28/11/10

Camino Neocatecumenal: “Soy una joven enamorada de Cristo”















"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas (...), haz esto y tendrás la vida eterna." Dt 6,5

Os parecerá raro comenzar así mi testimonio, pero para mí esta oración me es muy familiar, me recuerda mucho a cuando mi madre nos sentaba a los siete alrededor de la Virgen a rezar.

Nosotros hemos sido del Camino Neocatecumenal toda la vida. Yo me he criado en la Iglesia y desde siempre me han enseñado que para Dios nada es imposible. El Camino Neocatecumenal podríamos decir que es un itinerario de la Iglesia católica, que tiene como fin la renovación del bautismo. Es una forma de vivir la fe de una manera diferente. El Camino, como bien dice la palabra, es un camino en el que tenemos un encuentro con Jesucristo; parece fácil así de palabra pero es muy difícil. A mí me ha costado mucho ya que hay muchos obstáculos que nos hacen dudar de nuestra fe y de Dios, y nos caemos muchas veces, nos levantamos y nos volvemos a caer. A veces te sientes torpe y ves imposible levantarte. No lo ves por ningún lado y te preguntas ¿qué habré hecho mal? Pero con la ayuda de Dios sigues adelante. Lo sé por experiencia.

Tenemos una vez a la semana la palabra, los sábados las eucaristías y una vez al mes la convivencia en la cual hay momentos en los que sientes una paz… y a la vez descansas en el Señor.

Para mí, el Camino es algo muy importante en mi vida, ya que es como mi pastor, es mi guía y esto también es gracias a mis catequistas y a mi comunidad que son los que me ayudan a seguir ese camino y a confiar en Dios. Sabes que van a estar ahí siempre. Yo sólo puedo decir que con tan sólo 17 años soy una joven enamorada de Cristo. He tenido encuentros con Él en muchas ocasiones y también en mi familia. Muchas veces he tenido mis dudas de fe, pero es algo normal y que -gracias a Dios- siempre tengo una respuesta. Sé que si estoy cerca del Señor, Él me va a ayudar y jamás lo pondré en duda. Para Dios nada es imposible, todo es posible para el que tiene fe. Nos quiere mucho y no nos quitaría nada porque para Él somos perfectos.

Gracias a mis padres, desde pequeña yo he podido recibir esa fe. Para mí ha sido un regalo y estoy muy agradecida por ello. Siempre he sido una persona muy impaciente y quiero tener respuesta para todo, pero cada día me doy cuenta de que -si son necesarias y Dios quiere-, vendrán y llegarán a tiempo. Le estoy enormemente agradecida por todo lo que me regala cada día y por la vida que me ha regalado.

A mi juicio considero que lo más importante es la oración. Rezar a ese Dios que nos ha salvado a todos, por nuestros pecados, eso es maravilloso. ¿Conoces a alguien -aparte de Jesús- que haya dado la vida por ti? Yo no. Hoy en día la Iglesia está muy perseguida pero realmente jamás la podrán destruir ya que nosotros los jóvenes tenemos que pararlo y eso es a través de la oración. ¡¡Es muy importante rezar!! Rezar a ese Dios que nos ha salvado, que nos quiere y que ha entregado su vida por nosotros. Como decía una amiga mía: “la oración es la llave a la puerta del corazón de Dios”, y es verdad. Esa llave la tenemos que conseguir pero para eso hay que rezar muchísimo.

Gracias al Camino he podido conocer a Jesucristo, a la Virgen y me ha hecho darme cuenta de que jamás me dejarán sola. Gracias a Aquel que con su luz ha iluminado mi oscuridad en los momentos que más lo necesito. No os rindáis, coged su mano, agarradle fuerte y seguidle no lo soltéis ¡¡NUNCA!!
¡¡ÉL NO OS ABANDONARA JAMÁS!!
Sofía García Cáceres


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El editor del libro entrevista al Papa explica cómo nació 'Luz del mundo


21/11/10

“No dejéis de rezar”














El viernes 19 de noviembre, los jóvenes del Arciprestazgo de Rivas se reunieron en oración para prepararse para la JMJ Madrid 2011. Entre los diversos rezos y cantos, el párroco leyó a los jóvenes una carta de un amigo muy especial.
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Queridos jóvenes del Arciprestazgo de Rivas Vaciamadrid:

Me he enterado que hoy os reunís en la parroquia de San Maximiliano Mª Kolbe, para orar por el futuro encuentro que tendréis el año que viene con el Papa; me es imposible estar con vosotros corporalmente, así es que lo hare a través de esta carta que os leerá el párroco esta noche:

Me presento, me llamo Ramón, así me pusieron el día de mi bautismo. Nací en Polonia hace mucho tiempo.(7 de enero de 1894). Mis padres se llaman Julio y María, tengo 4 hermanos.

Cuando tenía 10 años recibí una inesperada visita, me encontré en casa con la madre del que está ahora en el altar que me ofrecía dos coronas de flores, una de color blanco y otra de color rojo, me decía que la corona de color blanco significaba la santidad y la de color rojo significaba el martirio. La madre me invitaba a escoger una de ellas, y yo elegí las dos: elegí amar a Cristo dando la vida por Él.

Estudié en el colegio de los frailes menores conventuales, me gustaba mucho estudiar, espero que a vosotros también, y sacaba buenas notas, espero que vosotros también. Desde siempre fui un enamorado de la Virgen María y seguí muy de cerca los pasos de Francisco de Asís, tanto que a los 16 años, comencé el noviciado con los frailes y como en aquella época los religiosos se cambiaban el nombre, me quité el nombre de Ramón y tomé el nombre de Maximiliano para indicar que empezaba en mí una nueva vida.

Pasado un tiempo fundé con mis compañeros un grupo que se llamaba la Milicia de la Inmaculada, con la cual queríamos ir a por todos aquellos que estaban alejados de Dios por ideologías o indiferencia.
Al final me hicieron cura en la ciudad de Roma y celebre mi primera misa en el mismo altar de la Virgen donde un día el judío Alfonso de Ratisbona, se convirtió al catolicismo.

Regrese a mi país y fundé la revista “ El caballero de la Inmaculada” porque pensaba que la prensa escrita era lo mejor para difundir el amor a la Virgen. También inventé unos centros que se llaman las ciudades de la Inmaculada; en polaco Niepokalanov. En la ciudad de la Inmaculada de Varsovia llegamos a vivir mil personas dedicadas por entero a la tirada de la revista; llegamos a repartir 750.000 ejemplares en varias lenguas.

Os cuento también que quise ser misionero y este sentimiento me llegó a Nagasaki (Japón).
Comparto con vosotros mi amor por la Eucaristía y eso me lleva a tener un carácter ecuménico, es decir, me gusta intercambiar ideas con protestantes, judíos y budistas y así ganar almas para Cristo.
Pero llegó el momento de la prueba y fui detenido por los nazis porque ellos entendían que mi labor de amar a todos sin distinción de raza, lengua, pueblo o nación, era una amenaza para sus ideales. Soporté penalidades, siempre dando gracias a Dios.

Viví en 1941 mi viacrucis particular en medio de injurias y vejaciones en un lugar aterrador llamado Auswitch donde solo había odio y sufrimiento, me pusieron un número el 16.670, sin embargo intenté consolar a mis compañeros, compartía mi escasa comida y confortaba a los prisioneros católicos con los sacramentos. Al escapar un preso del campo de concentración condenaron a 10 de nosotros a morir en el bunker del hambre, yo no fui elegido para morir pero sentí la voz del Maestro -que está ahora en el altar- que me invitaba a seguirle dando la vida por los demás. Fue impresionante como un lugar tan horrendo y espantoso fue convertido en una capilla de oración y cantos como lo que estáis haciendo ahora, al final no morí de hambre sino con una inyección letal. Por supuesto morí con 47 años. Desde el día de mi muerte intercedo por vosotros para que vayáis siendo cada vez más cristianos, que vayan sembrando la paz y quitando las barreras que nos separan de los demás. También estoy intercediendo ante Jesucristo para que el próximo encuentro que tendréis el año que viene con el Papa sea una ocasión para confirmar la fe y abrir las puertas del corazón de par en par al Espíritu Santo, no dejéis de rezar.

Atentamente Maximiliano Mª Kolbe

David Abril
Párroco de San Maximiliano Mª Kolbe (Rivas Vaciamadrid)

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Himno de la Diócesis de Alcalá para la JMJ Madrid 2011


14/11/10

Cristo, verdadero hombre

¡Buenos días! ¿Cómo va eso? Ahora que el frío está pegando fuerte, es un buen momento de pasar un rato agradable pegado al radiador, tomando algo caliente y leyendo tu Circular dominical. Oh yeah!!! El tema de hoy es especialmente interesante que lo medites con paz, ya que puede serte de ayuda para conocer mejor a tu Dios.

Lo que solemos pensar
Que no es poco, porque supone que pensamos sobre Dios. Eso ya per se es un gol por la escuadra. Pero el punto clave es intentar pensar bien, correctamente, en función de la verdad. Ese ejercicio no lo puede hacer nadie por ti, pero hoy queremos arrojar un poco de luz sobre el tema.

¿Que de qué hablo? Efectivamente, de la imagen que tenemos en nuestra mente de Jesucristo. Nosotros todos, doctos en teología y perfectos conocedores del Catecismo de la Iglesia Católica, sabemos que Cristo era verdadero Dios y verdadero hombre… ey!! ¿Es que no vas a protestar? ¿Cómo que “era”? ¡¡¡ES!!! Ya, ya sé que a menudo no interiorizamos esto: Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios. Vive hoy, aquí, ahora. Pues bien, sabemos teóricamente que Jesús es Dios y hombre at same time. La cuestión es… ¿Le tratamos como tal? NO.

La imagen de Cristo que tenemos es una imagen cercana a los Pantocrator medievales: un Jesús autoritario, fuerte, justiciero, que divide inquebrantablemente a buenos y malos a su derecha e izquierda, y sin vacilaciones condena al fuego eterno a los que han sido unos piezas. No es sólo que visualicemos a Cristo sólo como Dios, sino que además como un Dios lejano, poderoso y arbitrario del que penden nuestras vidas. Un paso en falso y… ¡zas! En toda la boca. Lo del amor… bueno, pues será que el hecho de que no nos haya destruido todavía es que nos respeta y tal, pero poco más. Quizás haya exagerado un poco, pero lo que sí es cierto es que nuestra percepción de Cristo es más cercana a esto que a otra cosa. Al menos en nuestro trato con él, que es lo importante.

Jesucristo, hombre, tan hombre como los presentes
Y es que Jesús es revolucionario. Revolucionario en la Historia de la humanidad porque supone que Dios se hace carne. Que se haga carne no en un sentido de que tenga un “traje” de hombre, sino que adquiere para sí la naturaleza humana completamente. Con todas sus consecuencias. El pecado no, no la naturaleza caída que tenemos desde nuestros amigos Adán y Eva. Desde su Encarnación, Jesucristo, Hijo de Dios y de la misma naturaleza que el Padre, adopta nuestra humanidad en todo menos en el pecado.

“Y esto… ¿qué cambia realmente?” Todo. Dios, en su Santísima Trinidad, quería salvar y redimir al hombre. Y todo ello, acercándose a la humanidad. La relación entre Dios y hombre tras Adán y Eva quedó muy tocada. Ahora, el Señor, además de salvarnos, quiere mostrarnos cómo es Él en realidad, no como nos lo imaginábamos. Quiere establecer una nueva relación con nosotros, más estrecha, más de tú a tú. Y qué mejor manera que a través de alguien como nosotros, a través de un hombre que sea Dios al mismo tiempo. Verdadero hombre, verdadero Dios.

Así pues… Dios se abaja hasta nuestra condición para hablarnos de cerca, amarnos como nosotros mejor lo entendemos, con un hombre de carne y hueso. Por tanto, Dios ya no es un tipo anciano, gigante, con larga barba, sentado en un trono en las nubes y con un bastón, desde donde dicta leyes y condena a las pequeñas hormiguitas de la Tierra. ¡No! Es… ¡como tú!

Siendo hombre, Jesús sentía como nosotros. Experimentó lo mismo que experimentamos nosotros. Cristo, todo un Dios, lloraba, sollozaba. Lo vemos con Lázaro, su amigo, cuando lo ve muerto y rodeado de su triste familia. ¡Jesús lloraba por la tristeza de sus amigos! ¡Cristo llora cuando te ve perdido y triste, cuando sufres! En los tiempos del Evangelio, Jesucristo debía ser un tipo genial. Siempre rodeado de gente, y no sólo porque “hablase bien”. Tenía una personalidad atrayente para todos, que enamoraba a los que tenía cerca. Como hombre, Cristo reiría, y mucho. Vivía su vida de hombre a tope, y eso supone reír a carcajadas, pasárselo bien con sus amigos, y amar al prójimo con todas sus fuerzas. No te sorprendas si Jesús fuera el centro de una fiesta sana, como pudieron ser la Bodas de Caná, donde Jesús estaba celebrando la boda de un amigo o familiar. Por otro lado, Cristo también se cansaba, sudaba. Lo vemos en el pasaje del pozo y la samaritana: cansado de la caminata (no había autobuses), debe sentarse en el pozo y pedir agua a la samaritana. También sufría y sentía dolor como tú y yo, como podemos ver en la Pasión, donde por ti sufre como hombre todo el tormento. ¡Ah! Y le encantaba la buena comida, porque a menudo gustaba de comer con otros amigos y personas que necesitaban de su ayuda. Según lo que se describe de Él, tenía que ser un gran deportista (aunque no llegó a correr la San Silvestre), porque era alto y fuerte. Además, vivió con pasión muchos años su trabajo, con su padre, de carpintero. Sería el más “friki” de la región sobre mesas, sillas, etc. Y si en el mundo judío era costumbre contar chistes, Él sería un gran contador de chistes.

¿Has hecho oración con este Jesús? ¿Le has tratado como verdadero hombre? Por eso decimos que le hables como a un amigo. Como al mejor amigo. Porque mejor que Cristo, nadie te conoce. Porque sabe cómo te sientes, porque él lo sintió primero. Conoce perfectamente lo que es ser hombre, lo que es tener sus limitaciones físicas y sentimentales. Jesús, de hecho, también era tentado tantas veces como tú, o quizás más. Y sabe como decirle no a la tentación, y cómo podrías hacerlo tú. Tiene un plan para hacerte feliz de verdad, porque sabe mejor que nadie qué puede hacerte tan feliz. Cristo es… un hombre. Verdadero Dios, verdadero hombre. ¿Por qué lo reduces a un juez arbitrario y lejano?

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Nuestra Fe: "Entrevista a Eduardo Verástegui"


5/11/10

La verdadera alegría















Hoy hablamos de alegría. De aprender a encontrar y apreciar la verdadera alegría, la alegría que brota del corazón humano enamorado. No, ahora no vienen unas líneas de Gustavo Adolfo Bécquer.

Camarero, apunta a mi cuenta otra derrota
Viene una idea que es bueno tener presente en el día a día, cuando la ola de la vida hace que pongamos delante lo urgente y dejemos atrás lo importante. Hoy me ha vuelto a pasar a mí. Mejor dicho, one more time. Y como en estos momentos a uno le puede el desánimo, el “que se pare el mundo que me bajo… y si no díganme donde está el martillo de emergencia que me tiro”, el “no puedo más…” rescato una idea importante que me hace recordar lo verdaderamente fundamental, aquello en lo que me juego la vida verdaderamente, no en mis prisas y ansiedades. Sí, ahora, a las 0.08 de un domingo, con toda la semana por delante larguísima y llena de agobios. Ahora o nunca. Ahora o esta semana me la pasaré llena de estrés y siendo “insoportableman” para los demás, para los que me quieren de verdad.

Una idea para salir del pozo
La idea a la que me refiero está sacada de otra de las enseñanzas de nuestro gran amigo S. Tomás de Aquino. Para el que no le conozca era un dominico muy “friki” del siglo XIII que acabó siendo uno de los mejores teólogos de la Historia de la Iglesia, si no el mejor (para gustos los colores…). Este entrañable dominico de origen italiano nos cuenta a ti y a mí hoy, desde su silenciosa sala de estudio hace más de 700 años, el origen de la alegría. La alegría es una de las mayores características de los cristianos; de hecho, ya sabéis que el cristianismo se contagia por envidia, envidia de la felicidad y alegría que tenemos. Tenemos… ¿Sí? ¿De verdad? ¿De dónde viene, para tenerla yo también ahora, a las ya 0.15 de la noche? Del amor, dice el de Aquino. Cuando hay amor, hay alegría. Y habrá más alegría cuanto más noble sea aquello a lo que amamos. Así, si amamos el fútbol, cuando nuestro equipo gane seremos seres sonrientes, y eso está bien. Pero cuando nuestro objeto de amor sea más noble, más. Por ejemplo, un amigo nuestro. ¿Acaso es comparable la alegría de ver un partido de fútbol con la de pasar la tarde con nuestros amigos de verdad? No, nuestros amigos nos hacen más alegres porque puede haber más amor entre nosotros.

Pero, ¿Y si nuestro objeto de amor es Jesucristo mismo? El amor será mucho mayor, por lo que nuestra alegría es total. ¿Somos capaces de hacerlo eso real? Sí, pero a menudo, como yo en un día como hoy, cuesta. Cuesta encontrar mi amor por Dios en este instante. Sólo cabe una manera de seguir siendo alegre ahora, cuando no siento un amor hacia Dios perceptible: el saberme amado infinitamente por el Señor. Y es que eso sí lo sé. Sí puedo sentir la mano bondadosa del Padre que me sigue por las calles de mi barrio, en silencio, oyéndome refunfuñar porque estoy agotado por todo y “nadie me entiende”. A mi lado, observándome con compasión, y esperando que se acabe mi monólogo de frustración con el mundo para que, al girarme y verle conmigo, pueda decirme con su mirada: “aquí estoy contigo porque te quiero”. Amigos, eso, y no el resumen de la jornada de Liga, puede hacerme alegre nuevamente. Alegre… de verdad, de la alegría total que sólo algo tan infinito como Dios y su Amor puede darme. ¿Y el resto? Complementos, accesorios… chorraditas.

Por eso digo, a las 0.30, agotado, ¡¡Ánimo que Cristo te ama!!
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"Jesús lava la basura de nuestra consciencia"


1/11/10

Cursillos de Cristiandad: "el revulsivo que necesitaba"

GrupoCircular estrena hoy sección en sus Circulares dominicales. Desde hoy en adelante, los últimos domingos de mes nos acercaremos desde el testimonio personal a las diferentes realidades que existen dentro de la Iglesia. Hablaremos desde los nuevos movimientos nacidos tras el calor del Concilio Vaticano II como de las órdenes religiosas más antiguas. Todo para ayudaros a conocer un poquito más a la gran familia que forma la Iglesia, promoviendo la UNIDAD dentro de las múltiples expresiones y carismas que conviven en su seno. Siguiendo el deseo de Cristo: “Para que todos sean uno” (Jn 17,21), nace en Circular el INTRAECUMENISMO.

Hola a todos, mi nombre es José Manuel y vivo mi fe, entre otros sitios, en Cursillos de Cristiandad. Cuando me pidieron que escribiera mi testimonio de cómo vivo yo en cursillos, la verdad es que me resultó bastante difícil explicarlo sin contar como vivía mi fe antes de conocer el movimiento. Aunque he crecido en una familia cristiana, no tuve nunca una referencia de parroquia o de diócesis como la tengo ahora, si me apuras, no tenía una experiencia de Iglesia diocesana y universal como la que descubrí cuando hice mi cursillo.

Cuando tuve que prepararme para la confirmación, acudí a mi colegio en el que todavía estudiaba y me integré en los grupos juveniles. Conforme iba creciendo como persona fui tomando conciencia de que el Señor estaba cada vez más presente en mi vida, pero no era capaz de verlo en la Iglesia. No obstante, estos grupos juveniles me ayudaron a madurar en mi fe y desarrollarme como persona. Después de bastantes años hubo un momento que notaba que no avanzaba y me alejaba progresivamente de la Iglesia. En este momento, unos buenos amigos que me conocían, me invitaron a hacer un cursillo de cristiandad y la verdad es que en aquel momento, en el que no lo estaba pasando demasiado bien, pensé: ¡no tengo mucho que perder! Hago el cursillo.

Descubrir que Dios te quiere
Sabía poco más, que aquello duraba tres días, pero me fiaba de las personas que me lo ofrecían. Puedo decir que en esos tres días sentí al Señor muy cerca y que a partir de ese momento lo he sentido más cerca día a día, a pesar de las dificultades. Sentí que en el cursillo se me anunciaba por primera vez que Cristo ha resucitado y os puedo asegurar que no era la primera vez que escuchaba esto. Además descubrí que esta experiencia de sentir que Dios me quiere, se materializa cada día a través de la amistad y en la capacidad de compartir con los hermanos, tratando en todo momento de evangelizar aquellos lugares en los que nos ha puesto el Señor a cada uno.

Para mí el cursillo fue el revulsivo que en ese momento necesitaba, tomando conciencia de que era miembro vivo de una Iglesia universal y que se encuentra presente al lado del hombre hasta el fin de los tiempos. Este impulso que me dio cursillos, me lanzó a conocer la diócesis de Alcalá y en concreto la delegación de Infancia y Juventud.

En agosto de aquel año, hice la primera peregrinación con la diócesis a Roma y también empecé a acudir con asiduidad a la oración de los jóvenes en San Felipe. Este momento se fue convirtiendo poco a poco en una necesidad que me ayuda en mi camino de fe. El sentir que no caminas solo y que el Señor no nos abandona, es lo que más me entusiasma de mi participación de los actos de la delegación. Pronto me invitaron a participar como colaborador de la Revista ADAL, donde me acogieron con generosidad. Con el tiempo me invitaron a coordinar esta revista y asumí esta misión con la ilusión de un proyecto que se renueva cada día y con el reto de llegar cada vez a más jóvenes.

En cuanto a la participación en Cursillos, ésta me lleva a reunirme semanalmente en la Ultreya, la que siento mi comunidad. Momento de la semana en la que compartimos nuestra fe y amistad en un grupo de todas las edades. En la Ultreya se celebra la Eucaristía, se tiene una charla de carácter vivencial y se pone un compromiso para la semana que nos ayude a crecer en amistad con Dios…Cada dos semanas también existen reuniones de formación y reuniones en las que con cuatro o cinco hermanos compartimos nuestro caminar en la fe.

Si me preguntan quién es el fundador de cursillos, los cursillistas sabemos que es el ESPÍRITU SANTO. Dios es el autor principal, el que mediante su Espíritu ha inspirado e impulsado los Cursillos de Cristiandad. Y los instrumentos de los que se valió Dios para concretar su obra fueron sobre todo laicos guiados por Eduardo Bonnín Aguiló, además de varios pastores, entre los que se encontraban el entonces Obispo de Mallorca, Mons. Juan Hervás y Mons. Sebastián Gayá.

El método de cursillos surge en la posguerra española, para dar a conocer a Cristo entre los católicos que practicaba su religión en forma rutinaria y convencional. Había muchos catequizados, pero poco convertidos, cristianos que no vivían en cristiano, que pensaban que la tarea apostólica correspondía únicamente a sacerdotes y religiosos. Numerosos laicos y algunos sacerdotes descubrieron muy claramente el hecho de que también los laicos, por los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, desempeñan un papel activo en la evangelización de la humanidad. La tarea de cursillos es la del primer anuncio y además tiene la vocación de fermentar de Evangelio y llevar la fe cristiana a los diferentes ambientes, especialmente a los más alejados de Dios, mediante el testimonio de vida de sus miembros; todo ello impregnado de un clima de amistad y de alegría.

Los cursillos de cristiandad están extendidos por los cinco continentes y hoy en día, Cursillos funciona en más de 60 países y un promedio de 1500 diócesis del mundo. En concreto en nuestra diócesis de Alcalá de Henares, se suelen realizar tres o cuatro cursillos al año que tienen lugar en una casa de espiritualidad y con una duración de tres días. En definitiva, el cursillo es para todos los que quieran tener una experiencia personal de encuentro con el Señor y con los hermanos.

Cursillos de cristiandad supone experimentar el amor desbordante de Dios tras la experiencia del primer anuncio; reavivar nuestra conciencia de Iglesia; madurar en la fe y vivir con la alegría propia de los hijos de Dios, que nos impulsa a evangelizar nuestros ambientes.

El lema del movimiento es “DE COLORES”, expresión que viene a significar la alegría inmensa que se siente al vivir en Gracia y dejar de ver el mundo de color gris.

José Manuel Lara
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Entrevista a Monseñor Sebastian - Cursillos de Cristiandad