9/2/09

Confesarse es razonable

La aventura de la santidad comienza con un "sí" a Dios
Juan Pablo II



¿Cómo van esos nervios? Tranquilo/a, tú trabaja y ya verás como los exámenes saldrán lo mejor posible. Total, lo importante es que dediques ese trabajo para hacer más grande el Reino de Dios en la tierra. Que ofrezcas esas horas de estudio, de trabajo, por la gente que te importa. Con todo esto, a Dios se le caerá la baba contigo. No te preocupes tanto por los resultados. Mientras hagas todo lo que esté en tu mano, Dios estará orgulloso de tu trabajo y Él sabe lo que te has esforzado para echarle una mano para redimir, junto a su Cruz, al mundo. Eso sí que es una buena inversión.

Pero vayamos al grano, que sabemos que estás estresado/a. El tema de hoy son seis razones por las que confesarse es razonable. Comenzamos. Confesarse es razonable porque:

1. El breaking dance. ¡Qué noooo! XD 1. Porque Jesús dio a los apóstoles el poder de perdonar los pecados.
Recién resucitado, Cristo es lo primero que hace: "Recibid el Espíritu Santo. A los que les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se les perdonéis, les quedarán sin perdonar" (Jn 20, 22-23) Los únicos que han recibido este poder son los apóstoles y sus sucesores.

Perdonar o retener presupone conocer los pecados y disposiciones del penitente. Las condiciones del perdón las pone el ofendido, no el ofensor. Es Dios quién perdona y tiene poder para establecer los medios para otorgar ese perdón. De manera que no soy yo quien decide cómo conseguir el perdón, sino Dios el que decidió a quién tengo que acudir y qué tengo que hacer para que me perdone.

2. Porque la confesión es un encuentro con Cristo
La confesión es con Jesucristo
, el sacerdote no es más que su representante. El sacerdote –quien no tiene nada que perdonarte porque no le has hecho nada-, actúa en nombre y en la persona de Cristo.

3. Porque en la confesión uno se reconcilia con la Iglesia
Resulta que el pecado no sólo ofende a Dios, sino también a la comunidad de la Iglesia: tiene una dimensión vertical (ofensa a Dios) y otra horizontal (ofensa a los hermanos). La reconciliación para ser completa debe alcanzar esas dos dimensiones. Precisamente el sacerdote está ahí también en representación de la Iglesia, con quién también uno se reconcilia por su (inter)mediación. El aspecto comunitario del perdón exige la presencia del sacerdote, sin él la reconciliación no sería "completa".

4. Necesitamos vivir en gracia
Sabemos que el pecado mortal destruye la vida de la gracia. Y la recuperamos en la confesión. Y tenemos que recuperarla rápido, básicamente por dos motivos:

a. Porque nos podemos morir… y no creo que queramos morir en estado de pecado mortal… y acabar toda la eternidad separado de Dios.

b. Porque necesitamos comulgar para estar cerca de Cristo. Para comulgar dignamente, debemos estar libres de pecado mortal. Comulgar en pecado no mortal no es una buena idea, ya que es un sacrilegio (equivale a profanar la Sagrada Eucaristía, a Cristo mismo).

5. Necesitamos dejar el mal que hemos hecho
El reconocimiento de nuestros errores es el primer paso de la conversión
. Sólo quién reconoce que obró mal y pide perdón, puede cambiar.

6. La confesión es vital en la lucha para mejorar
Es un hecho que habitualmente una persona después de confesarse se esfuerza por mejorar, por cuidar más los detalles. Por buscar los ojos de Dios y su presencia.

PD: Suerte con los exámenes para quien los tenga. Reza para que a todos no vaya bien. Y recuerda, CONFIÉSATE porque así la vida puede ser maravillosa, Salinaaaaaaas!!!







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