21/2/10

Nuevo año. 2010

Nuevo año. Nuevos proyectos, nuevas ilusiones, el famoso “dejo de fumar”, este año “me pongo a estudiar”….bueno sí, sí. Lo típico. ¿Te lo crees? Yo tampoco. Volvamos al mundo real. El 1 de enero te levantaste igual que siempre. Con las mismas legañas de siempre (más si cabe), los mismos problemas y las mismas luchas. No hay que fliparse, caballeros. La vida sigue igual.

Por eso, porque nos gusta ser realistas, y porque la lucha cristiana es realista, proponemos cosas reales. Nada de utopías imposibles sobre cómo vas a salvar el mundo este año. Nada de “voy a ser bueno”. Todo eso es importante (hay que ser un buen tipo, digo más, el mejor de los tipos posibles, y hay que salvar el planeta), pero para el día a día de nada nos sirven los proyectos imposibles y poco concretos. Es bueno que uno se haga sus propósitos bonitos a inicio de año pero es probable que de la mitad ni te acuerdes. El que avisa no es traidor.

Hoy en Circular, por todo esto, te traemos una propuesta diferente. Una propuesta realista. Algo en lo que te puedes concentrar y en lo que puedes luchar. Lo que podríamos bautizar como… (redoble de tambores)…la renovación de la lucha. Ya, sé que te has quedado igual, por eso vamos a explicártelo.

No sé si recordarás, o incluso si has visto (y si no lo has hecho, éste puede ser tu primer propósito para el año, verla), la escena de Matrix en la que Neo es apresado en la oficina por los agentes y llevado a una sala de interrogatorio. Allí, el siempre trajeado agente Smith, sentado delante del asustado Neo, le propone lo siguiente: si colabora con ellos, el agente Smith se compromete a lo que llama “borrón y cuenta nueva”, esto es, todos los delitos anteriores de Neo (o señor Anderson, como no parará de llamarle) son olvidados y archivados para siempre. “Vida nueva, señor Anderson”. Desde luego, es una propuesta curiosa.

Sí, claro, ya sé que el agente Smith es el malo malísimo de la película, y que Neo nunca aceptará el trato. Pero era una forma más entretenida para ofrecerte un trato. Total, ¿a quién no le gustaría ser el agente Smith alguna vez? La propuesta que te hace Dios es parecida, aunque no lleve gafas de sol (o sí): está dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva con lo sucedido el pasado año, y a que empieces de 0 otra vez. Todos lo proyectos fracasados, todas las cagadas, todos los errores…se archivan. Todo queda olvidado. Y empiezas otra vez. Otra vez en las mismas luchas, las mismas metas. Si quieres dejar de fumar o forrarte a matrículas, genial. Pero sobre todo céntrate en lo que sabes que debes mejorar y que nunca te sale. Concéntrate en esa pereza al levantarte, en no ser tan borde en casa, en no quedarte “anclao” toda la tarde en la televisión en lugar de estudiar, en rezar ese rato todos los días que te propusiste 230.458 veces, etc. Todos sabemos todas las cosas que tenemos que hacer, que mejorar. Y eso mismo es lo que Dios te propone para este año. Que sigas luchando con más ganas, con más ahínco. Que renueves la lucha, a machete.

Tres pasos sencillos para todos los públicos. El primero es que reces un rato y le preguntes a Dios en qué tienes que mejorar, en qué quiere que trabajes. Que te ayude a hacer examen de conciencia. Una vez que lo sepas llega el segundo paso: reconciliarte con Dios, limpiarte la cara de la mugrecilla del año. Asalta a un cura y confiésate bien. Es como cuando Rocky Balboa iba a su esquina después de un asalto; se le limpia la cara, se cierran las heridas… para poder empezar el siguiente al máximo posible. Y el último paso, el más difícil pero emocionante. Es el manos a la obra. Comenzar día a día a trabajar en lo que te has propuesto. Siempre pidiendo ayuda al Señor, que para eso está, para ayudarte. “That easy”, que dicen nuestros amigos del té.

Ya sabe lo que tiene que hacer. Usted decide. Buena suerte, señor Anderson.

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