14/9/07

¿Quieres cambiar el mundo?

Día tras día vemos en la televisión las miles de muertes, guerras, enfermedades… que pasan a nuestro alrededor. Pero muchas veces pasamos por desapercibido la peor pobreza y el peor mal: la pobreza interior. La pobreza interna (espiritual digamos) es el origen de todo este caos diario en nuestro mundo. Decenas y decenas de personas que van por la vida aislados con sus cascos no se dan cuenta de que yendo a lo suyo, y con los cascos que les impide oír algo de lo que ocurre, se pierden los dolores y penas del resto

¡No podemos dejar que esto se quede así! Muertes, injusticias, llantos, errores, dolor, faenas, penas, desaliento, humillaciones…TENEMOS QUE HACER ALGO, hay que CAMBIAR EL MUNDO.


Cuando era joven y mi
imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Según fui haciéndome mayor, pensé que no había modo de cambiar el mundo, así que me propuse un objetivo más modesto e intenté cambiar solo mi país. Pero con el tiempo me pareció también imposible. Cuando llegué a la vejez, me conformé con intentar cambiar a mi familia, a los más cercanos a mí. Pero tampoco conseguí casi nada.
Ahora, en mi lecho de muerte, de repente he comprendido una cosa: Si hubiera empezado por intentar cambiarme a mí mismo, tal vez mi familia habría seguido mi ejemplo y habría cambiado, y con su inspiración y aliento quizá habría sido capaz de cambiar mi país y -quien sabe- tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo.

Encontrada en la
lápida de un obispo anglicano en la
Abadía de Westminster


El gran objetivo: ERES TÚ MISMO
Ese es tu punto de lucha, tu meta y tu final de carrera. Hacerse violencia a uno mismo para rectificar nuestra naturaleza herida. Por ello piensa estos días si quieres aceptar esta aventura a la que te invita Dios. Si aceptas el reto de dejar de lado las luces, el consumismo y Cortilandia, y empezar así a plantearte las cosas. Para que estas Navidades de verdad puedas decir que ha “nacido el Niño Dios”, que de verdad haya nacido en ti.

Seguramente ayer no te tocó la lotería, pero si tú quieres, sólo si tú quieres, puede TOCARTE EL GORDO estas Navidades: que renazca Dios en tu vida. Pararte a pensar, empezar a rezar es sin duda el mayor cupón que puedes pillar para que te toque la mejor fortuna de estas Navidades, fortuna que no es semejante a la mayor grandeza que te imagines. Que Dios te acompañe en tu vida diaria es más grande que cualquier sueño, “soñad y os quedareis cortos”


Olvídate de enfados, deja de ser esclavo de la pereza. No seas incrédulo, sino creyente. Deja de encararte con cielo pidiendo señales, pruebas… y empieza a ver que en las cosas más pequeñas se manifiesta Dios a diario. Recuerdas el video que te llego de Tony, el hombre manco: “Tony a dónde están los milagros…y yo siempre digo esto: yo veo la mano, una mano, y cuando levantan la mano para mí eso es un milagro”. Y es verdad, nos emperramos en buscar fuegos artificiales, y norias flotantes, siempre buscando las sombras en vez de las luces. Mira la próxima vez piensa esto:
“Tan milagro es que mañana aparezcan siete soles como que vuelva a amanecer”

“LA GRANDEZA DE UN HOMBRE ESTÁ EN RECONOCER SU PEQUEÑEZ”.Blas Pascals

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