21/11/11

"Habiéndole conocido no puedo dejarle", Milicia de Sta María


Me llamo Pablo Sanz y pertenezco al grupo de la Milicia de Santa María. Tengo 18 años y estudio grado en ingeniería en sistemas de la telecomunicación. Conocí este movimiento gracias a mis padres, puesto que ellos de jóvenes han pertenecido a este grupo y ahora participan del grupo de matrimonios ‘Hogares de Santa María’.

A partir de empezar 5º de primaria comencé a asistir regularmente a las actividades que se realizan semanalmente. El ambiente me conquistó: la alegría que se respiraba, el deporte sano, las amistades que surgían con los demás chicos, excursiones a la montaña, campamentos... una multitud de actividades divertidas intercaladas con momentos de oración y de formación que sin darme cuenta iban calando en mí. Así pasaron los años y ahora echando la vista atrás veo lo que ha supuesto en mi vida. En primer lugar, unas ganas y una ilusión por ser santo cultivando mi vida de oración y de apostolado. También una forma de ser muy marcada por el carisma, alegría e incondicionalidad, como ingredientes para  afrontar las cosas y con gran confianza en Dios.

En mi día a día se refleja, creo yo, en muchas más cosas de las que me doy cuenta. Algunas de las que soy consciente son: rato de oración antes de ir a la universidad de 35-40 minutos, rezo del rosario, y al acabar el día realizar el balance del día (momento de reflexión para agradecer y pedir perdón por todo el día y para ir mejorando poco a poco). Todo esto en el plan espiritual. También buscar hacer apostolado con mis compañeros de clase, amigos, compañeros del equipo de fútbol o en casa con mis hermanos pequeños. Cultivando el pequeño detalle y siendo valiente en las dificultades que se me presentan.

Sobre el origen de la Milicia de Santa María, es un grupo católico de jóvenes fundado por el Padre Tomás Morales hace 50 años. Dirigen el grupo los Cruzados de Santa María, un instituto secular también fundado por el Padre Morales dedicado a los jóvenes para ser cristianos en medio del mundo siendo fermento en la masa. El Padre Morales fue un jesuita que nació en 1908 y falleció en 1994. Gran movilizador del laicado. Pretendía que viviésemos plenamente las exigencias de nuestra vocación bautismal. Formaba a los jóvenes en lo humano y en lo espiritual. Tenía un gran amor a la Virgen que supo transmitir a todos los que estaban a su alrededor.

Su espiritualidad es plenamente ignaciana, teniendo los ejercicios espirituales como medio central para encontrarse con Cristo. También tiene mucha influencia de la espiritualidad carmelitana fruto de la especial relación que tuvo el Padre con los conventos de monjas Carmelitas. La infancia espiritual de Santa Teresa del Niño Jesús fue muy importante tanto para el Padre Morales como también para el cofundador de los Cruzados de Santa María, Abelardo de Armas. La oración y misa diaria, el rezo del rosario, el examen diario, la lectura espiritual, la confesión frecuente son prácticas habituales de los militantes que nos ayudan en su seguimiento a Jesucristo. También tienen mucha importancia las figuras del Director Espiritual, un sacerdote, y del Guía Espiritual, un laico. El amor a la Iglesia, al Papa y a los obispos en comunión con él son claves importantes para la Milicia de Santa María.

A parte de los ejercicios espirituales y de los retiros mensuales tienen gran importancia las actividades que hacemos para nuestra formación humana y espiritual como son los campamentos,     -normalmente en la sierra de Gredos- las marchas a la montaña, los círculos (reuniones formativas con proyección apostólica) que tenemos cada semana; las jornadas (cuatro días intensos en los que vivimos la Semana Santa), convivencias de verano, en Navidad, de inicio de curso etc. La misa de Santa María los sábados a primera hora de la mañana tiene una gran importancia, dedicada especialmente a María. Los militantes, como todos los bautizados, estamos llamados a ser una presencia de Dios en los lugares en los que estamos y, especialmente, en los lugares donde Dios no suele tener cabida: trabajo, lugares de estudio, lugares de diversión, deportes, etc.

A día de hoy, no estoy involucrado en ninguna actividad en la Iglesia fuera de la Milicia más que la asistencia a la Eucaristía los domingos a mi parroquia. Y la disponibilidad con el capellán de la universidad (la vida no me da para más). No sabría decir lo que me supone conocer la Iglesia porque en casa desde pequeño se me ha enseñado. No entendería mi vida sin la Iglesia. Mi forma de vida no tendría sentido. Por lo que para mí la Iglesia es el camino que Dios nos ha querido poner para llegar a Él y habiéndole conocido no puedo dejarle. Desde pequeño en casa ya rezaba e iba conociendo a Dios poco a poco. No me enteraba de mucho, pero todo va calando. A los 15 años tuve una experiencia fuerte de Dios en unas convivencias de verano y 15 días después mis primeros ejercicios espirituales. La experiencia me llevó a conocer a un Dios cercano, dentro de mí, que tiene planes para mí, para que sea feliz, y para la salvación de muchas almas. Ahora noto como algo imprescindible en mi vida cultivar la vida de oración, el trato personal con Dios, apoyándome siempre en la Virgen.

La Milicia me ha dirigido espiritualmente todo este tiempo, y siguen haciéndolo, por medio del trato personalizado y la esencial figura del Guía y del Director. Me he encontrado con Dios en actividades de este movimiento por lo que podría decir que le debo una gran parte de mi trato con Dios. El silencio ha sido una de las claves, aunque cuesta al principio, más adelante lo buscas. Y lo que más me ha ayudado ha sido el ejemplo de los Cruzados, su entrega generosa y gratuita a los jóvenes y en particular a mí. Cada persona que ha rezado, que se ha preocupado, o simplemente que ha estado ahí todo este tiempo.

Otra de las muchas cosas que me gustan de mi grupo es que me exigen y voy avanzando poco a poco, en todos los ámbitos. Los últimos tres años hemos estado realizando un musical sobre San Pablo, un modo de evangelización que ha hecho sacar a cada uno lo mejor de sí mismo. También destacar la amistad con la gente de la Milicia pues son amigos para toda la vida. Me atrevería a darlo todo por ellos. Son personas que comparten los mimos ideales que yo, con los que me puedo divertir como cristiano compartiendo aficiones, y en los que me puedo apoyar por su ejemplo y su carisma cuando las cosas no marchan tan bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me he encantado este testimonio. Sobre todo leerlo de un chico tan joven y que tiene las cosas tan claras.