioso, sacerdote, misionero…

TRANQUILO, no es coger tu vida y meterla en la ruleta de la fortuna: “te ha tocado…limpiador de cristales, ¡enhorabuena!”. Es normal que a uno le entre un poco de miedo al preguntar a Dios “¿qué quieres de mí?”, porque es decisivo. Quizás te pide algo que no te esperabas, algo que en un principio cuesta hacer. Por ello debes tener en cuenta algunas cosillas que en CIRCULAR creemos que es importante.

Para saber qué quiere Dios de ti…¡hay que preguntarlo! Y para ello no deberás comprarte una bola de cristal ni nada parecido. Tampoco te llegará un sms al móvil o un correo con la respuesta. Y los ángeles no suelen aparecerse. Sencillamente pregúntaselo al Señor, que Él es el único que lo sabe. Pregunta sin miedo. Cuesta, y puede dar temor, pero es la única forma de saber para qué estás aquí. Para preguntar primero debes estar abierto, de nada sirve decir “haré lo que quieras menos tal, tal y tal”. A Dios no puedes exigirle, porque esto va de amar, no de imponer. El Señor no te impondrá nada, sólo si estás abierto con amor a Dios Él te propondrá lo que quiere.

Una vez que sepas qué debes hacer (no te preocupes, Dios se las arregla para hacértelo ver), “NO TENGAS MIEDO”. Aunque sea algo para lo que te veas pequeño, confía en Dios. Por muy pequeño que seas da igual, porque es el Señor quien actúa a través de ti, tú sólo debes decir “sí, lo que tú quieras”. A partir de ese momento Dios te dará todas las fuerzas para llevarlo a cabo. Si tienes a Dios de tu parte nadie puede vencerte. Nadie.

Todos tenemos vocación, porque todos hemos sido creados por amor para algo. Y no importa si es algo más llamativo o menos. El mundo necesita héroes como padres, héroes como sacerdotes, héroes como religiosos, etc. Lo importante es que cada uno descubra con ayuda de Dios qué papel tiene en esta historia. Cuál es su camino, su vida. Es la única forma de ser feliz y cambiar el mundo. Así pues, pregunta a Dios en oración qué debes hacer, hazlo con su gracia, y prepárate para la pedazo de fiesta que nos tienen preparada Allá Arriba. Disfrute de la vida, compañero/a, y no te asustes si a veces cuesta y fracasas. Cristo ya ganó la partida por nosotros en el Calvario. Deja que Él te lleve de la mano por el camino de la vida, y que cada vez que fracases te levante. Pide ayuda a nuestra Madre, que ella te cuida como nadie. Mucho ánimo y buena suerte.


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